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El Centro de Fomento General San Martín se hará un buen regalo el 16 de junio, fecha de su aniversario septuagésimo quinto. Cuando la mayoría de las instituciones deportivas se debaten en la crisis, cuando más cuesta crecer, el alto por el feriado es una invitación para encontrarse con la esencia, con el esfuezo compartido que dignifica, ese placer que parece perdido en la sociedad actual y que prende en las almas de los dirigentes de bien público, los deportistas de pura cepa y sus familiares y amistades. Los hijos e hijas de un vecindario popular con una fecha de largada, 1950, para canalizar a través del club todas las necesidades que traía aparejada la construcción del nuevo Barrio Obrero. Era la Argentina de las primeras presidencias de Juan Domingo Perón cuando en la agenda figuraban el bienestar, la educación, la salud y el deporte. Surgían los centros de fomento.
En este cumpleaños, este lunes a partir de las 19 horas, se hará un acto donde será presentado el pasito nuevo, la puesta en valor de la fachada de la Sede cita en la calle 59 entre 143 y 144. Allí fue un bastión de otras épocas la Biblioteca Ramón Pastori y que aún tiene su cancha de bochas, el tinglado de un pequeño gimnasio y un salón que será centro de la próxima reunión que canalizará emociones, entre el ayer y el hoy. Una charla inolvidable para quienes llevamos arraigada la pasión del deporte, en especial el fútbol, con la exposición de sus historias de vida y algún comentario de la actual Selección nacional, ya que San Martín convocó a dos protagonistas de La Scaloneta: Juan Tamone (ex jugador de San Martin, campeón de la Liga Amateur en 2012) y Luis Oscar Martin (otro ex jugador liguista), ambos preparadores físicos del cuerpo técnico de Lionel Scaloni. Juancito y Luifa integran el departamento de preparación física y recién finalizaron las obligaciones de una fecha FIFA por eliminatorias. Los “Celestes” podrán disfrutar en la intimidad a dos personas que, a cada paso, siembran momentos muy cálidos, con un verdadero mensaje de superación personal. Durante los años noventa, Tamone y Martín fueron rivales en algún San Martín-Fuerte Barragán o San Martín-Everton. La profesión que siguieron y el destino los juntó en la Asociación del Fútbol Argentino.
Ni el viento que trae algo de frío con su llovizna podrá frenar el acto de la institución, que en su fachada exhibirá un cambio, que es la primera etapa de un proyecto de mejoras edilicias de la Comisión Directiva que presidente Laureano Ferreyra. Según se anticipó, descubrirán una placa alusiva y se procederá al encendido del escudo (celeste y blanco, con las dos estrellas que simbolizan los torneos de 1982 y 2012), bien visible desde la avenida 60, arteria principal del barrio.
Las veredas también están nuevas… Los trabajos de remodelación incluyen en las baldosas nuevas, que en días adversos como éstos en las condiciones climáticas, dan tranquilidad al caminante. La gente mayor del barrio se remontar a los mismos días que este sector de Los Hornos era “puro campo”, con tres o cuatro casas por manzana y todo estaba por hacerse. Las décadas del cincuenta y sesenta tuvieron carencias y en parte San Martín fue la plataforma que ideó las obras fundamentales como las luminarias, el gas y el agua potable, apoyados en el orden ejecutivo por las autoridades oficiales de la ciudad. También en materia de salud fue decisiva la Sala de primeros auxilios.
“Los vecinos hacíamos las veredas de cemento porque era todo barrial, para recaudar fondos se hacían carreras de bicicleta, carrera de embolsados, bailes… Por eso, a San Martín lo mamó de abajo el hincha, y esa pasión se trasladó a las nuevas generaciones”, analiza Daniel Rapetti, incondicional de San Martín, en contacto con Radio La Plata.
La idea de arreglar la fachada encontró desde el vamos la colaboración del ingeniero Miguel Rivas, un ex wing derecho que alternó en cuarta, reserva y primera entre 1977 y 1979, cuando lo apartó una lesión. Como corresponde con los grandes amores, por el honor y las ganas de ayudar, cuidó de cada detalle hasta finalizar el trabajo. “Atrás de estas paredes inicié mi primaria, estuve dos años, ya que la Escuela 116 empezó a funcionar adentro del club”, explicó el ingeniero en construcciones. “A estos muchachos que están hoy en la comisión les digo dioses, por la cantidad de horas que invierten a pulmón buscando mejorar el club que amamos”.
