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“El hombre es un animal político por naturaleza”, decía Aristóteles, y en esa máxima aparecen personalidades como Luis Alfredo Le Moal, platense, padre de siete hijos, gimnasista y radical, fundador de un vivero que siguieron sus hijos, ex concejal, defensor ciudadano, asesor y dirigente de una institución de bien público como Almagro de La Plata.
“Gracias por enseñarnos que la grandeza se construye con vocación y humanidad”, fue la expresión del actual intendente doctor Alak, reconociendo que el camino de Le Moal merecía una distinción, un día en el que el recinto lo despida con esos aplausos fuertes. Cuenta que en agosto escuchó la propuesta pero las fechas no daban y los viajes patearon hacia adelante, hasta que llegó en la última sesión del año del Concejo Deliberante. El diploma de Personalidad Destacada conjuga los valores de su humanismo, con aristas no solo de la función pública, sino del deporte amateur y profesional. Sucedió el pasado 3 de diciembre de 2025, entre otros homenajeados.
Entrar al Concejo en la mañana del pasado miércoles fue volver a vivir, caminando despacio y con la mirada de su esposa y de los siete hijos (tuvo dos matrimonios), con la sorpresa que se guardó un nieto (de los diez). Fue recordar a aquel edil de la UCR de 1991 a 1995, precisamente en el primer mandato de Alak. Destacó a aquel bloque con la presidencia de Javier Quinterno, a los abogados Miguel Berri, Hugo Torio, Marcelo Zeinfeld, al arquitecto Gustavo Cremaschi, al ingeniero Guillermo Petri, a la escribana María Teresa Fernández de Alippi. Le Moal fue asesor de Javier Pacharotti cuerpo legislativo en la década pasada; además, fue consejero escolar, y Defensor Ciudadano (2005 y 2012).

Difícil encasillarlo, pero se puede empezar por su esencia, en el ejercicio diario de aprender de cada experiencia en el tejido barrial de la zona sur. No hubo club donde no sepan de la bonhomía. En 1972 llegó a Almagro, que parecía un traje a su medida: fue fundado por radicales. En 1978 puso su vivero y por encontrarse en la esquina de Circunvalación, ésta gran familia de dirigentes y deportistas también lo cuentan como propio.
La pelota y un grito de corazón es Gimnasia, que aún lo tiene sufriendo, por eso no va al estadio del Bosque, “tema de presión, pero como yo hay muchos casos”, reconoce. Jugar a la pelota fue descubrir en la juventud un campo de once “en 82 y 120, sin alambrado y el vestuario era un chalet que estaba en 119 entre 81 y 82; esa cancha donde empezó a jugar Almagro por primera vez en la Liga Amateur Platense después se la quedo Barrio Jardín, y con Almagro después fuimos a 80 y 120 donde ahora está el supermercado”.
La llamada de radio La Plata, el momento de volver a pasar por el pasado. La gracia de algún personaje que lo marcó a fuego. “Cuando Almagro quiso comprar la sede de calle 80 entre 121 y 122, le costaba una fortuna. El dueño de los dos terrenos era un italiano y quería 82 mil, se pidió un terreno pero quería venderlos en bloque…” Allí surgió el corazón de un diariero del barrio, “Pepe” Gomez, que en plena reunión pidió la palabra. Como el club dispone de 40 mil, yo pongo 42 mil, voy a casa y los traigo’, dijo. En dos años Almagro le devolvió la plata que prestó Pepe sin papeles ni nada. Si pensás por qué lo hizo, primero era soltero y desde ya no tenía que rendirle cuenta a su señora… y seguramente porque si prestó esa cantidad también tendría mas dinero Era un hombre de unos cincuenta años, inolvidable. Así fue que llegamos a 80 después de los primeros once años en la esquina de 122 y 79″.

