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Claudio Fortunato fue secuestrado durante la dictadura. Hoy celebra la vida y los cuarenta años de la primera transmisión con la voz vibrante del “Fortunato Gol”. “Nací dos veces”, cuenta tras la pesadilla que comenzó en la semana santa de 1977 .
Claudio José Fortunato tenía 26 años, un hijo y otro por nacer, cuando lo habían echado de la Municipalidad de La Plata y emprendió eso que lleva en la sangre: relatar fútbol, armar equipos de transmisión. El 21 de abril de 1985 era domingo y el despertador lo sacó temprano en la cama, en su domicilio de casi toda su vida, calle 22 número 1616, entre 65 y 66, zona del Parque Castelli. Tomó los “bártulos” y con toda la fe se dirigió a una cancha de la entonces despoblada periferia platense, donde jugaba Tricolores.
Salía al “aire” para una radio uruguaya, “la primera a la derecha del dial”, CX 159, Radio Real San Carlos, de Colonia. El hincha no tenía fútbol después de la muerte de Adrián Scaserra, de 14 años, hincha de Boca que yacía en la tribuna visitante del estadio de Independiente de Avellaneda. El gobierno suspendió el fútbol profesional ya que la escalada de violencia se repetía en todas las canchas, como un resabio de tantos años de dictadura cívico militar. Julio Grondona, entonces presidente de la AFA, andaba de reuniones con jefes policiales, mientras el gobierno aceleraba los trámites legislativos para reformar el Código Penal, con el fin de aumentar la gravedad de las penas por desórdenes. Derivó en la Ley De la Rúa.
Mientras, Fortunato no esperó a que la chance tocara mágicamente a su puerta; la creó, con coraje e ingenio, cuando rentó un espacio de dos horas (10 a 12) para los domingos. Sin pinchas y triperos en acción, el inicio fue con el torneo que estaba en marcha en su ciudad natal, el de la Liga Amateur Platense, con la predisposición de la dirigencia que programó un partido especialmente en la misma banda horaria de la juvenil voz que debutó aquel 21 de abril, coincidiendo con el aniversario 72 de la casa madre del fútbol amateur. Fue por la segunda fecha de la Primera A amateur, que tuvo el día anterior el resto de los cotejos.
Claudio ya demostraba su cualidades para la autogestión, ya que gracias a la ayuda de colegas de la prensa local, se confirmó la transmisión, anunciándose en una nota breve el partido que “el próximo domingo desde las 10.15 horas protagonizarán el Club Tricolores frente a INDECO, en la cancha cita en 94 entre 3 y 4″
Fortunato está vigente y el viernes santo relató Gimnasia-River. Tras la muerte de Pablo Zaro y el retiro de Daniel Barinaga, es el relator platense que más veces transmitió partidos de visitante; el más longevo de los locales, reocorriendo el dial e internet.
Aquel domingo otoñal iba a tener “una suerte de señal”, porque ganó INDECO, el club visitante, por 1 a 0, con gol tempranero de Juan Costa a los 2 minutos. Con el tiempo sería el hombre que transmitía a los oyentes en toda la Provincia y en el interior, con la campaña de los máximos clubes platenses.
Un artículo gráfico nos devuelve los nombres que pronunció con voz enérgica y prolija dicción. Por Tricolores salieron a jugar: Schatenhofer; Duarte, Muñoz, Servidio, Loyola; Gatti, Coria, Gagliardo; Nardo, Caceres y Giordano. DT Juan Gilardi. En tanto, para INDECO lo hicieron Pippia; Sánchez, Cora, Reynaldi, Basualdo; Scholdbauer, González, Abaca; Bergos, Ghidini y Costa. DT Valentín Sánchez. Los cambios metieron en campo a Cortinez y Martínez en el local, y a Ravainiera y Gusmerotti en los de Ringuelet.
En el banco ganador, como DT, arengaba Valentín Sánchez, exquisito ex delantero con pasado en Gimnasia e ídolo de All Boys en los años ‘70, muchos datos que ha olvidado el mismísimo autor del “Fortunato Gol”.
Un protagonista de aquella mañana fresca fue Willy Dante, locutor presentador de la transmisión que hizo el enlace La Plata-Colonia, y tiene presente detalles de aquel fútbol romántico, supliendo con entusiasmo la carencia de una infraestructura adecuada. “Estuvimos en una tarima, hecha con unos caños y tablones de obra de los que usan los albañiles. Claudio me vino a buscar, yo había trabajado en fútbol ya con Daniel Adrián y con Pablo Zaro”. Además, recordó dos de los comercios que auspiciaron: Parabrisas La Plata y Sanitarios El Chino, aportes de la muchachada de Tricolores (camiseta idéntica a Chacarita Juniors).
Hoy vigente con sus audiciones, Willy señaló felizmente que Fortunato “me dijo que fui el mejor locutor que tuvo, le gustó tanto mi estilo que mantuvo muchos años la misma presentación de aquel debut”, cerró con una sonrisa el músico de alma.
