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Historias de vida

Una historia de vida que hoy pega 98 vueltas al sol… Miguel Ignomiriello

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Con una personalidad y un personaje del fútbol tan grande como Miguel Ubaldo Ignomiriello, que hoy celebrará apagando la velita del 98 aniversario de su onomástico. Hijo de Miguel Ignomiriello y Luisa Lescano, el mayor de cuatro hermanos que realizó la escuela Primaria en diagonal 74 y 57, y el secundario la Escuela Anexa, dependiente de la UNLP.
Practicó boxeo, atletismo y rugby en el Club Universitario. Su actividad primaria fue la educación física, donde de joven acuñó la frase: “Donde entra el sol no entra el médico”.
Llegó el fútbol, la pasión por el armado de planteles y la organización general. Con buen humor, don Miguel afirma que “debe haber vivido 70 años al aire libre y al sol, no recuerdo una gripe”, y hoy los médicos solo le aconsejan una medicación para la presión.
Idealmente podríamos iniciar la crónica con el curriculum en la mesa.

Cuadro especial, en 1 y 57, DT de Douglas Haig, con Echecopar
  • Una legión de deportistas adhirieron a su filosofía de trabajo y a los que, en diversas charlas telefónicas, oímos sin rodeos: “Miguel es mi maestro”. Paradoja de la vida, nació el 11 de junio (1927), que en nuestro país coincide con el Día de los docentes.
    Introdujo cambios en materia de formación en categorías amateurs, con un marcado interés por la vida privada, social y el futuro de esa persona, sin que descuide el estudio.
    En su ciclo brillante, quiso dejar “algo” también para los clubes, para que siguieran por el camino de las obras. Una cancha auxiliar de Rosario Central lleva su nombre desde hace un par de temporadas.
  • Dirigió seleccionados de dos países diferentes, y ayudó a formar dos clubes desde el día uno: Finlanbanco, de la ciudad de Guayaquil, Ecuador, y La Plata FC, capital bonaerense.
    Lo vimos organizando charlas y cursos, trabajó en ATFA seccional La Plata (el gremio de sus colegas técnicos), fue columnista en radios, armó una pensión de jugadores en el centro de La Plata. Además, es Ciudadano Ilustre de La Plata, y en otras regiones lo condecoraron. “Profesional Distinguido de Rosario”; una cancha auxiliar de Central, en Granadero Baigorria, lleva su nombre; le rindieron tributo especial en el “Museo del Deporte de Pergamino” y aún lo convocan de Nacional de Montevideo.
La sonrisa de Miguel con los muchachos de la Tercera pincha

“Yo fui pobre, pero tenía una madre que se sabía desenvolver y nos daba de comer. Con dos litros de leche y un kilo de carne hacía maravillas. Criábamos gallinas, nunca pasé hambre”, dice Miguel, inaugurando los 98.
Su descendencia es de orillas del mar Adriático, de Bari, Italia. “Mis abuelos nunca tuvieron casa propia y tuvieron doce hijos, seis varones y seis mujeres”.
Se crió en la calle 20, entre 57 y 58, “con 20 metros de frente por 60 de fondo, y a mí medaba bronca porque tenía que regar. Pero de eso comíamos, porque hacíamos la zanjita y teníamos tomates, ají, radicheta, la cortabas y seguía creciendo. Mi padre venía a las 5 y sembraba la tierra. Mamá decía no se junten con Pedro o con Juan, porque son vagos, no trabajan”. 
A los trece años fueron a una casa de la calle 49 número 406, entre 3 y 4, frente al Mercado.

