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La Plata

Pierna fuerte, sin goles y una foto que enaltece al clásico y resalta los verdaderos valores

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Igualaron en la medianoche del lunes en City Bell, en una cancha de sintético. Fue por la Liga Senior en mayores de 50 años. El clásico platense dejó un momento especial en la finalización

ESTUDIANTES 0
Germán Colombo; Jorge Forchino, Marcelo Dupont, Leonardo Krivocapich, Sebastián Medina; Gabriel Bordón, Sergio Vargas, Pablo Barbieri, Ezequiel Squadrone; Alejandro Beltrán y Carlos Figueroa.
DT Adriano Tomás Custodio Mendes

GIMNASIA 0
Matías Botello; Gabriel Cufré, Oscar Olivera, Gustavo Bengoa, Walter Bufarini; Pablo Rodríguez, Leandro Milman, Alvarez Cornejo, Félix Paternoster; Santiago Herrera y Leonardo Trinchin.
DT Omar Alberto Bastia

Sonrisas duras entre capitanes al estrecharse el saludo junto a los árbitros que arribaron desde Avellaneda. El ruido de la pelota en el terreno de juego disfrutable como el de las olas y el mar. Una noche profunda que dio lugar al segundo clásico del año en la categoría +50, en City Bell. El primero fue para Estudiantes, 4 a 1, en El Bosquecito. Varios meses después ahí están, con la superficie césped sintético en el Predio “Mariano Mangano”. El Senior y uno de sus partidazos, pese a que hubo un empate en cero. Un clásico que es gran sembrador de dudas; si los Pincharratas iban a ampliar la ventaja que demostraron unos meses atrás. El sistema del Lobo habló de precauciones con un 4-1-4-1. Pero éstos lances no son para preguntar…

El “Mencho” Beltrán y el “Dogo” Olivera, capitanes más 50

La diferencia empezó en el terreno porque la cancha de Estudiantes no tiene mezcla el caucho a diferencia de la de Gimnasia. Además, la noche y su rocío mojó algo más la “alfombra” llevando con mayor velocidad y otro efecto a la dama de blanco.
“Sí, lleva más atención el control de pelota, porque pica y sale como un cohete”, se escucha entre los jugadores. Ojo, no solo debían cuidar el pie sino otro tipo de control, el del temperamento, por ese corazón con el que los han criado, porque llevan el nervio de los hinchas, y algunos todavía sienten bronca desde las tribunas, cuando ven a los profesionales defendiendo esa misma camiseta que les da el Club.

Alejandro Luis Beltrán es “El Mencho”, rosarino de cuna, nacido en 1967, experto en los últimos metros desde siempre y pasional a ultranza, que el último torneo +50 le ganó en la tabla de artilleros al puntano Mario Saccone. Dos de los delanteros estrellas en ésta divisional.

Oscar Alberto Olivera, chaqueño de Resistencia, clase ’64, es el técnico adentro del campo. Vivió la gloria cuando era un pichón de lateral derecho con proyección en Independiente, aquel consagrado en la Copa Libertadores y la Intercontinental de 1984, siendo uno de los juveniles que alternaron en el campeonato local, con Nito Veiga y con Omar Pastoriza.

“Muchos tienen 50 pero yo estoy en los 60 años y el cuerpo me está pasando factura”, nos descoloca la respuesta de Luis Marquez, el arquero de los Triperos, seria figura en el Country. Van a cumplirse 48 horas del partido y sigue “de cama, después de unos revolcones; ellos tienen un 9 pícaro, que sabía ubicarse y apenas se daba vuelta sacó un par de tiros que pude sacar”. Fue en su juventud un pibe de Racing, de una época mala que tuvo de paso en la vieja B a la Academia, el tercer arquero de Traverso y Whirtz y en un título celebrado por TV —Proyección ’86— suplente de Zubczuc.

Hay para todos los gustos.
—¿¡Quién es ése…!?
Sergio Vargas, jugaba en Everton y en Alianza. Le dicen León y es muy fanático del pincha.
—¿Y aquel de allá… aquel, ¿jugó en la Primera, sabes en qué año?
Gustavo Bengoa, “El Parza”, marplatense. Buena presencia en la zaga. Tocó el profesionalismo en el Apertura 1992, el mismo que tuvo por primera vez juntos a los Barros Schelotto.

Gente con vocación y capaz de sacrificios como Leandro Milman, clase ‘72, padre de tres hijos, contador, laburante ese lunes hasta las 16 en la oficina; hasta que cambió la pilcha y arrancó al predio de Everton para entrenar a la novena de AFA (“¡ojo que podemos dar la sorpresa, primeros a cinco fechas del final!”); volvió a casa y jugó en el Country a la noche, con retorno 2 AM tras cenar en una parrilla de Villa Elisa.

