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En una nueva edición de su columna Cuadros Técnicos, Leonardo Di Lorenzo abordó uno de los temas más urgentes en la agenda urbana: el tránsito y la movilidad en la ciudad de La Plata. Aunque tenía previsto tratar otro tópico, reconoció que “la renovación de plazas y las complicaciones del tránsito también son tema de agenda“, y que lo obligaron a cambiar el rumbo del análisis.
Di Lorenzo recordó algunos de los planes de ordenamiento urbano anunciados en años anteriores pero que quedaron inconclusos o fueron directamente abandonados. “Estuve recolectando papeles amarillos que dicen ‘estamos ordenando la ciudad’. Hubo un plan, no sé si se acuerdan”, ironizó, y enumeró ejemplos como la reubicación de la terminal de colectivos, la conexión entre el Puerto de La Plata y la Ruta 6 a través de la calle 90, o el proyecto de bicicletas compartidas, que “existió brevemente y después nunca más”. También mencionó una propuesta de viaducto entre Ringuelet y Tolosa por encima del ferrocarril Roca, que “está la ordenanza presentada, por ahí algún día la rescatan”.
Consultado sobre posibles soluciones estructurales para el ingreso a la ciudad, Di Lorenzo no descartó la necesidad de avanzar con obras de gran envergadura: “En algún momento va a haber que encarar alguna de esas megaobras, porque sino no hay salida, sino siempre va a ser un caos”. Y sugirió que esas obras podrían ir desde “el monorriel, que venga por arriba y conecte todo el corredor norte con el centro”, hasta el ya mencionado viaducto.
En ese contexto, criticó la implementación a medias de algunas iniciativas pasadas. “Tuvimos varios intentos de medidas, pero todas fueron a medias”, dijo. Recordó el sistema de trasbordo en la República de los Niños, que “funcionaba, pero después no alcanzaban los micros para venir a la ciudad. Se llenaba de gente esperando un colectivo que no llegaba nunca”. Para él, el problema no es la falta de disposición de los ciudadanos, sino la ineficiencia del sistema: “Si ponés en serio una medida así, la gente la va a usar, pero si funciona bien. ¿A quién no le gustaría usar un colectivo para venir a La Plata y llegar a tiempo?”.
Uno de los puntos que más destacó Di Lorenzo es la falta de cobertura del transporte público en áreas relativamente céntricas. “No hay garantía de transporte en las primeras 30/35 cuadras desde las piedras fundacionales de la ciudad, y eso es una catástrofe. Estando a 30 cuadras de Plaza Moreno te convenga más ir en auto que tomar el transporte público es una locura”.
Además, puso en evidencia las contradicciones entre el discurso de planificación moderna y la realidad cotidiana: “Los microcentros de todas las ciudades del mundo se manejan en este nuevo y moderno plan de la ciudad de 15 minutos, o caminando, o en bicicleta, o movilidad pública. A nadie se le ocurre ir a los centros de las ciudades en auto”.
También cuestionó la falta de soluciones viables a la congestión vehicular dentro del casco urbano. “Tenemos una ordenanza que declara como zona de concentración vehicular de la ciudad de La Plata, de calle 1 a 20, y de 38 a 60. ¿Qué solución me dan? Que no se pueda ingresar con vehículos particulares a esa zona. Llego a 1 y 38 y ¿qué hago si tengo que ir al otro extremo? ¿Cómo voy, caminando?”.
Respecto de los fracasos en la implementación de restricciones vehiculares por patente, fue contundente: “Primero era un chino saber cuándo te tocaba y cuándo no”, dijo, y criticó la falta de controles: “El control de eso no lo hacía nadie. Además, la viveza siempre del argentinismo de ponerle una cinta negra a un pedazo de la patente para cambiar los números”.
Uno de los momentos más críticos de su intervención llegó al referirse a las obras en Plaza Italia y Plaza Rocha, donde según explicó, “están tapando los adoquines y está haciendo todo más lento todavía”. Cuando preguntó oficialmente por la duración de las obras, recibió una respuesta insólita: “La obra va a durar ‘varios días’ y si es que afloja la lluvia de hoy, esa fue la especificación técnica”. También ironizó sobre el rol de quienes organizan el tránsito en las zonas afectadas: “Preguntamos cuál es la función de los muchachos que se paran encima de las vallas con los brazos cruzados”, y propuso que “varias cuadras antes se empiece a desviar, y no hacer doblar a todos en 45”. Según la información recibida, las únicas soluciones ofrecidas por las autoridades fueron que “la ciudadanía de La Plata tiene que tener paciencia y la solución es salir con más tiempo”.
Por último, planteó que el tránsito es un problema transversal que requiere coordinación entre múltiples actores. “Los colegios privados que en su mayoría entran los chicos entre 7:15 y 7:30, ahí tenés un bloque de gente moviéndose; los colegios públicos entran a las 8, entonces sabés que entre 7:30 y las 8 es imposible andar”. A eso se suma “la horrible costumbre de que si se puede meter el auto casi en la puerta del colegio para que entre el chico, incluso parando en doble fila”.
