Los trasplantes de órganos de animales con modificaciones genéticas se investigan desde la década de 1950, pero se han encontrado diferentes obstáculos para que sean una opción segura y masiva para la gran cantidad de pacientes con enfermedades que requieren el recambio de un órgano. Ahora, en los Estados Unidos se conoció un trabajo experimental a partir del uso de riñones de cerdos en pacientes que tenían muerte encefálica.
En un caso, un hombre que tenía muerte cerebral, Maurice Miller, de 57 años, recibió el trasplante de un riñón de cerdo genéticamente alterado. Su hermana había dado el consentimiento para que se haga la intervención. El órgano en el cuerpo de Miller ha estado funcionando durante 32 días, según informaron los cirujanos de la institución NYU Langone Health.
El procedimiento logró sortear un problema bastante frecuente en los trasplantes de animales a humanos: el rechazo del órgano en el receptor. En el caso de Miller, el riñón del cerdo no fue rechazado en los minutos posteriores al trasplante. Empezó a producir orina y asumió las funciones de un riñón humano, como filtrar toxinas, dijeron los médicos en una conferencia de prensa. Aunque Miller ya falleció, y el experimento aún no ha terminado, los investigadores seguirán el funcionamiento del riñón durante un segundo mes.