La amistad es una de las formas de relacionarnos afectivamente con los demás y, para la mayoría de las personas, es algo determinante, ya que con los amigos se comparten momentos de felicidad y también de apoyo cuando es necesario en épocas no tan buenas.
Algunas amistades nos alegran, otras nos enseñan o nos orientan, pero, ¿Cómo nos damos cuenta de si nuestro amigo es “ideal”? En la antigüedad, Aristóteles habló sobre los distintos tipos de amistad: por utilidad, por placer y por virtud. De manera más reciente, expertos de Harvard señalan cuáles son los amigos que se deben tener, para mejorar el estilo de vida, ser felices y disfrutar de un mayor bienestar.
Estas afirmaciones se derivan de los resultados de una destacada exploración titulada ‘The Study of Adult Development’ (Estudio sobre el desarrollo adulto), llevada a cabo por investigadores del Massachusetts General Hospital, de la Universidad de Harvard y de otras instituciones.
ESTUDIO DE HARVARD
El estudio se viene realizando desde hace más de ocho décadas e involucró a más de 700 personas: una primera cohorte de 268 individuos egresados de la mencionada universidad entre 1939 y 1944 y una segunda de 456 hombres de la ciudad de Boston. Los datos sirvieron para observar la vida de las personas en relación con diversas variables, como el estado de salud física y mental, las relaciones personales y de trabajo, la experiencia personal ante el envejecimiento y la jubilación.
Los resultados indicaron, entre otras cosas, que los apoyos sociales son poderosos promotores de la salud. Esto se refiere tanto a tener amigos como a pertenecer a grupos, por ejemplo, voluntariados de trabajo. De este modo, se confirma que las relaciones positivas y conexiones sociales fuertes y profundas no solo hacen felices a las personas, sino más sanas. Por el contrario, la soledad incrementa el riesgo de sufrir enfermedades, tales como la enfermedad cardíaca, la diabetes, la demencia, la depresión y la pérdida de la memoria.
TRES TIPOS DE AMIGOS DE VIDA, SEGÚN HARVARD
Basándose en los resultados señalados, Arthur Brooks, reconocido escritor, conferencista y también profesor de la Universidad de Harvard, afirma que hay tres tipos de amigos que se deben tener para disfrutar de tales beneficios:
Amistad de utilidad. Sin que esto signifique que buscamos aprovecharnos de alguien, hay amigos que nos resultan útiles. En tal sentido, hay relaciones que se establecen en función de un intercambio y, tal como si fuera una transacción, se da algo y se recibe en la misma medida. Esto es lo que ocurre, por ejemplo, con los socios de negocios. Pueden llevar una excelente relación durante muchos años, sacando provecho del nexo, en el que todas las partes ponen lo mejor de sí y también obtienen mayores beneficios que los que obtendrían por separado. Llevado a los términos de la interacción entre especies, esta sería una clase de relación simbiótica. También puede suceder en otros contextos, como un cliente con un proveedor de servicios, entre los compañeros de trabajo o en un equipo deportivo. Incluso, puede pasar entre los vecinos de una comunidad.
Amistad por placer. Son los que escogemos porque nos agrada su compañía, sin buscar nada más. Nos resultan inteligentes, agradables, divertidos, compartimos intereses y actividades en común, intercambiamos informaciones y ellos a su vez con nosotros. Al igual que sucede en el primer caso, también obtenemos un beneficio, solo que no se trata de algo monetario o tangible, pues el placer que experimentamos a menudo no se puede medir, pero sí lo valoramos mucho. En cierto modo, esta relación está basada en el principio de admiración que se profesa. Un ejemplo de ello podría ser la amistad que se da entre un profesor y un estudiante brillante o curioso.
Amistad perfecta. Tanto Aristóteles como los expertos de Harvard coinciden en que la amistad perfecta es aquella en la que ambos se estiman, se protegen, se cuidan y, por supuesto, se aman, a la vez que hay respeto por las diferencias y por las formas de ser de cada uno. De esta manera, cada quien procura hacer lo posible para ayudar a mejorar al otro, no porque le beneficie, sino porque así lo quiere y porque el triunfo del amigo se siente como si fuera algo propio y, cuando alguno tiene un problema o necesidad, movemos cielo y tierra, como dice la expresión. Es como lo que sucede o lo que debería suceder en una relación de pareja, solo que no involucra sexo.
AMIGOS QUE NO SE DEBEN TENER
La amistad desempeña un papel importante en nuestra vida, tanto como una relación de pareja y ambas relaciones, cuando son positivas, aumentan la sensación de felicidad y bienestar. Ahora bien, así como hay amigos que se deben tener, hay otros que no son tan recomendables y con los que debemos andar precavidos. Son esas malas compañías de las que hablaban nuestros padres y que se mencionan incluso en los textos bíblicos.
Un ejemplo de ello serían las personas que son manipuladoras, las que tratan de embaucarnos o aprovecharse de nuestra confianza, las que se burlan de nuestros sentimientos o desgracias y las que nos dan la espalda en el momento de mayor necesidad.
Y no es que por el hecho de tener una relación de amistad debamos colocar sobre las espaldas de otros el peso de nuestros problemas, pero, por lo menos, podemos esperar una palabra de aliento. Como dice el proverbio “los tiempos difíciles traen la bendición de saber quiénes son los verdaderos amigos”.