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Nació en La Plata, se fue a jugar al rugby a Francia y ahora busca crear un barco robótico para descontaminar el agua

Alan D’Alfonso Peral lidera el proyecto de Geneseas, un barquito robótico que usa inteligencia artificial y energía solar para limpiar residuos que flotan

Nació en La Plata

Alan D’Alfonso Peral es un platense de 40 años que cuando era adolescente y jugaba al rugby en el Club Universitario se le abrió una oportunidad para viajar a Francia y la aprovechó. Según contó a TN Tecno, recibió una oferta a los 15 años para jugar de manera profesional en la tercera división francesa, y desde entonces vive en el país europeo.
Ahora de adulto, y con los valores del deporte presentes, encabeza el proyecto para crear el Geneseas, un singular barquito robótico que funciona con inteligencia artificial y energía solar con un propósito de base: limpiar los residuos e hidrocarburos que flotan en mares, puertos, lagunas y fuentes. También procura generar conciencia.

En Europa, descubrió que una de sus pasiones era navegar y bucear: “He navegado más de 8.000 millas en el Atlántico y en el Mediterráneo. Una vez, en las islas de Frioul, cerca de Marsella, estábamos buceando con un amigo y encontramos más desechos que lo usual. Había demasiados. Fue entonces cuando decidimos crear una la fundación Recyclamer para sensibilizar y educar a las generaciones futuras sobre la contaminación del agua”.
Según relató, lo fabricó en el salón de su casa. Una vez terminado el primer prototipo, lo presentó y el capitán de un puerto se lo quiso comprar inmediatamente, ya que “no había nada en el mercado y es realmente una necesidad”. “Entonces, decidí hablar con otros capitanes para realizar un producto adaptado, que terminó siendo una patente. Pedí un crédito y creé la empresa. Quería terminar mi idea, y cuando tuve otro prototipo, hice una ronda de negocios. Coticé la compañía y vendí el 15%. Eso me permitió desarrollar la aplicación web, para pilotear el robot a distancia, y financiar el desarrollo de la inteligencia artificial del robot”, explicó.

La primera venta fue en La Rochelle, el puerto más grande de Europa. A partir de ahí también fue comprado en Ibiza, Palma de Mallorca, Mónaco, Valencia y Barcelona, entre otras ciudades.
A partir del éxito, Alan estuvo invitado en la cumbre del G7; y ganó premios en Países Bajos, París, Mónaco, Suiza, España y Portugal.

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