APASIONADO Y ESTUDIOSO
Mientras desarrollaba su tarea en Gimnasia empezó a buscar libros y fundamentalmente las voces de experiencia. Nos muestra un carta de 1959, en un envío que pretendía un encuentro personal, con Victorio Spinetto, entrenador de Vélez, que había regresado del Sudamericano Extra 1958 (en un cuerpo técnico de tres, Spinetto, Mogilevsky y De la Torre), post desastre del Mundial Suecia ’58. “Victorio una vez me invitó a cenar a su casa y estuvo Mogilevsky, quien me dio buenas ideas para la alimentación previa a los partidos, que consistía en 2 mil calorías. Quería saber qué podían comer antes de jugar”.
En otro momento ubicó a José Maffei (DT de juveniles en San Lorenzo 1959 y en Boca 1960, en las terceras). “Era muy hábil para ofrecerse. Se reunía con Geronazzo, Zubeldía y Faldutti. Maffei viene a visitarme para ver cómo trabajaba en Estudiantes, tomamos un café en el restaurante del estadio”.
Don Miguel reproduce un diálogo, en contacto con este periodista de Radio La Plata.
—¿Qué están haciendo?
—Nos reunimos a charlar de fútbol cuatro técnicos. En Europa se reúnen para hablar, y sacar conclusiones del equipo.
—¿Y de qué otro tema conversan, Maffei? (inquirió Miguel)
—De la preparación física, de planteo futbolístico, de fútbol reducido.

Ignomiriello ya era el Director General del Fútbol Amateur, de Novena a Tercera. Estuvo en forma consecutiva tres años y medios, desde el el primero de marzo de 1963, con sus primeros ayudantes: Arteaga, Fares y Urruchua. El “team” superior Pincha era entrenado por Saúl Fortunato Ongaro, que ese año había logrado el pase de Raúl Madero, de Boca. En tanto, en 1964 el plantel profesional (incluía Reserva y Primera) quedaron al mando de “Cacho” Aldabe y en 1965-66 de Osvaldo Zubeldía.
Fue intenso, y sin cancha auxiliar, entrenaban en lugares como el Bosque, “la cancha de la Líder” y escaseaban los botines por falta de recursos.
Con la decisión política de Mariano Mangano, proyectaron mejoras. Entre los principales cambios se vieron la cancha auxiliar, la utilería con canastos con medias y toallas identificadas con números; un frontón para ejercitar la técnica, y un arenero para el trabajo de los arqueros. La prueba constante de jugadores a partir de amistosos fue una de las claves del mejor rendimiento futbolístico.
Pero además Ignomiriello consiguió el servicio de profesionales, como pedicuro, masajista y un periodista —César Abraham— que daba tips a los jovenes valores, que “ensayaban” como responder con un radiograbador y un micrófono. “Les corregíamos algunos términos, ya que en el ’58 fue famoso cuando Corbata, delantero de la Selección, declaró después de un partido internacional ‘me cagaron a patadas estos hijos de re mil p…’”, evocó don Miguel. Hasta llegaron a instalar un sistema de “vale” para que el deportista meriende post entrenamiento.

En la cancha auxiliar inaugurada en 1964

En Estudiantes, se intensificó la búsqueda de amateurs con aptitudes integrales, la captación que alcanzó gran parte del territorio bonaerense y en puntos estratégicos del país. Visitaron ciudades del interior, donde además de competir “fichaban” valores. “Además, convenía desde lo económico porque nos pagaban por cada presentación y eso ayudaba en el presupuesto”, explicó.
Después de la Navidad de 1964 las elecciones en el Club Estudiantes volvieron a dar continuidad a Mangano. Allí, cuando había dudas sobre el DT para el ’65, Miguel respondió a una pregunta del presidente. “Don Mariano me saca del grupo de gente que estaba reunido en la confitería del estadio, y me lleva a la galería, donde me preguntó a quién prefiere de técnico usted”. A continuación, hubo un juego de iniciales que parecía el acertijo: “era OZ o VS”, y Miguel habría inclinado la balanza para el lado de Osvaldo Zubeldía, en lugar de Victorio Spinetto.

