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Historias de vida

Centro de Fomento 12 de Septiembre: un lugar donde se sueña (primeras fotos de Ascacibar con esta camiseta)

Ascacibar, apellido con origen en España. Ascacibar, ¿le suena? Al autor de esta nota lo acompaña desde el colegio secundario, cuando Javier Ascacibar daba el “presente” en el Comercial San Martín, de calle 46 entre 2 y 3. Era el segundo cuando el preceptor pasaba lista… después de Abelleira, Iván, ¡requete fanático pincha!
El padre de Santiago Ascacibar, y de otros cuatro hijos, fue buen alumno y un jugador vocacional, que jugó en la Liga para Deportivo La Plata —al que amó— y otros equipos de barrio, con una convocatoria al seleccionado Juvenil platense. Pero un día, con pareja y trabajo, colgó los botines. La pasión por la pelota le volvió en la etapa del padre que tiene en el fútbol infantil a sus vástagos. Y un día llevó a Santi al Centro de Fomento 12 de Septiembre, el “Rusito”, que firmó en la ’97, su categoría. El Club que hoy está de festejos, 87 años, y que mañana además va a salir a la cancha y después celebrará el cumpleaños y el Día del niño.

Corría el año 2004 cuando Ascacibar (ídolo del Pincha) fue uno de los pibes que participaron del promocional de LIFIPA, es decir, del torneo que la liga aún no computaba resultados en una tabla de posiciones generales. Allí empezó a soñar, como tantos otros chicos. La foto que está en esta tapa lo encuentra calzando botines blancos. Tenía 7 años recién cumplidos.
La leyenda del “Doce” arrancó en 1986. Su niñez salió a la cancha como una continuación de la Agrupación Infantil For Ever. Habían levantado la cancha con los mismos papás, que sacaron escombros de un club que venía de sufrir un gran incendio y no tenía actividades. En 122 entre 58 y 59 cada jornada fue una cita con la emoción, con los ejemplos de inclusión, de desarrollo paulatino, de amistades perdurables.
Este periodista “debutó” allí con las noticias de las ligas infantiles. Fue la primera cancha y el primer contacto con una planilla de la que se encargó ese sábado Hugo Cairo, quien nos dejó para siempre la semana pasada. Padre de Juan Cruz Cairo, un buen arquero de la 85. Cuántas horas y sueños, llenando una a una las páginas del suplemento El Clasiquito que aparecía con el diario Hoy.

La 97 del recordado Nelson. En esta foto, Ascacibar es el sexto desde la izquierda

El nombre radica en una fecha en la cual se reunieron un grupo de vecinos y proyectaron la fundación en 1937. Varios caballeros decididos a trabajar ad honorem conversaban en una casa de la calle 50 entre 122 y 123, Garrido, Valeri, Batacchi, Migoya y Carlos Moroni, quien fue el primer presidente y el que propuso que sea 12 de Septiembre a la hora de votar por un nombre. Un nieto de aquel desaparecido dirigente afirma que “mi abuelo me contó que cada uno escribía en un papelito el nombre que le pareciera, iba a llamarse Sudamérica, pero se quedaron con su propuesta”. Un vecino, Alfredo Tello, brindó aspectos de la sede original, que constaba de un gran salón multifunción con el piso de madera machihembrada y un escenario donde se presentaban las orquestas típicas de tango y jazz. El mismo escenario servía como una pantalla donde proyectaban películas. Eran muy populares y concurridos los bailes, con fines solidarios.

Rubio y con la 7, el “Rusito” y su recordado entrenador Nelson

TE ACORDÁS HERMANO…
La cancha de “El Doce” estaba siendo resembrada y pidió hacer de local en América, a una cuadra de la Facultad de Periodismo. La primera fecha, la del debut “oficial” de Ascacibar en esta entidad, fue ahí ante Banda Roja, con show de goles, 9 a 0. Después salieron de visitantes con Unión Platense y vuelven a gustar, 5 a 1.
En 2004 conocí al equipo donde estaba el “Rusito” Santiago Ascacibar, actual gladiador del fútbol grande. El que salía con la cara toda roja de correr, como ahora vemos en la TV o quien lo puede ver de cerca desde las tribunas del estadio UNO.
Lo conocí en el Country, pero con la camiseta del “Doce”. En la foto, al fondo, se ve la bandera de La 97 del Leoncito, como una premonición. Hoy es un Leoncito este muchacho de 28 años. 12 de Septiembre salió con una camiseta blanca, la alternativa, y está junto al arquerito Lorenzetti, el capitán e hijo del DT Nelson Lorenzetti.

