“Qué boquita que tenés, nena”, “si no te ponés la tanga roja, conmigo no aprobás” y “¿estuviste chupando p…s?”, son algunos de los comentarios que estudiantes de la Facultad de Odontología de la UNLP denuncian haber recibido de sus profesores y que se suman a expresiones xenófobas, clasistas y denigrantes, al acoso en redes sociales y a presuntos tocamientos de partes íntimas y hasta forcejeos. Los testimonios son más de 200, apuntan contra más de 20 docentes y proliferaron en la cuenta de Instagram de un graduado de la misma unidad académica, que comenzó a recibir un aluvión de acusaciones luego de que compartiera una nota en la que se informaba sobre el apartamiento preventivo de tres docentes.
Como informó oportunamente un portal local de noticias, tras hacerse públicas dos denuncias de abuso sexual –una con carácter penal– y otra por abuso de poder, la Facultad decidió “apartar preventivamente a los docentes, hasta que se aclare la situación”. Las experiencias relatadas ahora, en tanto, ocurrieron en un lapso de tiempo que abarca desde el año 1996 a la actualidad y también apuntan contra el Centro de Estudiantes, al que se señala por una supuesta complicidad.
“Terminás la carrera sin ganas de volver a pisar la facultad”, comienza uno de los relatos y, tras mencionar el nombre de una materia, cita una respuesta proferida por un docente: “Le pregunté si podía arreglar una caries o dos y, delante del paciente, me dijo: ‘Si vos te operás las tetas ¿te operarías una o dos?’. Te denigraba por ser mujer y te mandaba a la cocina. A veces era tan desubicado que hasta los pacientes se quedaban sorprendidos por el trato”.
“En el curso de ingreso la pasé muy mal con la discriminación por ser morocha de parte de varios docentes”, cuenta en esos escritos otra estudiante que, tras mencionar a un profesor, afirma: “Una vez me dijo que si no me ponía la tanga roja yo no aprobaba”. Luego de relatar que el mismo docente hasta el día de hoy le pone trabas en una materia y que la humilló frente a varios colegas, la joven menciona a otro profesor, también del ingreso, y denuncia: “Maltrató verbalmente a tres compañeras y nadie dijo nada. A una chica la sacó del brazo y le dejó marcado. La hizo llorar por saltar a defender a otras”.
La enorme cantidad de denuncias públicas coparon las redes sociales en medio del escándalo, pero hasta el momento los denunciantes han solicitado mantener sus nombres en reserva por temor a posibles represalias.
El mayor miedo expresado en los comentarios es a que se les impida recibirse. En ese aspecto, cabe recordar que una de las denuncias que motivó el apartamiento momentáneo de los docentes fue por abuso de poder y el denunciante afirmó que tuvo que rendir seis veces la misma materia porque el docente lo había puesto en una “lista negra”. “Tené mucho ojo con lo que hablás de mí. Ya me vinieron a contar lo que dijiste. Ya avisé que te sigan grabando y filmando. Ni bien tenga pruebas, hablo con las autoridades de la Facultad y te hago expulsar”, escribió el docente en un mail a su alumno.
Los comentarios sexuales, velados o directos, habrían sido abundantes. En un caso, una estudiante que tenía una inflamación en la boca asegura que un docente le preguntó si “había estado chupando pijas”. Un estudiante recordó el momento de gran incomodidad que vivió cuando un profesor le dijo insistentemente a una alumna que, para aprobar, iba a tener que hacer un “pe te” -invirtiendo las iniciales de “trabajo práctico”-, con doble sentido. “Si querés recibirte, vas a tener que hacer un muy buen pe te”, insistió tres veces el docente. “Yo no me animé a decir nada por miedo a desaprobar”, afirmó el estudiante y concluyó: “Aunque tampoco me reí, me transformó en su cómplice”.