Voces post partido reconocieron que…
“Gimnasia venía en racha, entre los cinco primeros, y nosotros nos vamos acomodando con algunos cambios, después del subcampeonato el año pasado perdiendo por penales con Banfield. Terminamos parejo en todo, en situaciones, en juego y en el resultado”, aseguró Carlos Figueroa, el 10 albirrojo. Cuando este cronista vivía su adolescencia verlo jugar al “Cuca” un sábado era un anticipo de lo que el domingo era Bochini, por el cuerpo pequeño y relleno, el toque rápido, el arranque ágil y ese tono silencioso afuera de la cancha. Pudo abrir el scorer, pero su tiro libre por afuera de la barrera con el arquero tapado que se rebuscó para despejar al córner. Fue la más clara del primer tiempo.

“Por suerte a mi amigo querido Leo Trinchín no le pudo quedar ningún mano a mano para definir, porque sabemos que es implacable en eso, lo marcaron bien Jorge Forchino y Marcelo Dupont”, describe Figueroa. Y Trinchín, 9 de área y además DT de las menores del Lobo, apretó una síntesis con su estilo del que habla poco y juega mucho: “Fue un lindo partido. Nadie se sacó ventaja. Tampoco hubo golpes con mala intención. Volví este año a Gimnasia y encontré un lindo grupo con algunos que ya había estado. A esta edad solo queda disfrutarlo”.

Entretiempo. Adentro, Hugo Bartoli, Ricardo Berl, Luis Gallegos y Raúl Moreno (en Estudiantes); Luis Marques, Silvio Mondazzi, Pablo Pujol y Gonzalo Malnatti (en Gimnasia). Afuera, entre el público presente, empiezan a maquinarse, a cebar un mate nocturno que mitiga el frío y anticipa el próximo Estudiantes-Gimnasia entre las primeras (septiembre).

El entrenador pincha Adriano Custodio Mendes es nacido en Africa, en Cabo Verde cuando era colonia de los portugueses, y desde chico se ganó el cariño en todo picado en los que floreció en esta ciudad; se probó en Gimnasia y se subió al micro de primera en Estudiantes donde será campeón con el equipo de Bilardo y de Manera.  El “Negro” es directo: “Vinieron a defenderse y no pudimos meter las opciones que tuvimos, era para tres o cuatro”.
El entrenador mens sana es Omar Alberto Bastia, aquel puntero pelirrojo que llegó de Argentino de Rosario en el ’85 y es un ciudadano más de La Plata desde entonces. “Fósforo” fue el seudónimo cuando ganaron un torneo de la Primera C de punta a punta y en el ’84 se sacó chispas en el Octogonal contra aquel Lobizón.

Olivera dice lo suyo: “Tuvimos mucho orden en defensa. ¿Si fuimos a buscar el empate? No, no, fuimos a ganarlo y casi lo logramos”. La gente del tablón lo inmortalizó con su sobrenombre de “El Dogo” o “Perro”, y sacó todas las que venían.

Pablo “Sapo” Malnatti y Sebastián “Tato” Medina

HIJO DE UNA GLORIA DE OLD TRAFFORD
En Estudiantes hay un 3 de apellido Medina y la energía, la intuición, la historia del Club nos lleva a preguntar si será algo… del que marcó a Boby Charlton, expulsado en “La Caldera del Diablo” aquel 16 de octubre de 1968. “Soy el hijo”, contestó Sebastián Medina, “estoy en el Senior desde el día que falleció él, hace seis años”.
“Clásico retrabado, duro, peleado en el mediocampo, vamos a divertirnos y siempre queremos ganar”, dijo el hombre.

“En el segundo tiempo la pelota pasaba rápido por el medio…” describe el “Cuca”, del local. Y Gabriel Cufre admite que “fue un resultado un tanto mentiroso, porque de los dos lados tuvimos opciones. Algo fuerte pero bien disputado, por más que tengamos cincuenta queríamos ganar”. El hermano del ex jugador de primera y de Selección Leandro también es parte del staff de los técnicos seniors. En la otra vereda, hubo otro hermano de ex futbolista, Ezequiel Squadrone,  que marcó punta y fue rápido como en sus años lo veíamos a Leo, su hermano.
“Manejó mejor la pelota Gimnasia, los dos tuvimos posibilidades. Las dos claras de ellos fue mérito del arquero nuestro”, sumó Santiago Herrera, que volvió después de casi tres meses.

