22 Sep, 2023
El viernes 15 de septiembre, Huguito Flores y Carina Enríquez pasaron por el Registro Civil de la ciudad santiagueña de La Banda para formalizar su historia de amor. Llevaban una vida juntos, tenían dos hijas y mil proyectos, y sintieron que era el momento para realizar ese trámite que tantas veces habían postergado. Jamás pensaban en la crueldad que les había preparado el destino, cuando apenas seis días después, en la madrugada de la primavera más amarga posible, un accidente terminó con sus vidas y puso en riesgo la de una de sus hijas.
La pareja se casó en una ceremonia íntima en su terruño de La Banda, junto a familiares y amigos que compartieron las lágrimas y la emoción con los novios. Del otro lado del escritorio, fiscalizando todo estaba Pamela Regazzoni, la jueza de paz encargada de la ceremonia. Entre papeles y firmas, la mujer realizó un trámite tan parecido a tantos otros y tan diferente por tratarse de un ídolo popular. También los había recibido cuando solicitaron el turno unas semanas antes, donde ya había dado cuenta de la sencillez del protagonista.
“Estaban muy emocionados, desde el momento de hacer la solicitud hasta concluir la ceremonia, eran una pareja que venía de hace muchos años” señaló Regazzoni en una entrevista con Radio Panorama donde dio detalles de ambos encuentros. Sin un motivo puntual, los entonces novios fueron postergando la formalización hasta que apareció ese impulso que surge de repente para tachar el listado de asuntos pendientes. “Tomaron la decisión de casarse pensando en sus hijas”, explicó la mujer en referencia a las niñas que nacieron fruto del amor de la pareja. Y que hoy se llevan las oraciones y las plegarias. La mayor, al momento del accidente, estaba en la casa familiar de La Banda. La menor viajaba en el vehículo trágico y pelea por su vida en un Centro Provincial de Salud Infantil.
Todavía consternada por el hecho trágico, Pamela recordó la ceremonia realizada el viernes pasado a las 11 de la mañana. Habló de la preparación de los anillos, de la felicidad de la familia y los amigos y del especial recuerdo para la niña que permanece internada. “Estuvimos los cinco en la mesa principal y la hija más pequeña no se despegaba de la mamá”, expresó Regazzoni en la breve entrevista con el ciclo Buen Día Santiago, destacando el recuerdo más patente de aquel mediodía. Contó también que el salón estaba completo y que ni bien terminaron con los trámites empezó el festejo que la ciudad de La Banda vivió como propia. Con esa alegría popular que se respira en cada esquina cuando uno de los pródigos es feliz, y contagia desde el gobernador y las autoridades hasta el ciudadano de a pie.
Las imágenes que circularon del casamiento ponen en palabras lo que transmite la jueza. Huguito y Carina salen del registro civil sonrientes, de la mano, mostrando orgullosos la libreta azul que solo ratifica lo que sienten sus corazones. Él más informal, de saco beige y camisa azul. Ella, de vestido blanco y radiante, como corresponde. La lluvia de arroz, el aplauso de los afectos, una ceremonia como cualquier otra, que se corresponde con la concepción artística del protagonista, siempre cerca de su público y lejos de las excentricidades.
“He tenido el honor con mis compañeros de compartir tan cerca una charla con ellos. Siendo artista uno los ve de lejos siempre, pero al tenerlo aquí cerca y ser tan amable y simpático con nosotros nos ha impactado fuerte la noticia”, completó la jueza de paz uniendo los dos hechos que sintetizan las paradojas del destino que hoy enlutan a una provincia.