Otra acusación sostiene que un docente amenazaba a las alumnas que no querían salir con él. En la misma línea, una estudiante denunció que un profesor le dijo “qué boquita que tenés, nena” y que, en instancia de examen, frente a decenas de alumnos, le pidió que lo acompañara “a tomar una cerveza”. Incómoda y nerviosa, ella respondió que no iba a ir con él a ningún lado. Entonces el profesor le quitó el examen, que aún no había terminado, se lo dio a su colega y le preguntó: “Esta, ¿está aprobada o probada?”. Cuando el otro profesor le respondió “aprobada”, le devolvió la evaluación a la joven, que la completó, pero finalmente fue desaprobada. Lo mismo pasó en el recuperatorio. En la segunda instancia de recuperación, cuando vio que iba a pasar lo mismo y que iba a tener que recursar la materia, la estudiante se fue llorando y sus amigas intercedieron ante el docente, que les respondió: “Díganle que está aprobada. Jamás leí un examen de ella. Yo le ofrecí ayuda desde el primer día y me respondió muy mal, delante de todos”.
Esas son algunas de las acusaciones de hechos que habrían tenido lugar en las aulas de la unidad académica de 1 y 50. También existen otras sobre situaciones vividas en contextos extracurriculares, como fiestas de la facultad. A las mismas se suman las experiencias de alumnas que debieron bloquear de sus redes sociales a profesores a los que acusaron de acoso.
En medio de esta situación, la Secretaria de Género y Diversidad de la Facultad de Odontología emitió el último martes un comunicado en el que sentaba posición sobre lo sucedido: “Manifestamos nuestro repudio y reafirmamos nuestro compromiso con el desarrollo de políticas institucionales tendientes a prevenir, atender y erradicar las violencias, evitando prácticas y o conductas que las produzcan o reproduzcan”, rezaba el escrito. Tras aclarar que los hechos por los que se denunció penalmente a un profesor ocurrieron fuera del ámbito académico y que sobre los otros dos docentes no pesa una denuncia formal, el comunicado informaba además sobre el apartamiento de los tres acusados y que la Secretaría se había puesto a disposición para recibir denuncias.
TRATO HUMILLANTE Y DISCRIMINACIÓN
La nómina de docentes señalados por alumnos de la Facultad de Odontología supera los 20 e incluye tanto a profesores como a profesoras, lo cual daría cuenta de que los casos que salieron a la luz recientemente no son aislados. Además de las acusaciones de acoso, los testimonios hablan de maltrato verbal y físico, humillaciones, discriminación por clase y xenofobia.
En un caso se menciona a una docente que estaba “siempre discriminando (a los estudiantes extranjeros), diciendo que se vayan a su país, que roban el trabajo a los argentinos, que mi compañera colombiana era la manzana podrida del grupo”. Otro sostiene que un profesor solía decirle a los estudiantes del interior que “los aprobaba si se iban a ejercer a sus provincias” y agrega: “Lo mismo siendo morocho. Todo discriminación”.
Las denuncias también apuntan a la presunta complicidad del Centro de Estudiantes. La agrupación que lo conduce, el Movimiento Odontológico Independiente (MOI), sin embargo, se pronunció poco después de que se dieran a conocer los hechos. “Repudiamos todo acto de acoso, abuso y maltrato. En estos tiempos, en donde los estudiantes hemos ganado tantos derechos, no se puede seguir sufriendo atrocidades que dañen nuestro desarrollo como futuras personas y profesionales”, indicó la agrupación que lleva tres décadas al frente del Centro. En 2022 el MOI ganó con el 86.7% de los votos, frente al 11.4% de Franja Morada, la única alternativa que se presenta históricamente dentro de la facultad.
Otros relatos sostienen que había docentes que discriminaban “por no tener materiales (de trabajo) de marca” o “por no tener un iPhone”. En un caso, una alumna contó que llevó un certificado de trabajo para inscribirse en una cursada y una profesora le dijo: “Esta Facultad no es para gente que trabaja ¿estás segura de seguir?”.
En cuanto al trato humillante, un testimonio da cuenta de que durante la pandemia, en una clase por Zoom, el docente “nos gritó y maltrató tanto que un par de compañeros tuvieron que irse”. En el mismo relato se menciona a otro docente que “no solo te grita, te ningunea y te trata de burro, sino que también trata mal a los pacientes”.