Una vida de 75 años en la que el Club se reinventó una y otra vez a las crisis, donde las “comisiones directivas las hacíamos entre los vecinos y los jugadores”, opinó un gran dirigente, alejado ahora, el doctor Osvaldo Dameno, abogado, ex delegado municipal que presidió a San Martín, y memorioso del barrio y sus primeros habitantes: Armando Grizia, ex vicepresidente de San Martín, vivía en la casa 1, y Héctor Cotignola, que fue presidente, en la casa número 2”. Barrio Obrero es tan sanmartiniano como justicialista.
La memoria camina en puntas de pie por alguna de las calles angostas, o pasillos que llevan a uno y otro lado de la barriada, Hay sentimientos profundos, del típico jugador de barrio, con los botines colgados en el cuello, trasladándose en bicicleta de un potrero a otro ó al gimnasio de algún club, para sacarse chispas en un baby fútbol. La cosa fue realmente educativa y tiene un ejemplo concreto.
“Nosotros fuimos a la escuela acá en San Martín”, decían los Marchessi, Rapetti y Gervasio “Tito” Favant el pasado 3 de mayo, cuando se reencontraron en un tributo de la Liga y el club para los primeros campeones después de cuarenta y dos años.
“En la sede había una casilla que fue aula para los grados más chicos, y para los más grandes se usó un tranvía, que estaba afuera, a cincuenta metros y hacia el lado de 137. Damento tiene más fresco y apuntó que “la señora de Belén era maestra y designada primera directora”. Un hijo, el “Cuate” Belén (hoy radicado en Tandil) jugó en San Martín. Una familia conocida por la panadería, al lado de la Línea 14 (hoy 214) en 60 entre 145 y 146.
Todo un “mundo” en desarrollo, que en la década del ’60 llegó a tener el único establecimiento educativo en 62 entre 139 y 150, la Escuela Nro. 21. Hasta que se sumó el San Benjamín y la Escuela 116 (que empezó en San Martín) y que pasó a estar en su terreno actual, asignado por el Ministerio de Educación, que lo inauguró el 27 de julio de 1967 con el nombre del doctor Albert Bruce Sabin. Cuando se inauguró fue revolucionaria la visita del mismísimo médico polaco y nacionalizado estadounidense, que llegó a nuestra ciudad diez años después de su logro científico que “dedicó a la humanidad” ya que no quiso patentarlo. Había creado la vacuna contra la poliomilitis, esa enfermedad que en los argentinos preocupó con epidemia que llevó cientos de muertes, y gracias a “la Sabín”, la enfermedad quedó erradicada, con una sencilla aplicación oral para los niños.
La Escuela que estrenó Sabin está en el mismo terreno donde comenzó a jugar dos años después San Martín, apenas separada de un paredón. Aquel San Martín que vestía la camiseta de Racing, precisamente campeón en el ’67, la razón de la indumentaria oficial celeste y blanca a rayas con la que juegan desde entonces y hasta el presente en la Liga Amateur Platense. Racing era el dueño de América y del mundo.
Y el barrio tenía su ídolo, una figura de Lanús… Juan José “Kiko” De Mario. El equipo giraba en torno a su pasta de crack, y por los toques y las “paredes” la prensa llamó el equipo d “Los Albañiles”. Aún siendo futbolista en la cumbre de su carrera, “Kiko” fue director técnico de San Martín en 1969. “E el barrio era como ver a Maradona o a Messi”, comentan. Entre sus “chicos”, dirigió al “Tero” Martínez, Cadelli, Sacconi, “Coco” Elso, Miguel “Cucho” Chiappeta, “Tato” Alonso y el “Negro Cotingo” Rojas, dándole la capitanía al “Conejo” Alberto Ferreyra, defensor, entrenador, presidente y jefe comunal. Entre los primeros jugadores que salen de la memoria no pueden quedar afuera Líber Montenegro, Juan Carlos Merlo, “Ovi” Gómez, “Pollo” Elías, “Carlín” Moreno. Una parva de cracks, que en la mayoría de los casos debieron dejar a un lado la pelota y salir a trabajar, solo por eso no pudieron ir más allá.
El padre de “Kiko” fue personal auxiliar de la Escuela 116. Cuando pasó el tiempo, acercó a Lanús a muchos pibes con cualidades deportivas, como a Osvaldo Dameno. “Me llevó a probar y dirigía el Nene Guidi, quedé para jugar en la Tercera de Lanús y me pidió que vaya a firmar a la AFA, pero acá la Liga pedía una suma de dinero para otorgar el pase. Nadie pudo abonar esa suma, Lanús menos, nosotros no teníamos, y no pude ir”.
