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Gustavo Grabia presenta su ciclo de casos policiales emblemáticos: “Será la voz de la gente la que nos llevará a descubrir la verdad”

¿Cómo un lugar pacífico se transforma en un rincón macabro y opresivo? ¿Y qué sucede con sus habitantes, a partir del día posterior al hecho? Esos son algunos de los interrogantes que el periodista buscará despejar desde este domingo en Crónicas: pueblo chico, infierno grande, por América

Gustavo Grabia presenta su ciclo de casos policiales emblemáticos: “Será la voz de la gente la que nos llevará a descubrir la verdad”

20 Ago, 2023
Por Sebastián Volterri
La pantalla de América continúa sumando contenidos. Y una de las nuevas propuestas llega en la noche de este domingo con Crónicas: pueblo chico, infierno grande, una docuserie policial en la que cada semana Gustavo Grabia trasladará a un destino de la Argentina reconocido por haber sido escenario de un crimen que conmocionó a la opinión pública. Y desde allí, desde el lugar de los hechos, empezar a descifrar la trama oculta.
“Con Iván (Drinko), el capo de la productora Corner, pensamos que se podían tocar casos policiales emblemáticos desde otra perspectiva. La idea era interesarnos en los casos policiales que hayan modificado la vida de un pueblo, pero de pueblos chicos, bajo el concepto de ‘pueblo chico, infierno grande’”, detalla el periodista, en diálogo con Teleshow.
El motín de Sierra Chica, el secuestro y asesinato de Matías Berardi y el femicidio de Micaela García son algunos de los sucesos que mantuvieron en vilo a todo un país, y que no quedaron al margen de este nuevo ciclo. La tarea será determinar no sólo qué pasó con cada caso en particular, sino también, qué ocurrió en esos pueblos.
“Pero no estará contado desde el periodista -advierte Grabia-, sino que yo soy el vehículo para que quien hable, sea el pueblo. Eso fue lo que propusimos y eso fue, por suerte, lo que conseguimos: que los que hablaran sean los vecinos, las víctimas, los victimarios. Que el periodista no esté omnipresente sino que simplemente sea la voz de la gente la que te va llevando por el caso para tratar de descubrir la verdad y cómo se reconstituye un pueblo después de eso”.
La elección de los casos responde a varios parámetros que tuvieron en cuenta, como por ejemplo, cuánto tiempo transcurrió desde el hecho, para poder ubicar a testigos, víctimas, victimarios y pobladores de esa época. Pero también, cuánto realmente sacudieron el ámbito mediático y llenaron las páginas de los diarios durante varias jornadas.
Uno de los temas a tratar será la recordada Masacre de Monte, la muerte de cuatro jóvenes -tres de entre 13 y 14 años, además del conductor, de 22- ocurrida en la madrugada del 20 de mayo de 2019, tras la persecución y tiroteo realizados por miembros de la Policía bonaerense sobre el vehículo en el viajaban; solo quedó una sobreviviente, Rocío. “En nuestro programa habla por primera vez ella, además de los padres, toda la comunidad de la zona, la preceptora de los chicos y sus compañeros”.
Otro de los emblemáticos casos es el motín de Sierra Chica, que comenzó la tarde del sábado 30 de marzo de 1996 y finalizó ocho días después, por parte de 13 presos que intentaban fugarse. Los amotinados se dirigieron hacia la entrada principal y, cuando la guardia armada comenzó a disparar, usaron como escudo a los guardiacárceles que habían apresado. Al frustrarse la huída, el grupo se replegó en el interior del penal y tomó rehenes, atacó a integrantes de una banda rival, varios de los cuales fueron asesinados, descuartizados e incinerados en el horno de la panadería. Posteriormente llegaría la noticia de que con la carne humana se prepararon empanadas.
“Es el caso más antiguo que tratamos, el motín más sangriento y duradero de la historia argentina. Lo hicimos con la premisa de llevar a uno de los (conocidos como) 12 apóstoles. Es nada menos que el Gitano Acuña, quien fue, entre otras cosas, el que cocinó las empanadas de carne humana: él cuenta cómo lo hizo”, detalla Grabia.
“Además entrevistamos a un guardiacárcel que estaba como francotirador en esa toma, ubicado en la torre de control, esperando la orden de disparar. Contó cómo vivía él esa toma, en la cual tuvo que estar en ese puesto todos los días mientras tenían a sus compañeros de rehenes, mientras pinchaban a algunos de sus compañeros, y él lo estaba viendo. O mientras atacaban y mataban a otros presos, o jugaban al fútbol, como él nos cuenta, con el cráneo de uno dos de los presos asesinados”.
“Lo que me llamó la atención es cómo algunos pueblos intentan sepultar lo que pasó, olvidarlo pese a que aún no se ha llegado a la verdad -destaca el conductor de Pueblo chico…-. Como el caso de Dennehy, un pueblo muy chiquito, de 70 habitantes, cerca de 9 de Julio, que se dio en llamar El pueblo de los infieles, donde mataron a un hombre por supuestamente ser el amante de la mujer de su amigo, quien resultó acusado. Pero luego el Tribunal Oral 3 de Mercedes determinó que más que un poblado era una casa de citas: todos eran infieles con todos. Por lo cual los 42 hombres en edad reproductiva eran sospechosos del crimen, y absolvieron al que llegó acusado del asesinato. El pueblo quiere sepultar esa historia y otros personajes te dicen otras hipótesis. Tengamos en cuenta que hasta el momento es el único crimen de ese pueblo en toda su historia”.
Los temas a tratar en cada episodio carecen de golpes bajos, ya que la intención, como explicara Grabia, es “que no sea un programa lacrimógeno, sino que busque la verdad de los hechos y cómo esos pueblos se reconstituyen a partir de una tragedia. Y cómo las víctimas de esta tragedia, los que quedan vivos, o los familiares de los que ya no están, pueden salir, si es que pueden salir de semejante dolor. En algunos casos sí; en otros, no”.
El reconocido periodista que se iniciara en publicaciones como 13/20 o el diario El Expreso, se tomó unos minutos para referirse a la ola de inseguridad reinante en los últimos días en el país. “La inseguridad se combate con desarrollo social, con educación, con menos pobreza. Esa es la base de una sociedad con un índice de criminalidad mucho más bajo, una sociedad donde no haya tanta desigualdad y donde haya más oportunidades para todos. Pero por fuera de eso, porque es un objetivo de larguísimo plazo en la Argentina, si es que alguien alguna vez se lo propone, da la sensación de que por ahora, no, se combate con prevención, con darles recursos a las fuerzas de prevención, porque no sirve de nada ir detrás”.
“Aumentar los delitos de las penas o encarcelar a la gente no es lo que hace bajar la tasa de delitos, ni mucho menos la de homicidios, porque la Justicia va detrás del hecho y lo que hay que evitar es que ese hecho se produzca y para eso hay que tener una política de seguridad muy clara”, sostiene, señalando que también es importante que “en las partes más conflictivas del país los policías cobren un dinero que no los tiente, como pasa muchas veces, en ser cómplices del delito”.

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