La bandera que siguió a la categoría 1997

El archivo me habla con certeza: sábado 15 de mayo de 2004, fecha 9 de LIFIPA, con el arbitraje de Máximo Kusminsky —alumno de la escuela del recordado Jorge Vigliano—. También estaban las tablas publicadas en el diario, que se “pasaban” por el teléfono, tarea que me recuerda a Héctor Porcel, dirigente de LIFIPA en tiempos más artesanales, de papelitos y sin tanto email y sin rastro de wathsapp.
Ese mediodía la 97 del “Doce” llegaba en el primer puesto con 14 puntos, dos más que Estudiantes. Una goleada en contra (fue 5 a 0 a favor de los Pincharratas) han tocado un poco las fibras de esos pibes, en plena etapa de experiencias en una cancha. Los siete partidos terminaron con triunfos del dueño de casa, que además superaba en la tabla general a los de la Lonja berissenses. Pero, tiremos a un lado el resultado. Eso es tema de mayores intereses, nada que ver con nuestro idílico mundo de los pibes.

Volvieron a jugar dos veces más ese año, la última de ellas, con la presencia de Claudio Vivas como Coordinador albirrojo, cruzado de piernas en la tribunita de tablones que da espaldas a la avenida 122. Fue el 13 de noviembre y el Pincha volvió a ganarles, 4 a 0. Santiago ya había sido observado y pronto se iba a poner la roja y blanca, que captaba a muchos chicos con aptitudes que participaban de esa liga.
En síntesis, con el Pincha había que prepararse y no podían ni con el pequeño Ascacibar en pleno aprendizaje, pero muy metedor ya.

Pisada y cinta de capitán, toda la pinta

“Una vez lo agarré en un corte de partido le dije ‘Santi, agarrá la pelota y termina esto de una vez”, rememora Diego Pignataro, quien era coordinador y había clasificado a la 96 para Mar del Plata.
El presidente de entonces se llamaba Sergio (igual que el actual, don Pesado), pero Sergio Saravia se dio ese gusto. Las anécdotas brotan como las flores en primavera y una anécdota no es menor. Ese año Marcelo Carrusca brillaba en la primera de Estudiantes, la manija del equipo de “Mostaza” Merlo y en los puestos de diarios y revistas aparecía una nota en El Gráfico donde “El Chelo” hace mención al Doce, donde empezó a ser jugador.

EL LUTO EN MEDIO DE TANTA VIDA
Una vez la noticia en El Clasiquito nos dolió a todos y no solo a un club. “Murió el director técnico, Nelson Lorenzetti”. Fue el 13 de agosto de 2007, en servicio de sus actividades en las Fuerzas Aereas. Nelson era el copiloto de aquel helicóptero que se precipitó a tierra por causas que se desconocen. Navegaba desde la ciudad de Ayacucho hacia Tandil, cayendo en una zona rural en Balcarce.  Había salido en la búsqueda del paradero de una niña que se había extraviado. La aeronave se incendió inmediatamente y sus ocupantes fallecieron de manera instantánea. Las víctimas fueron el capitán Fernando Pérez (oriundo de Montes), el subteniente mecánico Sergio Lovagnini (de Berazategui), una mujer a bordo Sabrina Campagne y uno de los dos pilotos, el capitán Nelson Javier Lorenzetti (de Berisso).
“Tus chicos de la categoría ’97 del Club 12 de Septiembre despiden con profundo dolor a su amigo y entrenador”.
El episodio marcó el final de muchos pibes en este club, que buscaron otros horizontes. Santi se fue a jugar a Juventud, donde conoció a un entrenador de años, “Mate Cocido” Duarte, que también encontró ese feedback. También lo buscaron de 19 de Febrero, del barrio Jardín.
Eran tiempos donde su papá no siempre podía estar en las prácticas y los partidos. Ese al que hoy cariñosamente menciona como “El Gordo”, el compañero que en la secundaria mostraba respeto, inteligencia y carisma. La mamá del “Rusito” llevaba a todos sus hijos donde les parecía mejor, consensuando entre todos y midiendo cuál de las posibilidades podía ser la mejor.

En el “Doce” dejaron el mejor recuerdo.
La mística de este club empujó siempre. Un grupo de padres de otras categorías (que vieron pasar al fenómeno de Ascacibar), llevan orgullosamente el recuerdo y se emocionan con solo ver una foto. Darío “El Vasco” Arrechea, Daniel Araujo, “Bocha” Sivori, Alfredo Costantini, Horacio Petigrossi, Claudio Avelenda, Alejandro “Pipo” Cabrera, Walter Grasso.
Y las generaciones siguieron pasando, pibes y padres trajeron nuevas emociones, como Milton Casco, ídolo de Gimnasia y River, que llevó hasta hace poco a su hijo.
Como en el pasado más lejano hubo infancias que aquí jugaban al ping pong, como el hoy periodista y psicólogo social Walter Vargas, criado en el barrio vecino de Villa Argüello. Y hubo una Biblioteca donde una vez se encontró un libro que dedicó de puño y letra “Almafuerte”, célebre escritor y poeta platense.
El 12 de Septiembre siempre es una fecha que inspira, previo a la primavera, como un recordatorio de los sueños. Aquí, en 122, hay un buen lugar para que los sueños crezcan.

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