Cuando empezó la era zubeldiana ya era un auge el semillero en calle 1, iba por el tercer año en funciones Ignomiriello. Crecía la confianza de los pibes, y la alegría del hincha por ver subir a “gente de la casa”. Se habían suprimido los descensos por tres años (64, 65 y 66) y esa tranquilidad permitió que se abocaran a lo formativo. En realidad, así lo planteaban todas las cúpulas directivas de los clubes pequeños, mientras que los grandes, como Independiente, tenían otros postulados, como dijo Herminio Sande: “Las hinchadas de los clubes grandes no tienen suficiente paciencia para esperar a que los jugadores de abajo maduren”, aunque fue el dirigente que presentó un proyecto a la AFA para que todas las instituciones tuvieran dos o tres canchas para las inferiores y no deambularan en canchas prestadas. Así, Independiente compró el predio de Wilde (1964), Boca inauguró La Candela (1962), Estudiantes el Country (1968) y Gimnasia logró su Estancia Chica (1969).

“LA TERCERA QUE MATA”
Era la primera vez que los domingos se llenaba la cancha a las 11, con la Tercera. Eso sucedió a fines de 1964 cuando Estudiantes marchaba primero en Tercer división. Eran los tiempos en que el fútbol se repetía sin desdoblamientos, más sencillo; el programa incluía tres partidos todos los domingos, de marzo a diciembre, en un campeonato largo, donde ganar valía dos puntos y empatar sumaba uno.
Y estaba naciendo un sobrenombre popular, a raíz de un comentario periodístico. En el estadio de Vélez, el 1 de noviembre de 1964, “perdíamos 2 a 1 y en el segundo tiempo metimos cuatro, ganamos 5 a 2. El periodista Areta tituló La Tercera no gana, mata”, afirma el cumpleañero.
En la última fecha perdieron con Rosario Central, que les sacó el campeonato. El propio Ignomiriello reconoció su error por “por exceso de días de concentración”, ya que volvieron a ir a Chascomús, pero en vez del sábado lo hicieron desde el jueves, generando “un efecto contrario al esperado en la psiquis del grupo de juveniles”.
Central ganó 1 a 0 cuando un tiro desde afuera del área, la pelota pegó en Aguirre Suárez y se introdujo en el arco de “Perita” Poletti. El once que atrajo multitudes formó con Poletti; Aguirre Suárez y Malbernat; Manera, Mateos (capitán), Pachamé; Echecopar, Mercerat, Avelino, Eduardo Flores y Verón.

Festejo en 1965, la Tercera campeona. El presidente Mangano (centro) con los jugadores

Hubo revancha en 1965 (aunque ya subieron a Primera medio equipo). La noche feliz de Miguel fue en diciembre, cuando dieron la vuelta en 1 y 57 ante Independiente, con goleada 5 a 1 La AFA lo programó tarde, “para que los empleados públicos y la gente del comercio pudiera estar sin problemas”. Se contaron 21.575 personas, ya que “en las puertas de acceso, los controles usaron cuenta ganado”, describe una nota de revista.
“Un triunfo que refleja un trabajo esmerado y sirve como ejemplo”, escribió Enzo Ardigó. Esa crónica finaliza así. “Pero si lo realizado (podemos calificarlo de excepcional) por técnicos y jugadores es merecedor de nuestro elogio, también lo es la visión de los dirigentes de Estudiantes, que ahora recogerán lo sembrado. Para 1966 no son necesarios jugadores por comprar”.
En una platea estaba con el infaltable banderín Gracina Moretti de Salerno, abuela de Miguel Ignomiriello. Se la recuerda como “la primera abuela de Estudiantes”, era.
Uno de sus jugadores, Abelardo “Pato” Fariscoy, evoca un momento de fama de la Tercera, cuando “debutamos en un Hexagonal organizado por Independiente, con Terceras, que transmitía Canal 13”. El Pincha de Ignomiriello también ganó el trofeo.