El debut absoluto con su propio equipo tuvo en los comentarios a Abraham Federico Mallo. Y en los estudios, Jorge Pastor Asuaje, quien es escritor, director de cine y en su juventud militó políticamente con Fortunato.
Los ochenta traían el aire renovado de la vuelta a la democracia y se marchaban los agentes de la noche, dejando marcas.
Hablamos con Claudio, hoy laburante también con un servicio de combis.
—Más allá de ese partido que marcó el inicio, ¿previamente ya estabas trabajando como periodista?
—Sí, empecé haciendo un suplemento que se llamaba “La Plata 10” que salía por los diarios El Día, Popular y Gaceta. De ahí pasé a trabajar con Carlos Parnisar en sus tres programas: La Pimienta, al mediodía, El Escolazo, a la noche, los dos por Radio Colonia, y el fútbol haciendo conexiones para el equipo de Parnisari Gol. Recorrimos todo el dial, Colonia, Belgrano, Splendid, Argentina y algunas más.
Muchos colegas hablan del legendario relator, algunos de los cuales pudieron llegar a las más altas competencias mundiales en medios nacionales. Sergio Maffei, prosecretario del diario Olé, afirmó que “fue, es y será un referente de la radio en la ciudad en general y del relato en particular, alguien que además hizo escuela, donde le dio la oportunidad a muchos periodistas. Fortunato enseñó, acompañó y hoy son pocos los que llegan a esa vigencia”.
Federico Bulos, de ESPN y radio Mitre, contó que “parte del desarrollo de mi carrera lo hice con él, y me emociono porque uno dice ¡este sí fue un auténtico laburante de los medios! Se sostiene con suceso, capacidad y mucho esfuerzo con los gastos que genera transmitir. Claudio es un ejemplo a seguir, acompañando al Lobo y al Pincha, y con esa camioneta que lo lleva por las rutas, con buen humor, a todos lados, Córdoba, Tucumán, Salta, donde tocaba”.
Otros compañeros han dejado el oficio pero están en la huella social de los clubes, como el caso del actual dirigente de Estrella de Berisso, Gustavo Alfonso que se inició con el Fortunato Gol en el receso del Mundial ’90. En ese momento empecé con la Liga hasta que me mandaron a un vestuario de primera división. Tiene una garra envidiable, carismático, que encara todo y ve siempre el vaso lleno y no hacía notar si las cosas estaban mal. Fuimos a Uruguay, a Colombia, y a Chile, país desde donde hizo el primer partido con Movicom, vía rooming, un Gimnasia-O’higgins. Tenía en una valijita un telefóno portátil con cable”.
LA ESQUINA DE 22 Y 65, LA FAMILIA, LA MILITANCIA
Claudio, hijo de un ex ferroviario y verdulero, y de una madre que fue empleada de comercio, tenía su grupo de amigos en la esquina de 22 y 65, y pasó por la escuela secundaria Virgen del Pilar. “Una familia de laburantes de clase media baja o como a mí me gusta llamarla, clase pobre alta, típica familia trabajadora y peronista, esto lo mamé de chico hasta que estalló en mí el sentimiento por la militancia”, cuenta el histórico relator.
Planteaba sus inquietudes políticas en reuniones en la plaza Sarmiento, con más de una pintada de paredes, hasta que el grupo de militantes de la Juventud Peronista abrió la Unidad Básica “Juan Pablo Maestre”, en 66 entre 139 y 140, Los Hornos. A fines del ’75 se unió a la UES.
Desde aquellos días de la década del setenta empezó su amistad con el escritor Jorge Pastor Asuaje (posteriormente uno de sus comentaristas en el fútbol). Recuerda “el día que recibimos en la Unidad Básica a un compañero que quería viajar a recibir a Perón a Ezeiza, y ese compañero era nada mas y nada menos que Julio López, quien siguió militando con nosotros”.
LE PESADILLA DESPUÉS DEL GOLPE MILITAR
En marzo de 1976 fue otro país. Y para muchos empezó la pesadilla, como en el caso de Claudio Fortunato que fue secuestrado en una licencia por Semana Santa, que le dieron en el Servicio Militar.
Algunas fechas son registradas con puntualidad. El 4 de enero de 1977 fue cuando entró bajo bandera, en el Distrito Militar La Plata. “Por el número de sorteo 550, y me correspondía tierra, pero elegí paracaidismo porque pensaba que la colimba me tenía que servir para aprender algo que como civil no podría hacer por una cuestión económica”.
Junto a muchos soldados de su clase 1958 fue trasladado en tren de La Plata hacia Capital y de ahí a la provincia de Córdoba, al Regimiento 2 de Infantería Aerotransportada “General Balcarce“, ubicado en camino a la Calera Km 31, dependiente del tercer Cuerpo de Ejército.
“Durante los tres meses que fui colimba no tuve ningún inconveniente, ni una sola sanción, aprobé el curso de paracaidismo y llegué a saltar tres veces. Como tenía registro de conducir me eligen de chofer del jefe del regimiento, cosa que no pude llegar a cumplir…”.
