La hidratación es tan importante como la alimentación en lo que a “alimentación saludable” refiere. Prestarle atención a la ingesta de líquidos y cubrir la recomendación diaria hará que nuestro organismo esté correctamente hidratado para realizar de manera eficiente sus funciones vitales.
Tener un cuerpo bien hidratado nos permite estar activos en nuestras rutinas diarias tanto intelectual como físicamente. Por el contrario una mala hidratación puede provocar mareos, cansancio, fatiga, somnolencia, bajo rendimiento intelectual, falta de concentración, lesión y bajo rendimiento a la hora de encarar cualquier tipo de actividad física.
Es de conocimiento público que las infusiones como el mate el té y el café no pueden ser tomadas como bebida de hidratación ya que por su composición contienen agentes que provocan la diuresis (pérdida de agua por orina) y poco volumen es absorbible, por lo cual no se recomiendan y se descartan como fuente de hidratación.
El agua “libre o clara” (natural o de grifo, potable) es por excelencia la bebida que debemos utilizar como fuente de hidratación, pudiéndose vehiculizar también en preparaciones saludables como aguas saborizadas con jugos o trozos de frutas naturales (limón, naranja, pomelo, manzana, pera, etc.), caldos de verduras frescas sin agregado de sal, licuados de fruta sin agregados de azúcar, batidos o licuados de verduras frescas.
La “soda” puede incluirse como “bebida ayudante” de hidratación; deberá evaluarse la salud gástrica individual y la tolerancia al gas para su uso (en @eugerimoldinutrición en historias destacadas “Hidratate” podés encontrar ejemplos ilustrativos además de varios posteos sobre éste tema). Gelatinas, sopas instantáneas deshidratadas y jugos artificiales no se recomiendan como vehículo de hidratación en primera medida ya que contienen aditivos, conservantes, elevado contenido de sodio azúcar y/o edulcorantes no recomendables para la salud. Aunque ante la “intolerancia” al “agua libre” éste tipo de bebidas pueden ser de gran ayuda en la hidratación deberán incluirse bajo la vigilancia del Licenciado en Nutrición. De ningún modo deben utilizarse las gaseosas ni las bebidas alcohólicas como fuente de hidratación: “tomar gaseosa no es hidratarse”, “el alcohol deshidrata”.
Existen “alimentos acuosos” que pueden ayudarnos en nuestro plan de hidratación diaria y podemos tener en cuenta su uso en caso de no alcanzar la recomendación diaria solo con “agua libre”: leche y yogurt (descremados) frutas (principalmente las cítricas: limón naranja mandarina pomelo) verduras (de hoja, zapallito verde, tomate, cebolla, etc.) salsas elaboradas con verduras, compotas, son vehículos de hidratación que nos pueden ayudar a cubrir la recomendación sin olvidar la ingesta de agua a través de las formas mencionadas.
Si te cuesta tomar agua porque simplemente no tenés el hábito podés recurrir a estrategias como: tener tu botella individual (si es transparente mucho mejor, así podes chequear como va tu ingesta diaria) transportarla y recargarla tantas veces como haga falta para alcanzar la recomendación, tomar dos vasos de agua por comida y/o ponerte alguna alarma que te recuerde tomar agua; también puede resultar de gran ayuda tener botellitas a mano distribuidas por toda la casa (en la mesada, en tu escritorio, en la mesa de luz) además de la que viaja en tu bolso cuando salís de casa.
Si bien la recomendación diaria de ingesta de agua está estandarizada en 2 a 3 litros/día dependiendo de cada individuo, podemos afirmar que el agua no ocupa lugar. Vos elegí el formato y plan de hidratación que más va con vos teniendo siempre presente que tú hidratación es tan importante como tu alimentación.
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