Este lunes, tal vez la música de “Muchachos”, por la presencia de los dos profesores de La Scaloneta, remonte al maravilloso tiempo en que la música de los bailes en esa sede se movía con los bailes de Carnaval y la elección de la reina. Recordarán los nostálgicos a Ruben Alippi —hornense de cuna— dirigiendo a su “The American Jazz, y a otras orquestas como Azúcar ó Los Matanceros (donaba su cachet artístico para colaborar con las arcas siempre debilitadas de San Martín). “Con el dinero de cada show alcanzaba para los gastos de tres o cuatro meses”, aseguran los más veteranos.
Para este lunes comprometieron asistencia, entre otros, el socio vitalicio que lleva más años que ninguno: “Juancito” Aimola, quien vive detrás de un arco (en 144 bis) y lleva 63 años de casado. “Mi abuelo y el padre del “Conejo” (socios fundadores) nos ponían a picar ladrillos para hacer contrapiso de la pista del club”, evocó. “Firmé el acta al asumir la última comisión directiva que llevó de presidente a Laureano Ferreyra” a sus 49 años de edad.
Y el querido “Laly”, el lunes, acaso como una vuelta a los años de jugador, volverá a encontrarse con una parte de esa etapa hermosa de futbolista amateur, de hidalgo defensor, de gran porte, que compartió cancha con Tamone y marcó varias veces a Luis Martín.
Estar unidos y celebrar la pertenencia, así pinta este lunes 16 feriado, como lo vivirá Eduardo Marchesi, ex jugador y actual vicepresidente del Partido Justicialista. Su abuelo fue parte de la fundación y del crecimiento “del Barrio Obrero, nacido en el peronismo, con las casas de estilo chalet californiano, tejas, con fondo y el espacio público bien respetado”, describe “Lalo”, que nació exactamente al lado del club, en la casa de calle 59 entre 144 y 144 bis. Hoy comparte una anécdota que lo pinta como futbolero e impulsor de tareas sociales: “Una vez armamos una radio comunitaria y seguimos a San Martín en el Torneo del Interior, con un grupo de pibes que estudiaban periodismo, como Juan Alarcón, que además fue arquero nuestro”.
LOS JUVENILES SIEMPRE DIERON LA NOTA
La calle 58 y 145 es donde está la estructura del vestuario y allí salieron a jugársela por los colores muchas camadas. Desde la primera categoría que abre la jornada, ya al afiliarse hubo olor a campeonato. ¡Había cada equipo de Cuarta…!
“Era pibe y con los pibes del barrio y de la zona no salimos campeones por un punto, detrás de Villa Albino” indicó Dameno a sus 75 años, misma cantidad que celebra la institución.
Había razones de sobra y una es el potrero, que estuvo antes de la propia cancha oficial de San Martín. Con los arcos al revés de la dirección que conocemos hoy, ahí jugaba El Músculo Argentino, el team barrial se hizo muy conocido.
Unas tres décadas pasaron sin representar con infantiles en alguna liga, hasta que se dio la contención en 1981: San Martín entró a la recién creada LISFI. Pero antes de eso, los chicos se organizaban de otro modo. Por ejemplo, iban al CF 19 de Noviembre “una de las cunas futbolísticas de San Martín”. Allí competían Lucho Selgas, Tito Favant, Lalo Marchesi, tal como acredita esta postal de un torneo de la Asociación Cooperadora Escuela 66, una institución educativa que en la zona del Hipódromo tenía su cancha con tribuna y metía fútbol de diciembre a febrero. El más grandote y de cabellera larga es el recordado Carlos Marchesi, que llegó a atajar en la 1ª de San Martín.
En los sesenta había mucho “baby fútbol” y los equipos llevaban nombres comerciales, como fue Panadería El Portal. Ahí jugaba Pablo Medina, el actual coordinador de las juveniles. “Ganamos un torneo y nos llevaron a Uruguay, pero no pude viajar”, reconoce Medina, más conocido por “Beto”. Después llegó su amor por el albiceleste. “Vivía en San Martín… me dio un lugar para que me distrajera, para conocer a la gente y fui creciendo como persona” Su primer torneo a los 17 años fue el campeonato de Cuarta, que ganaron en enero del ’75 en una definición por penales de catorce remates por cada equipo.
