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Luego de cuatro años y más de 95.000 intentos, Gendarmería Nacional logró abrir el iPad de la mediática Natacha Jaitt en el mes de junio. En la mañana de este miércoles, los fiscales recibieron los resultados del análisis forense que le realizaron al dispositivo. Pocas horas después, se conoció la última conversación que mantuvo la vedette, aquella noche del 22 de febrero de 2019, con el empresario Gonzalo Rigoni, dueño del salón de fiestas Xanadú en el partido bonaerense de Tigre.
Las conversaciones que la modelo mantuvo con el empresario tuvieron lugar mientras viajaba camino a Xanadú en compañía de su amigo Raúl Velaztiqui Duarte. Pocos minutos pasaban de las 21 del viernes cuando Jaitt tomó contacto por primera vez con el celular de Rigoni. “Te dejo de hablar así pongo el GPS que me lleva hasta el salón tuyo”, avisó la mediática quien iba a su encuentro ya que estaba interesada en organizar fiestas.
Luego, en un mensaje de audio aclara: “Soy Natacha Jaitt, por las dudas, por ahí te enganchó el WhatsApp y no sabes quién soy”. En otro mensaje de audio, explicó: “¿Qué tal Gonzalo? Estamos con toda la tormenta lidiando, pero estamos yendo para ahí. Tranqui, eh, es un desastre esto. Justo se largó con todo, pero tranquilo, estamos yendo para ahí”, remarcó, haciendo referencia a las condiciones climáticas.
Vía texto, el empresario le respondió: “¡Natacha! ¡Qué lindo que vengas! Tranquila. Estamos acá”. “Dale, genial. Estamos nadando en el Titanic ajajajaj Ya nos vemos ahí”, respondió la vedette.
Al cabo de 15 minutos, Jaitt vuelve a enviar un audio haciendo un pedido: “Gonza, andá preparando ahí algo para picar o paso por un AutoMc jajaja… Quesito, cosita para picar con un vinito”. “Mirá, vinito hay, champagne también, de comer nada. Si querés lleguen y pido algo”, fue la respuesta, e indagó: “¿En cuánto llegan? ¿Querés que pida sushi”.
“Buenísimo, pero no agridulce, picamos unos sushis livianitos”, le contestó la mediática. “Me encargo”, respondió el empresario quien retomó la charla pasadas las 21.30 solicitando “uno o dos ataditos” de cigarrillos, y para avisarle que “el sushi llega a las 22.30”. “Estoy justo por entrar a comprarme para mí”, fue la respuesta de la modelo que horas más tarde fue hallada sin vida en una cama matrimonial del salón de fiestas.