Allí se encontró frente a la oscuridad de un país en que las torturas estaban a la orden del día en los centros de sufrimiento, muerte y exterminio de una parte de los 30 mil argentinos desaparecidos.
“Como los días transcurrían y yo no daba señales de vida mi mamá se comunica telefónicamente con el Regimiento para tener noticias y le dijeron que me había hecho desertor”, cuenta Claudio. “Por supuesto no les creyó y se fue para Córdoba donde le dijeron lo mismo y empezaron a darle datos falsos para que ella me tenga que buscar por toda la provincia. En una de las tantas reuniones con milicos donde siempre le mentían, ante tanta insistencia se ve que a uno lo conmovió y le dijo que por suerte mi caso no lo tenía Luciano Benjamín Menendez y por eso me volvería a ver, que no preguntara más y espere que en cualquier momento iba a aparecer”.
Las picanas, los traslados (siempre vendado ó encapuchado), esposado (doble) y cubierto con mantas; interrogatorios, donde no podía ver y solo escuchaba voces desgarradoras de otros compañeros. Un martirio, con recomendaciones y amenazas de que iba a estar vigilado permanentemente. Recuerda todos los lugares, menos uno que denominó “El Infierno”.
“La Rivera había sido dejado de usar por el ejército como Cárcel Militar, y lo volvieron abrir para campo de concentración. A los varones nos tenían en una cuadra y a las mujeres en otra. Cuando llegué, ellos cumplieron con su palabra, me dejaron sacar la venda y por primera vez podía ver a otros secuestrados acostados y encapuchados, una imagen horrible que me acompañó y acompañará toda la vida”.
En “La Perla” (mayor campo de concentración de Córdoba) lo interrogaron con golpes e insultos de todo tipo. “Querían nombres de mis compañeros de militancia de la “UES” de la Escuela Secundaria de 1 y 38”.
Otro viaje fue “bastante largo o por lo menos a mí se me hizo interminable, y cuando llegamos a destino me bajan y solo escucho el canto de las grillos, ranas y sapos, ahí dije ‘ya fue, hasta acá llegué’ y me puse a rezar para encomendarme a Dios. Había llegado a “La Cacha”, en Olmos, La Plata, donde había estado la vieja planta transmisora de Radio Provincia de Buenos Aires. Los vidrios estaban pintados con pinturas de varios colores para no poder ver hacia fuera, generalmente de azul y rojo. Comparado con los otros lugares, era el paraíso, por el solo hecho que podía hablar con otros compañeros, y estábamos acostados sobre elásticos de hierro algunos con colchones”.
“Siempre estuve convencido que a mí me salvo Dios para protegerme y la insistencia de mi mamá, que me parió dos veces, porque después de todo lo que pasé fue como volver a nacer”, parece desahogarse.
El 29 de mayo de 2013, aprovechando un viaje de trabajo a Córdoba, fui a conocer “La Rivera”, que hoy funciona como Museo de la Memoria. “Volvieron recuerdos de mucha angustia, tristeza y sufrimiento, no solo mío sino de tantos que pasaron por ahí, y muchos de los que pasaron en su gran mayoría no pueden contarlo”.
Fue el último lugar, donde lo liberaron el 9 de noviembre de 1977. “Me dijeron ‘andá a buscar tus cosas (era la ropa con la que me habían secuestrado)”.
El fútbol, la radio, los colegas y muchos gritos de gol con el alma en la boca fueron para el relator una nueva etapa. Cambió de emisoras pero nunca de perfil, con la alegría y e compromiso que dejó como legado en muchos “pibes” que llegaron a la primera plana de la profesión.
Fortunato va a cumplir el 20 de octubre sus jovenes 67 años, pero hoy ya celebra la mitad de su vida, cuarenta abriles desde la primera transmisión.

Raúl Enrique Ronco
21 abril, 2025 at 18:06
Que hermosa y merecida nota que homenajea y agradece a un grande del periodismo deportivo,con quién tuve el honor de compartir casi 25 años de mí trayectoria en el Fortunatogoool,conocí en ese viaje a Córdoba con Claudio a su lugar de detención y recuerdo cómo recordaba( valga la redundancia) cada centímetro de ese lugar tan tétrico,por Claudio querido comparto y festejo estos cuarenta años y que sean muchos más( y a vos queridísimo colo López decirte( lo sabes ,lo que te quiero) y gracias por hacer esta bellísima nota,❤️❤️❤️
Claudio José Fortunato
22 abril, 2025 at 08:50
Muchas gracias Colo y Raúl por tus palabras, tu tiempo tu amistad. Gracias a la radio por hacerme conocer tan bellas personas. Siempre estaré agradecido
Mariano Paredes
22 abril, 2025 at 17:11
Que gran persona Claudio, para mi ha sido un placer haber compartido tantos viajes llevándome al trabajo en Punta Indio. Siempre atento, alegre y comprometido.
Felicitaciones por estos años a pura pasión furbolera. Un abrazo enorme