Hace pocos días detuvieron en España a Jesica Elizabeth Clavijo (36), quien tenía un pedido de captura internacional por el millonario robo a un empresario en el country Grand Bell. La Policía Nacional de España identificó a la mujer en Madrid y la puso tras las rejas. Ahora, espera para ser extraditada y juzgada en Argentina. Sin embargo, entre el 22 de abril -cuando ocurrió el robo- y el momento de la detención, las fuerzas platenses hicieron un extenso trabajo para dar con ella.
La investigación fue liderada por la fiscal Virginia Bravo quien dio directivas desde la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) N° 7. Clavijo había quedado grabada en las cámaras del barrio privado al ingresar con una tarjeta falsa a bordo de un Peugeot 208 color gris.
Tras algunos minutos de búsqueda luego del increíble evento, los investigadores relacionaron a otro Peugeot 208 color azul que quedó establecido como segundo vehículo participante en el hecho. El mismo fue secuestrado por las autoridades en Lomas de Zamora días después del robo y para avanzar con la investigación decidieron allanar tres domicilios que dieron resultados positivos.
Los investigadores contaron con material suficiente para saber el nombre de la mujer que había ingresado al barrio privado a bordo del Peugeot gris y para saber que esta, de 36 años, era cordobesa y era la mente criminal detrás del caso. Según trscendió, Bravo pidió un registro comparativo de fotos a la Federal y coincidió en un 97,5 con la identidad de la vendedora de productos de limpieza.
Una división de la DDI fue enviada a Córdoba Capital junto a otro grupo de la Policía Federal Argentina (PFA) quienes realizaron tareas de inteligencia. Específicamente, se dirigieron al barrio Bella Vista y se infiltraron en el lugar para obtener más información.
Clavijo vendía detergente, lavandina y jabones líquidos fraccionados. Dos hombres y dos mujeres del comando Bonaerense permanecieron diez días en las inmediaciones del comercio. Vigilaron a sus contactos, siguieron cada paso en sus redes y armaron el circulo social de la mujer que permitía llegar a los otros integrantes de la banda.
Sin embargo, ella no fue divisada en el lugar. Descubrieron que organizaba la logística para escapar del país: “Lo bien que la vas a pasar en España con la que te llevaste”, pudieron leer en un dispositivo intervenido. El material encontrado por los agentes fue suficiente para que Bravo pidiera el pedido de captura internacional a Interpol.
Clavijo fue más rápida y, antes de que el reporte estuviera activo, partió desde Ezeiza en un avión de la empresa Boliviana de Aviación rumbo a la capital española. “Se nos escabulló por unas pocas horas”, lamentó uno de los agentes.
El cambio de continente no fue suficiente para eludir a la Justicia y, con parte del botín extraído en Grand Bell, fue capturada por la Policía Nacional Española para terminar con un episodio cinematográfico que duró cerca de cinco meses. No se sabe si Madrid era su destino final o si había utilizado el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas como una nueva escala para continuar con su viaje escapando de lo sucedido en City Bell.