AQUELLOS OBREROS DE BERISSO
Quien jugó en Villa San Carlos en la década del ochenta y noventa conocen que no era un espacio para exquisitos, al contrario. Hasta los vestuarios con techo de chapa eran el despertador para equipos que no funcionaban o el indicador más claro que en la calle empezaron los viejos dramas de la policía y la barra. Esta categoría Senior parece copada por cracks de esos equipos Villeros de tres o cuatro décadas atrás. Por el Pincha están Bordón, Figueroa y Moreno. Por el Lobo, Trinchín, aquel que surgió de Brandsen y tras una ráfaga de goles en Berisso lo subió a un avión uno de esos empresarios que querían sacar el jugo apenas se globalizó el fútbol.

Leonardo Krivocapich, del combinado albirrojo, tuvo su paso por Estrella y responsabilizó a los arqueros visitantes por el empate: “Los dos arqueros sacaron pelotas que seguramente llegaban al fondo del arco, fue un clásico duro”, resumió. Gimnasia tuvo en el primer tiempo a Botello y luego a Marquez.

Bordón opinó que “fue parejo, intenso, ninguno quería el empate, la pierna fuerte y sin conflictos, creo que afuera lo disfrutaron como lo que fue… ¡un clásico de potrero!”. El hombre que con una palomita ayudó en 1993 a un ascenso inolvidable: por primera vez VSC fue campeón en los 26 años que llevaba afiliado a la casa del fútbol argentino. A propósito, el torneo de los “veteranos” es avalado por la AFA, y lleva el logo de LSF (Liga Senior del Fútbol).
Contó Beltrán: “Tuvimos tres claras y las sacó en forma excelente el arquero de Gimnasia. Se jugó con la intensidad de cuando eramos jovenes, fue otro clásico con la dignidad deportiva de dejar todo por los colores y de forma honesta”.

El “Charro” de Berisso. Raúl Orlando Moreno

Entre las situaciones que no capitalizaron en gol, hubo una que “viboreó” cerca de la línea del arco, y se hace cargo Raúl “El Charro” Moreno: “Me perdí uno debajo del arco, pega en el palo y en el rebote le da Bordón y saca el arquero”, relató el petiso (el otro es Figueroa) que sabe encontrar los caminos en ofensiva. Los dos fueron ídolos de San Carlos y de Estrella. Moreno añadió que “luego de un primer tiempo sin dominio claro, en el segundo tiempo fuimos un poco más al poner la pelota en el piso y tuvimos amplia ventaja los últimos 10 minutos”.

La red donde se encierra el objetivo del gol no se movió.

Ganó la caballerosidad deportiva. Se impuso la raza curtida por el amor al fútbol, alimentada por la esperanza de toda una vida, con esa obediencia a una camiseta, sea por un pasado lejano en Primera ó con trayectoria de épicas jornadas de ascenso y picantes pugnas de Liga Amateur. También hay quienes solo jugaron torneos informales.
En los estudiantiles apoyaron desde afuera una yunta grande, desde el profesor Hugo Sambrana, que tras una operación llegó para efectuar los movimientos precompetitivos, y quedaron en la banca Martín Abetti, Guille Díaz, Pablo Passini, Leonel Casiano, Ariel Trotta, Gerardo Bracco, Alejandro Ruquet, Martín Quintana, Maxi Salas y Pablo Sánchez. Y entre los gimnasistas: Paz, Lugli, Néstor García, Ricardo Pachialat, Palma, Germán Sánchez y Luis López.
Quemando los últimos tapones de los botines, da gusto escucharlos.

“A ésta edad, solo queda disfrutarlo”, desliza Trinchín, que remarca que “el noventa por ciento somos amigos del fútbol o de la vida, nos conocemos hace muchos años, desde infantiles casi…”
El centrodelantero del local, don Beltrán, transmite la misma onda: “Debe haber habido dos amarillas en todo el partido y estuvo lleno de gente de los dos lados, siempre vienen amigos ó conocidos pero ésta vez nos sorprendió la cantidad”.

En el mundo veloz de hoy donde pareciera incurable el extremismo por representar a distintas ideas o símbolos, éstos tipos pusieron alto el respeto.

Divertirse, pasarla bien, es prioritario. La sensación flotó en el aire y fue el marco más romántico para un hecho que superó al resultado. Esa foto grupal que armaron y hoy replicamos con placer, el mismo placer de seguir jugando y vestir dos de las casaquillas sagradas de nuestra bendita ciudad.

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