A los 49 años de edad, Mariel Narbona, una arquitecta cordobesa, ha tomado un inusual y poderoso paso en su vida al casarse consigo misma en un emotivo evento que reunió a cerca de 30 personas.
Tras un matrimonio anterior a los 29 años y un divorcio posterior, Narbona ha elegido celebrar su amor propio y autoconocimiento en una ceremonia que ha capturado la atención y el respeto de su comunidad.
Luciendo un elegante vestido blanco, Mariel renovó sus votos en un acto simbólico que resonó con profundidad en quienes asistieron a la celebración. “Me casé y me casé feliz. No me arrepiento, no odio a mis ex parejas ni a los hombres. Soy amiga de todos mis ex. Yo quería casarme conmigo como una especie de pacto y de autoconocimiento de saber lo que tengo para ofrecerle a otro”, compartió la novia poco convencional.
Mariel, quien ha construido una exitosa carrera como arquitecta, agregó con convicción: “Estoy completa, me gusto tal como soy, con mis virtudes y defectos. Me amo y me elijo”. Su evento nupcial, en lugar de seguir convenciones sociales, fue una muestra de conexión y amor con sus amigas más cercanas. “Me la pagué yo y no fue una fiesta careta, frívola, sino con conexión y amor con la gente que quiero”, destacó.
Este acto de sologamia, como se conoce a esta práctica en los últimos años, resalta la creencia en la posibilidad de encontrar bienestar y plenitud en la soledad. La elección de Mariel de casarse consigo misma se ha convertido en un testimonio inspirador para quienes consideran que el amor propio y la autoaceptación son fundamentales antes de comprometerse con otros.
“Nunca me cierro a la posibilidad de una relación con otra persona. No estoy sola, siempre tengo amor y compañía, principalmente de mí misma. Aún anhelo encontrar un alma gemela, pero mi compromiso conmigo misma es el primer paso”, cerró.