Sonreír es una expresión humana universal y con nuestra sonrisa transmitimos felicidad, alegría, confianza y otras emociones positivas. Algunas personas enseñan los dientes al sonreír, un gesto que se relaciona con una mayor emoción y que parece tener su origen en las expresiones faciales de los gorilas, mientras que otras sonríen con la boca cerrada, algo que suele indicar cortesía o moderación.
Hay diversos beneficios que aporta la sonrisa al ser humano tanto desde un punto de vista físico y psicológico, como social, ya que, sonreír libera endorfinas y serotonina que contribuyen a aumentar el bienestar, tal y como se produce en otras actividades como el ejercicio físico. Si ante una situación de relativo estrés, nos sentamos, relajamos, tratamos de pensar en algo positivo e intentamos sonreír, veremos que la situación cambia de perspectiva.
El acto de sonreír es una de las herramientas que tenemos para favorecer la relajación. Sonreír destensa y relativiza, de forma que nuestra sonrisa es capaz de tranquilizar una situación de tensión. De esta forma, sonreír también es una buena estrategia para prevenir la tristeza y la depresión, al generar estados de ánimo positivos y placenteros.
CINCO COSAS QUE NO SE SABÍAN DE LAS SONRISAS
-No todas son iguales. No respondemos con la misma rapidez a una sonrisa cortés y educada que a una sonrisa sincera, según reveló un estudio de la Universidad Bangor, Reino Unido. Cuando alguien sonríe con franqueza, de forma espontánea, lo identificamos a mayor velocidad que cuando quien arquea los labios lo hace únicamente por compromiso o cortesía. Además, sensores eléctricos permitieron detectar que, ante una sonrisa sincera, reaccionan ciertos músculos de la boca de quienes las observan que permanecen impasibles cuando la sonrisa no es auténtica.
-Para dejar huella. Arquear los labios para lucir una sonrisa de oreja a oreja puede ayudar a que nos recuerden. Es lo que se desprende de un estudio realizado por científicos del Centro de Neurociencias Cognitivas de la Universidad de Duke, Estados Unidos. En sus experimentos, pidieron a un grupo de voluntarios que observaran fotografías de personas sonrientes y de personas serias, seguidas de sus nombres de pila. Las imágenes del cerebro de los sujetos revelaron que la corteza orbitofrontal y el hipocampo, sede de la memoria, mostraban más actividad cuanto aprendían y recordaban los nombres de los sujetos que sonreían.
-A veces, rejuvenecen. El profesor Theo Gevers, de la Universidad de Amsterdam, y sus colegas crearon en Internet una extensa “base de datos de sonrisas” que les permitió averiguar que cuando sonreímos con franqueza aparentamos una edad diferente. Concretamente, las personas mayores de cuarenta años parecen más jóvenes cuando sonríen.
-Influyen en el estatus social. Un trabajo realizado por la Universidad de Sevilla y publicado en Journal of Oral Rehabilitation reveló que las sonrisas de las personas más influyentes del mundo elegidas por la revista Time entre 2006 y 2010, comparten ciertas características, como que la encía superior no queda expuesta más de 1 o 2 milímetros, la exposición de los inferiores debe ser menor que la de los superiores y el labio superior debe ser un poco más prominente que el inferior.
-El origen de nuestra sonrisa está en las expresiones de los gorilas. Muchas personas enseñan los dientes cuando sonríen y el origen de este gesto parece estar en las expresiones faciales de los gorilas. En 2012 se publicó un estudio en el American Journal of Primatology en el que los investigadores descubrieron que los gorilas occidentales de la llanura sonreían de forma habitual mientras jugaban. Lo hacían como una manera de enviar una señal amistosa a los otros gorilas. Al enseñar los dientes a los compañeros de juego, lo que transmiten los primates sonrientes es que no van a hacerles daño. Según concluyeron los investigadores de la Universidad de Plymouth, Reino Unido, esta conducta explicarían el origen de la sonrisa humana.