Por su parte, otra persona refirió que, al desaprobar un examen, un docente le gritó “en la cara, enfrente de todos los alumnos, que no sabía nada y que no me iban a aprobar”. Tras contar que denunció el maltrato ante el centro de estudiantes, agrega “por supuesto, no hicieron absolutamente nada”.
Un relato de 2011 sostiene que una profesora a la que también acusa de maltratar pacientes, solía humillarlos. “No podías preguntar nada porque si a ella le parecía una boludez, se calentaba y te tomaba de punto”, detalla.
Sobre otra docente, una persona que necesitó tratamiento psicológico para no abandonar la carrera aseguró que los “denigraba” usualmente. “Nos decía que parecíamos espermatozoides porque no nos daba la cabeza. Nos humillaba y maltrataba”, contó al respecto. Tras agregar que la docente trató de “imbécil” a una joven que se cayó y se lastimó en la Facultad, afirmó además que pensó en ir a hablar con el decano Gabriel Lazo pero le “daba miedo” no aprobar y no poder recibirse. Su testimonio no es el único que habla de la necesidad de recibir asistencia profesional. Además, en la multiplicidad de denuncias también hay casos que refieren que abandonaron cursadas y hasta la carrera misma por no poder soportar el maltrato.
ABUSO FÍSICO
El trato que los alumnos denuncian que recibieron por parte de sus docentes no se limitó solo al plano verbal. Una estudiante contó que una profesora “jaló del brazo súper fuerte a una alumna y luego le gritó horrible”. Otra situación similar, pero en otra materia, fue relatada por su protagonista: “Yo estaba por entrar (al aula) y tenía una colita en vez de un rodete”, contó. Tras referir que la docente se lo indicó de mala forma y que ella le pidió que le hablara bien, agregó que cuando estaba a punto de hacerse el rodete, la docente la tomó “del brazo de tal manera que me volaron los anteojos” y luego la reprendió a gritos en el pasillo.
También en el plano físico se menciona la actitud impropia de al menos dos docentes, dentro de la facultad. En un caso, un estudiante refiere que, en 2017, presenció cómo un profesor “tocaba a las alumnas y solo aprobaba a las ‘lindas’”.
Otra alumna refirió, en tanto, la incomodidad que siempre sentía cuando un docente, con la excusa de enseñarle a usar el instrumental, “me agarraba por atrás y la mano, para que tome mejor la turbina”. Además agregó que ese profesor estaba “todo el tiempo tratando de generar una instancia para invitarte a salir”.
De los tres docentes apartados, dos fueron acusados de abuso sexual. En un caso, la denunciante acudió a la Justicia y relató que todo ocurrió en el consultorio particular del docente, para quien trabajaba. En su denuncia expone que el hombre tocó sus partes íntimas en más de una oportunidad. El otro caso fue en el marco de las prácticas profesionales que se realizaban en una unidad de pronta atención y la alumna también refiere que otro docente la tocó del mismo modo, en una ocasión, y que además la humilló en público. En su caso, no hizo la denuncia policial.
Hasta el momento, los relatos publicados en el perfil de Instagram del graduado de la Facultad tampoco han sido planteados en una instancia judicial. El profesional -cuyo nombre prefiere mantener en reserva- informó a un portal local de noticias que el trato que recibió durante los siete años que le llevó la carrera fue “muy malo”, al punto tal que se ha peleado con varios profesores. “La verdad que la gente ahí adentro la pasa muy mal”, afirmó y agregó: “Es un asco”. “Me sorprende que la UNLP no se haya pronunciado como institución porque es tremendo: me escribió gente que cursó en el ‘96 y al día de hoy siguen pasando las mismas cosas”, lamentó.
Vale destacar que para la confección de la presente nota un portal local de noticias se comunicó tanto con las autoridades de la Facultad de Odontología como de la propia Universidad, quienes hasta el momento se negaron a hacer nuevos comentarios al respecto, más allá de los comunicados oficiales que dieron a conocer luego de que salieran a la luz las primeras denuncias.