Una familia que vive en La Plata está desesperada. Todo se remonta a Paraguay, hace tres años, cuando Hilario volvía de trabajar y sufrió un terrible accidente.
“Fue un 5 de julio a las 17:45 de la tarde de un sábado. Se dirigía hacia la casa en su moto cuando un joven borracho lo embistió muy fuerte provocando que se cayera en el empedrado y llevara su cabeza por el cordón”, recuerda su hija, Luz, en diálogo con LAPLATA1.com.
“Me llamaron desde su teléfono diciéndome que había tenido un accidente. El joven que lo chocó huyó del lugar dejándolo a su suerte. Llegamos y él estaba en un charco de sangre. No tenía heridas en otras partes del cuerpo sino solo en su cabeza. Le salía sangre por la nariz, orejas y boca. Se me vino el mundo abajo; en ese tiempo yo tenía recién 14 años”, rememora.
Todo empeoró por la demora de la ambulancia. Tardó una hora. Tenía un traumatismo de cráneo encefálico grave. “Prepárate mamita que no sabemos si tu papá va pasar la noche”, le dijo el médico a Luz. Lo tuvieron que entubar porque ya no podía respirar bien.
“Somos cuatro hermanos. Yo soy la mayor de todos y el menor, cuando pasó eso, tenía un año recién y todavía tomaba teta. Esperamos horas y horas cuando nos dijeron que tenía que ser trasladado para una cirugía urgente”, cuenta.
Desde ese momento, Luz tuvo que “madurar” a la fuerza: “Yo me quedé a cargo de mis tres hermanos. Los intenté consolar y explicarles lo que había pasado”.
De camino al hospital, Hilario tuvo dos paros cardíacos. Fueron 18 horas de cirugía. Finalmente quedó en coma durante tres meses. Pero logró sortear la muerte.
“Durante ese tiempo mis hermanos fueron mis hijos y como la más chiquita todavía tomaba teta, se hizo muy complicado. Le tuvimos que dar biberón pero como solo lo quería tomar de día, de noche era una pesadilla. No podíamos dormir y para calmarla le tuve que darle pecho yo”, señala.
Hoy Hilario está en La Plata. Su familia cuenta que lo trasladaron para que pudiera tener una mejor atención médica.
“Ya no es el mismo”, reconoce Luz. “Con el tiempo él perdió la vista de un lado, y ya no escucha. Había días en que él no nos reconocía. Fue duro vivir eso”, agrega.
“Llego acá a La Plata todo bien al principio, pero un día se desmayó, lo llevamos a urgencias y nos dijeron que el platino que le habían colocado estaba con un virus y lo estaba matando de a poco”, dice la joven. Fue un momento muy difícil. Le hicieron una tercera cirugía.
“Desde ahí él está como un niño. Necesita pañales, hay días que no puede comer y solo ingiere suplementos fáciles de digerir. Con mi tía lo bañamos”, señala.
Hoy la familia pide ayuda: una silla de ruedas y alimentos es lo que más necesitan para mejorarle la calidad de vida a Hilario. Para ello, pueden contactarse al 221 224 0417.