En época de “barrio contra barrio”, no faltaba el desafío por dinero. Había un equipo, El Relámpago, que integraron muchachos que serán campeones con San Martín ya de grandes: Vergini, Cardenas, Millán, “Peche” Gómez y Manuel López, fútbol reducido, de calidad.
Al fichar por San Martín todo era por la camiseta. Así fue que tantas Cuartas venían con pibes fogueados en el potrero virgen y en diversos torneos desde las edades más tempranas.
Jugadores de la gran siete, “Mincho” Cruz, “Galletti” Ramírez, “Tito” Favant, “Lalito” Cruz, el “Chiqui” Núñez, Néstor Bastone (después fue a Racing), garantía de triunfos en la Primera. Hoy, Alejandro Pacheco sostiene que “en toda la Liga no vi un 2 como Selgas”. Y esa pasión arrobadora sigue intacta cuando una vez a la semana juegan (sin contar los goles) un fútbol 5, Selgas, Pacheco, Favant y los Cruz.
Esos que fueron mocosos un día de 1983 pudieron a jugar un Regional de AFA, esos torneos que llevaban directamente a Primera división. Y para saber cómo se desenvolvieron, basta un ejemplo de Eduardo Cruz, que le dio una “murra” a una figura que había sido profesional. “Pibe, ¿sabes quien soy? El Roque Avallay. El tipo me chapeó. Al rato voy y le pego dos patadas, y le digo ¿sabes quien soy…? ¡el Lalo Cruz!”.
Otro rival, de los rentados, fue Agustín Irusta (cuatro veces campeón en San Lorenzo) que fue arquero de Juventud de Campana con 41 años, y el popular “Mono” le atajó dos penales a San Martín.
El tiempo trajo a la Cuarta del Celeste a otros muchachos de buen pie y espíritu amateur, listos para brindarse y quedar en el corazón de la gente. Los hermanos Tamone, Pablo y Pedro, y el primero de todos, Juan, que arrancó ganando el torneo de la B 2011 y al otro año la estrellita de 2012, segunda en la divisional A. El mismo Juan Tamone que hoy tendrá la oportunidad de decir lo que siente, el hombre que trata con Messi, el Dibu Martínez y todo el compacto grupo de la Scaloneta.
UN GRUPO UNIDO, LA COMISIÓN DIRECTIVA
Laureano Ferreyra es el Presidente, Néstor Selgas el Vicepresidente, y el resto de los miembros, listos para brindarse en distintos roles: Mario Allende (Secretario), Antonio Cabrera (secretario adjunto), Ezequiel Plaquin (tesorero), Guillermo Gambin (secretario adjunto), Dulce Salvatierra y Martin Ovejero (revisores de cuentas), los vocales titulares Juan Cruz, Martin De La Fuente, Marisol Asame, Ariel Carrera y Gustavo Tumino; y los vocales suplentes Efrain Grattoni, Christian Martinet, Santiago De La Fuente, Yesica Ercole y Susana Valdenegro.
Este atardecer en Los Hornos tiene una linda manera de celebrar la pertenencia, de descubrir la belleza de los esfuerzos colectivos, y ver que, al igual que en el comienzo, el barrio luce bien con el escudo de una entidad de bien público. Ya en la semana previa, a pocos metros de la cancha, donde está la Secundaria 80, su fachada también luce distinta.
MURAL EN LA ESCUELA VECINA A LA CANCHA
La Secundaria Secundaria 90, ubicada en 146 entre 58 y 59, que lleva el nombre ARA San Juan (desde septiembre de 2017, en homenaje a los 44 tripulantes fallecidos ese año) embellece la zona, y los pibes también celebran como un juguete nuevo.
Entre los compañeros, y un grupo de artistas, con Juan Dice a la cabeza, trabajaron sobre los gustos y eligieron los símbolos. Aparecen dos pelotas (una de fútbol y otra de vóley), las tres estrellas de la Selección y dos manos que se estrechan, una chica con una mariposa, un avión de papel y un niño sentado sobre la luna. Los escudos que aparecen son el de las provincias de Buenos Aires y San Juan, y el escudo de la escuela que en la elección de los alumnos, lleva el celeste y blanco por el Centro de Fomento San Martín. Toda la energía de la camada nueva, los gustos e ideales de un futuro que llega. La escuela y el centro de fomento, dos pilares en la vida social de los argentinos. Así como fue en el principio.