Se desvinculó del Club en julio de 1966 y un mes después tomó el primer equipo de Platense. El 21 de agosto de ese año llegó a La Plata para enfrentarse a Estudiantes que fue local en la cancha de Gimnasia. El equipo de Miguel ganó 1 a 0 con gol a los 39 minutos de Marchesse. Fue la fecha 23 en un campeonato de 38. Miguel duró “nada” en Platense, donde queda su ayudante Carmelo Faraone.
Con sus ideas, el “Cabezón” Ignomiriello desembarcó a la vera del río Paraná: DT de Central, donde jugaban Carlos Griguol y César Menotti.
Mientras estaba en esa ciudad, se perdió los éxitos que disfrutaban los platenses con los campeonatos del Metro, la Libertadores y en especial lo que don Miguel cataloga “el máximo éxito deportivo de la historia de La Plata, el 16 de octubre de 1968 en Old Trafford”. En el viejo estadio del Manchester United al que los ingleses llamaban “la caldera del diablo”, Estudiantes tuvo seis jugadores en cancha (a continuación y en negrita los jugadore formados por Ignomiriello): Poletti; Malbernat, Aguirre Suárez, Madero y Medina; Bilardo, Pachamé y Togneri; Ribaudo (luego Echecopar), Conigliaro y Verón. Era casi el quinto año que estaban al mando del “Zorro” Osvaldo Zubeldía. El empate 1-1 que se consagró campeón mundial de clubes al León, con un gol de Juan Ramón Verón a los 7 minutos.

Pregunta, Miguel.
—¿A qué edad tiene que sumarse un jugador al club?
—No hay edad. El tema es el nivel. Traje con 17 años a Poletti, con 20 años a Eduardo Manera, Ruben Bedogni y Alberto Aguirre Suárez.

En 2024, sentados: Bambi Flores, Miguel, Pachamé, Mateos y Enrique Flores

LLAMADO DE LA AFA: SELECCIONADOR
Se fue de Estudiantes y sin embargo no tardó en reencontrarse con algunos de sus pupilos. La AFA le pidió a Ignomiriello formar una Selección Juvenil que se presentará en amistosos en Chile y a fines de 1966 jugarán el torneo Juventudes de América, en Paraguay. Citó a Manera, Echecopar, Pachamé y a otro trío de platenses de Gimnasia: Romera, Rosl y Figueroa.
Ese año incursionó como columnista del diario La Gaceta de la Tarde. “Sus notas firmadas nos adelantan interesantes aspectos sobre el más popular de los deportes”, anunciaron la novedad.
La revolución Pincha tuvo detractores, como el periodista Dante Panzeri, que en su sección “Mi punto de vista”, en un diario local, luego de ver a la tercera de Estudiantes (ya a cargo de Urriolabeitia) en La Bombonera, expresó: “Respecto del que llaman ‘trabajo’, se llamen Zubeldía, Fernández Viola, Geronazzo, Ignomiriello y muchos supuestos agentes de fabricación de jugadores de fútbol”… y continuó dándole a la máquina de escribir “Remington”: “La tercera de Estudiantes me hizo hacer anotaciones como éstas. ‘Jovenes que para jugar piensan como viejos’. ‘Atletas bien formados, jugadores no nacidos’. ‘Los físicos son lindos, los jugadores son duros’. Por cierto que me fui mal impresionado de la famosa tercera que fue, o todavía se dice que ‘es’, de Ignomiriello y de todos esos modernismos incorporados a la construcción de jugadores en los clubes platenses”.
Si, vi todo eso, hoy llamado ‘progreso’ en la tercera que mata (o que mataba). Supe también de las ausencias de Mateos y de Orife. Y las contabilicé. Pero me quedé con un interrogante: ¿Y a la pelota quien se encarga de dominarla? A La Plata le están robando el oro. Y es el mismo oro que que en todas partes ha exterminado al jugador de fútbol que siempre se graduó como jugador rindiendo aptitud de dominio de pelota y que hoy, en esa avalancha modernizante del fútbol enseñado ‘por los Ignomiriellos’, es graduado si se pone guantes, si se corta el pelo, si no hace ruido al tomar la sopa, si hace bien la gimnasia, si se viste bien (en la cancha y en la calle) y si tiene lindo físico”.

A LA FINAL DE LA COPA LIBERTADORES ‘71
Lo esperaban en Chacarita, pero antes de iniciar el año 1971 volvió a su ciudad natal, y a Estudiantes, donde pudieron pasar la llave de semifinales y morir de pie en la cuarta final consecutiva de la Copa Libertadores, ante Nacional de Montevideo. Hubo un desempate en Perú, tercer partido en el que no pudo jugar la “Bruja” Verón. de desempate en el Estadio de Lima. “Cuando papá perdió la copa me dolió tanto que estuve tres días sin ir al colegio”, supo contar como lo hacen un hincha, Alejandro Miguel Ignomiriello. En un plantel de 18 componentes justo la mitad fueron parte de su planificación anterior, en categorías menores. Fue cerrar el ciclo.

