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En el repaso de las razones detrás de la baja participación electoral en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y de un nuevo triunfo de la derecha en ese distrito del país, Fausto Frau propone analizar el origen del problema: la reforma constitucional de 1994; y advirtió que esa reforma dejó “cuatro cosas que son una basofia, que son las culpables en parte de que estemos como estamos”, una de ellas, la propia capital.
“La Ciudad Autónoma de Buenos Aires aparece en 1994, con la última reforma constitucional, cuando se crea una ciudad autónoma, una especie de ciudad-estado, más parecida a Washington D.C. que a una provincia”, comenzó explicando el militante en su columna de Código Baires; y continuó: “Un lugar en el que nunca ganó el peronismo, y muy pocas veces se impuso en una elección nacional”.
Es que según Frau, con la intención de garantizar su reelección, el ex presidente Carlos Menem acordó con el líder radical Raúl Alfonsín esa reforma, que terminó imponiendo al país una serie de mecanismo pensados por el “padre de la democracia” para garantizar la presencia de su espacio político en los órganos de poder y para mermar al justicialismo.
Cuatro fueron, de acuerdo al militante del Frente Renovador, estos errores:
El primer, y uno de los más graves, la eliminación del Colegio Electoral, un sistema que “pretendía equiparar a las provincias y ser más federal”; pues aseguró, el voto directo actual desdibuja esa equidad. “Con ese sistema el peronismo no hubiera perdido ni una elección desde 1994. Hubieran ganado Daniel Scioli, Sergio Massa y Eduardo Duhalde”, aseguró.
En cambio, remarcó, con el voto directo una minoría concentrada territorialmente impone su voluntad sobre el conjunto: “Milei sacó el 56 por ciento, pero no lo votó el 56 por ciento del país, lo votó el 30 por ciento de los electores”.
Otro punto cuestionado es la figura del tercer senador, que como aseguró, transformó la Cámara Alta en “una mini Cámara de Diputados”. Antes, recordó Frau, “el Senado tenía dos senadores por provincia que eran del oficialismo. Entonces se discutían los intereses de las provincias”. Hoy, con la inclusión de un senador por la oposición, la representación federal quedó diluida. “¿Cómo se discuten los intereses de las provincias si tenés tres tipos que no están de acuerdo?”,. añadió.
El balotaje es el tercer gran problema o la tercer trampa de Alfonsín; un instrumento diseñado “contra el peronismo”. Es que según recordó fue incorporado por una dictadura en 1972 con el objetivo de impedir la elección de Juan Domingo Perón. “Si Sergio Massa sacó 37 puntos y el segundo sacó 30, tendría que ser presidente. Pero con la excusa de la democracia, la república y todas esas palabritas que usan para cagar al pueblo, metieron el balotaje”, disparó. En su mirada, ese mecanismo no responde a una lógica democrática, sino a una maniobra para evitar que el candidato más votado acceda al poder.
El cuarto punto crítico fue, volviendo a principio del análisis, la creación de la Ciudad de Buenos Aires como entidad autónoma, lugar que Frau describió como “un reducto antiperonista y gorila”. Pues, señaló, desde su creación “nunca ganó el peronismo a nivel de jefe de Gobierno” y la autonomía fue diseñada “para darle más poder a la oposición”. Y como Washington D.C., una ciudad-estado que no se asemeja a ninguna provincia y que concentra un poder desproporcionado respecto del resto del país.
Por último, Frau reconoció que la reforma constitucional de 1994 tuvo aspectos positivos, pero remarcó que su trasfondo fue una negociación política entre Carlos Menem y Raúl Alfonsín, en la que el primero impuso solo sus ambiciones personal, y el segundo, los intereses de su partido. “Alfonsín pidió poder político para la oposición. Menem pidió poder ser reelecto”, resumió el militante; y sumó: “La ambición del Turco llegó demasiado lejos esta vez. Tenemos un dirigente que no pensó en su partido, y otro que sí”.
