Flor es una joven de La Plata que hace algunos años entró en un universo lleno de hombres: Ingeniería Electrónica. Hoy les da clases de matemática a chicos de primaria y secundaria.
Su alma de docente no es nueva. Recientemente también dio clases de piano. Se lo agradecen con tiernas cartas: “A dónde vas, dejás ese brillo que muy pocas personas tienen”.
En diálogo con LAPLATA1.com, la joven cuenta que lleva una triple vida: piano, tecnología y marketing se mezclan.
“Empecé a dar clases de matemática para aprovechar al máximo el día a día. Anteriormente ayudaba a familiares más que nada por la pasión a las matemáticas, pero ahora empecé a monetizarlo”, cuenta.
“Mi objetivo es ayudar a estudiantes de primaria y secundaria a comprender y disfrutar también de la materia. Y obviamente es un ingreso adicional que me sirve. Pero la realidad es que tampoco lo tomo como un trabajo aunque lo sea porque me encanta enseñar matemática”, indica Flor.
Sobre las clases de piano, recuerda que su madre la envió al Conservatorio de Música Gilardo Gilardi. Fue desde los 4 a los 16 años: “Las clases de piano las comencé a brindar en la cuarentena porque, al igual que muchas personas, estaba buscando formas de sustentarme pero también para mantener la mente despejada. Lo hacía mientras cursaba Ingeniería. Las clases las daba en línea y luego presenciales”.
Flor usó la cuarentena para avanzar con numerosos cursos. Se metió en edición de videos, marketing, ventas por Facebook. Evidentemente le gana la curiosidad, aunque aclara: “Siempre terminan siendo cosas relacionadas con la tecnología, que es lo que más me gusta”.
¿Por qué Ingeniería Electrónica? La joven cuenta que en el último año de secundaria acudió a una Expo UNLP cargada de stands y hubo una sola situación que le llamó la atención: un robot que se movía. Consultó y le comentaron sobre la carrera. No dio muchos rodeos: era eso lo que quería: “No me veía en otra carrera”.
Era un mundo universitario copado por varones: “Cuando entré éramos pocas mujeres. En un salón de 60, ponele que éramos solo 5. Pero la verdad es que no me causó dificultad. Nunca me sentí incómoda. Pero sí obviamente tuve una cierta reacción de sorpresa al principio. Pero ahora está más equilibrado”. Una emprendedora de la curiosidad.