La Selección de altura, la define Miguel. “La Fantasma”, para la prensa

De la República del Uruguay lo llamaron. “Es la capital del fútbol de América del Sur. Te encontrás con equipos como Peñarol y Nacional que tienen tres copas del mundo cada uno… ¡Es un caso de estudio! (se emociona). Es un pueblo que vive hablando de fútbol, te sorprendes del conocimiento que tienen las mujeres”, apuntó.
Allí fue partícipe del Club Nacional de Football, dándole a la cantera un ritmo de trabajo que jamás imaginaron los “botijas”. Lo adoran. En cierta forma, parece profeta en esa país más que en lugar donde nació.
Y eso que trabajó a destajo por la Selección Argentina, en juveniles y en la mayor.La Selección “Fantasma” fue otro mote que adquirió su plantel, a partir de la invención de un periodista, que consiguió máscaras para representar en una foto de un diario norteño, las peripecias que hacían en la previa de un choque con Bolivia, vital para clasificar a la Argentina a la Copa del Mundo Alemania 1974.
“La altura existe, es real, pero yo quería saber si era real y también la teoría era apoyada por una serie de problemas psicológicos que tenían los que iban a jugar a la altura. En el año 55 o 56 hubo una muerte de un jugador rosarino y era tal el tremor que Adolfo Pedernera y Pipo Rossi, al hacer los contratos, ponían que ellos no iban a la altura. Comienzo a dialogar con distintos médicos. Yo había tenido siete viajes, con Estudiantes, San Lorenzo, con la juvenil y la preocupación era cómo hacer con la Selección. Un médico me dice lo mejor es la aclimatación paso a paso”, desnuda aquel camino, que iba a tener muchas piedras. Resumiendo, Miguel afirma que “Esa selección de altura jugó 15 amistosos, y empatamos el primero con la Selección jujeña en la Tacita de Plata. Ese día, cuando íbamos a cobrar el cachet de 10 mil dólares, me dicen ‘no, está multado’, acá le vamos a dar 5 mil porque vieron en una revista que no eran los titulares de la Selección. ¡Pero yo le dije que era la Selección B, que los habituales titulares estabab en Alemania, con Enrique Sívori”.
Demabularon por el norte y se instalaron en Arequipa, tratando de sobrellevar una gira en la que AFA no giraba plata por omisión. Lo llamó un dirigente de AFA, Ferrari (que había sido directivo de Estudiantes) y les dijo que les mandaría un avión para volver (era la aclimatación y faltaba para el cotejo en el estadio Hernando Siles). “Pero si a ustedes que les pedí comida para los jugadores y no me mandaron ni un jamón, ¿me va a mandar un avión?”, recordó esa pelea.

AYUDÓ A FUNDAR UN CLUB ECUATORIANO
En Ecuador, tuvo la selección y al Emelec, pero la verdadera hazaña fue la construcción de un club, por iniciativa de los dueños de un banco poderoso. Eran sirios libaneses, gente de mucho dinero, y Miguel les ayudó a planificar las canchas. Llegaron a la primera división. “Cuando fueron a ver el lugar, la tierra negra de esos campos que estaban casi en la selva ecuatoriana, tenía las mejores tierras de todo el país, cuatro o cinco metros de tierra negra y ahí crecía todo. En poco tiempo tenían todo verde, con riego de aspercion, dos cancheros y la organización de las fuerzas básicas.
De la misma manera lo hizo en 2004 cuando el municipio de La Plata lo llamó para colaborar en la construcción de la cancha de un nuevo equipo afiliado a la Liga Amateur Platense, que pronto ascenderá al actual Federal A.

Maestro vigente. Afina la lapicera y organiza reuniones futboleras. Hoy es su cumple





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