Oscar Butvilofsky vive hoy en Crespo, un pueblo de Entre Ríos, y cuando tenía 36 años descubrió que había transitado hasta allí en una mentira: sus padres no eran sus padres biológicos, sino adoptivos. Supo que, en realidad, había nacido en La Plata. Cree que hay algo oscuro.
“Yo nací supuestamente el 9 de Julio de 1965. Fui anotado en el Registro Civil de Tolosa y en el 2011 acudí personalmente a ese lugar. Me dijeron que mi partida de nacimiento era apócrifa”, dice en diálogo con LAPLATA1.com.
“En aquel tiempo permitían que las inscripciones de un bebé recién nacido se hicieran con solo presentarse una sola persona y dar su nombre y el nombre de su pareja, fecha de nacimiento y el de la partera. Ni siquiera pedían dónde había nacido”, señala Oscar.
Luego de que fallecieran sus padres adoptivos, le contaron la verdad: “Una tía hermana de mi madre adoptiva me dijo solamente que era adoptado y que me habían buscado de La Plata. En aquel entonces mi madre adoptiva tenía una hermana en La Plata que fue la encargada de todo el trámite de Apropiación y de hasta pedir mucho dinero a mis padres de crianza para pagar los costos”.
“Durante casi 20 años ninguno de mis familiares de crianza me aportó ningún dato porque, según ellos, juraron un secreto de familia y no acceden a decirme la verdad. Es muy difícil pero yo no me quedé. Seguí con mi búsqueda y logré hacerme 3 ADN ancestrales. De estos resultados sale un parentesco muy cercano con una prima segunda que es de La Plata. Le mandé mensajes y no me contestó nunca. Pero gracias a la ayuda de una persona que está en esto de los ADN ancestrales pude localizar el apellido que tenemos en común con ella. De aquí sale el apellido Spizzirri, que son también de La Plata”, subraya Oscar.
“Creo que estoy cerca pero yo estando en Entre Ríos y, por la razón de que no saben de mí, es imposible llegar a ellos. Lo podría lograr por la ayuda de alguna persona conocida de La Plata que les explique mi intención de encontrar mi familia biológica, sin ningún interés material. Solamente quiero saber mi identidad de origen. Me encantaría poder conocerlos y, si no me aceptan, está todo bien. Solamente saber la verdad: si me dieron por voluntad de mis padres biológicos, o creen que fallecí al nacer, o me robaron, la historia que sea”, agrega.
En su pueblo, Oscar es mirado de reojo. Creen que esta búsqueda de sus raíces es una “traición” a sus padres adoptivos.
“Yo no tengo ninguna bronca ni desilusión. Yo todo lo que viví fue bueno con ellos. De hecho seguí el oficio de mi padre. No guardo ningún rencor hacia ellos, pero desde hace 20 años sí me ha afectado en mis emociones y repercute en mi señora y mis tres hijos. A veces ando mal porque me meto en este tema. No es una curiosidad. Es una necesidad de saber quiénes fueron mis padres biológicos”, aclara
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¿Y alguna vez sospechó que sus padres podrían no ser sus padres biológicos? “A mi trajeron de chiquito, de recién nacido desde La Plata. Siempre confié en que ellos eran mis padres. Nunca sospeché. Mis padres siempre me quisieron un montón, me dieron todo, nunca sentí una discriminación ni de ellos ni de mis otros parientes”.
Y cierra: “Mis parientes me lo podrían solucionar y no lo quieren hacer. Por ejemplo, mi tía de crianza que estaba en La Plata. Le pedí de rodillas información y me agredió y me insultó. Yo creo que hay algo oscuro. Algo se está ocultando”.
