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A un año de su desaparición física, familiares, amigos y compañeros de lucha y militancia de Walter Docters realizaron un homenaje plantando un Ginkgo Biloba ó “Árbol de la Vida” en el ex centro de clandestino de detención conocido como el “Pozo de Arana”.
“Este era un lugar era muy significativo para él, por eso quisimos hacerlo acá, para honrar el legado que nos dejó para seguir luchando por Memoria, Verdad y Justicia”, explicó Silvia Fontana, esposa de Dócters, a la vez que indicó que durante la jornada se mezclaron “la alegría se estar rodeados de tanta gente que lo conoció y quiere honrar su lucha, y la tristeza por su partida física, porque para nosotros todavía esta acá”.
“En una charla hace un tiempo, un jovencito le preguntó: ¿Cuando recuperaste tu libertad que hiciste? ¿habrás dejado de militar?. Y el le dijo claramente: No, yo nunca voy a dejar de militar. Voy a militar hasta el día que me muera. Y así fue, así lo hizo”, agregó la compañera de vida del homenajeado.
El acto contó con los principales referentes de los derechos humanos de la región, como Rubén López, hijo del dos veces desaparecido Jorge Julio López; Rosa Bru, madre de Miguel Bru estudiante de periodismo desaparecido en democracia, Roberto Cipriano de la Comisión Provincial por la Memoria y Marta Ungaro, entre otros.
Sin embargo no hubo acompañamiento oficial de la Subsecretaría de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires, que prohibió colocar una placa en el lugar y no envío representantes al evento a pesar del pedido mayoritario de los organismos que si estuvieron presentes.
Walter Docters: Una historia de lucha por los derechos, la memoria, la verdad y la justicia
Walter Roberto Docters nació el 23 de octubre de 1955 en La Plata, provincia de Buenos Aires. Durante su juventud, fue delegado estudiantil y miembro de la Coordinadora de Estudiantes Secundarios, participando activamente en la lucha por reivindicaciones como el boleto estudiantil. Además, militaba en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT).
El 20 de septiembre de 1976 fue secuestrado en la terminal de ómnibus de La Plata junto a su primo de 15 años. Fue trasladado al centro clandestino de detención conocido como el Pozo de Arana, donde fue sometido a torturas, incluyendo picana eléctrica y “submarino”. Posteriormente, fue trasladado a otros centros clandestinos como el Pozo de Banfield y el Pozo de Quilmes. Finalmente, pasó por varias cárceles, incluyendo la Unidad Penitenciaria N° 9 de La Plata, la Cárcel de Caseros y la Cárcel de Devoto, hasta obtener la libertad vigilada en 1983, después de más de siete años de detención ilegal.
Tras recuperar su libertad se dedicó a la lucha por la memoria, verdad y justicia. Actuó como testigo en numerosos juicios relacionados con delitos de lesa humanidad, incluyendo el Juicio a las Juntas en 1985 y el juicio contra el represor Miguel Osvaldo Etchecolatz. En total, brindó 34 testimonios judiciales como querellante.
En 2016, publicó el libro “Arana, centro de tortura y exterminio”, donde reconstruye detalladamente el funcionamiento del Pozo de Arana, incluyendo testimonios de sobrevivientes, semblanzas de personas desaparecidas y aportes del Equipo Argentino de Antropología Forense. El objetivo de la obra es ofrecer a las nuevas generaciones una comprensión profunda de las atrocidades cometidas en ese centro clandestino.
Falleció el 11 de abril de 2024, a los 68 años, dejando un legado de compromiso inquebrantable con los derechos humanos y la justicia.
