Actualmente cada momento de nuestra vida se ve atravesado por el uso del celular. Por él, varias personas trabajan, organizan reuniones, conectan a través de un video o imagen, se informan y miles de posibilidades más que hacen la vida más ágil.
Pero también esa no desconexión de la pantalla y de lo virtual muchas veces suele generar un tipo de necesidad, ocasionándole a la persona que tenga que utilizarlo hasta cuando no lo necesita.
El uso excesivo del celular o de la pantalla no se reconoce oficialmente como una adicción, pero “hay un número creciente de especialistas en salud mental que reconocen que las personas pueden volverse adictas a sus teléfonos inteligentes”, revela Anna Lembke, experta en adicciones y profesora de psiquiatría y ciencias del comportamiento en la Universidad de Stanford.
En ese sentido la experta Lembke señaló que una adicción se define en parte por las tres C:
-Control: usar una sustancia o realizar un comportamiento (como el juego) de maneras que se considerarían fuera de control o más frecuentes de lo previsto.
-Compulsión: estar intensamente preocupado mentalmente y usar una sustancia (o realizar un comportamiento) automáticamente, sin decidir activamente hacerlo.
-Consecuencias: uso continuado a pesar de las consecuencias sociales, físicas y mentales negativas.