El momento de alegría dentro del Palacio municipal tuvo, entre otros, a José Arteaga, quien felicitó en sus redes: “Querido Luis: En las calles de Villa Elvira, en tu querido club Almagro y en la Federación de Instituciones, por la que tanto hiciste, siempre fuimos vecinos y amigos antes que adversarios políticos. Vos, radical de pura cepa, caminaste por el barrio con la misma pasión y entereza con que defendiste tus ideas, pero jamás dejaste de ser esa persona cálida, respetuosa y dialoguista que todos conocemos y queremos”.
Los aplausos con el eco del recinto ya pasaron, pero lo que permanece es la íntima satisfacción de Luis después de una larga vida. Nacido el 23 de febrero de 1945, con su cuna y escuela de todas las cosas, Villa Elvira, en donde sigue afincado. Cada unaa de las facetas de su vida fue impulsada con el compromiso y la palabr. Y de tanto ayudar, mirando al corazón de ese sur pobre y barrero, encontró en diciembre de 1983 la oportunidad histórica de asumir y trabajar como Delegado municipal en la vuelta a la democracia, en una ciudad que elegía al “Colo” Juan Carlos Alberti, jefe comunal, a una Provincia con Alejandro Armendariz y un país con Raúl Alfonsín, uno de sus espejos.

Los años no borraron direcciones, nombres ni afiebradas faenas. En tiempos de delegado de Villa Elvira, “con la empresa Hormigo Vial hicimos una gran obra con la Provincia, a través del ministro de gobierno Juan Portesi. El ensancha de la calle 7, de 80 a 90; y la 90, de 6 a 14 (con las dos rotondas) y la 13, de 90 a 610, todo una sola obra que se inauguró ya con el gobierno peronista de Cafiero y el intendente radical Pinto”. También recordó el asfalto de la calle 96, desde ruta 11 a calle 7.
“Siendo concejal —apuntó—, una gran obra con Alak y Duhalde fue la pavimentación de la 72, desde 27 y 72 hasta 66 y 122. Una súper obra que permitió que Villa Elvira y San Lorenzo se integraran definitivamente con la ciudad”.
En la función pública acompañó y trabajó en obras de cloacas, obras sanitarias, gas natural.

EL FÚTBOL, UNA PASIÓN
Su “Personalidad Destacada de la Ciudad de La Plata” sabe a gustos y a un color azul que le cruza el pecho. Socio del Club Gimnasia y Esgrima La Plata, colaborador en las presidencias de “Cacho” Delmar y el contador Roberto Vicente, integró subcomisiones de fútbol. Además, como buen favaloreano, esas directivas tuvieron al cariocirujano en el Jurado de Honor durante el tiempo que también participaba Le Moal.
Acompañó al plantel del Lobo en un viaje a Chile, en ocasión de un encuentro deportivo en la ciudad de Concepción que incluyó lazos diplomáticos entre ciudades. “Y ganamos la Copa ante un seleccionado de Concepción”, evocó.
“Recuerdo cuando con Djumovich (un símbolo de la dirigencia de los pibes gimnasistas) hablamos con el presidente Vicente por un contrato de Sergio Saturno y Rolando Mannarino. Solo podíamos hacerlo con uno, nos dijo el contador. Al final nos definimos por el Tano, que llegó a la Selección, aunque a Saturno, que se fue, también le fue excelente en Huracán con un ascenso y el pase a Boca”.

Sembrador de cuatro largas décadas en la Federación de Instituciones Culturales y Deportivas, una charla nos encontró en Villa Montoro recordando “el relleno de tierra para la cancha”, feliz por un reconocimiento de la Liga para los campeones históricos de 96 y 118. Como la memoria de Luis es fabulosa, no dudó en nombrar a otros dirigentes del club Villero, Adelmo Sayavedra y Amancio “Tatín” Loza, que partieron hace tiempo.
“Yo iba a ver los partidos de la Liga Amateur”, arranca Luis hacia una hermosa historia, la suya, tan pura como ese fútbol que una vez lo puso a encontrar a la gente y los recursos para afiliarse a la madre rectora del fútbol platense, adherida al Consejo Federal de AFA. Sí, Almagro, de la mano de Le Moal, entró a la B liguista allá por 1989, con “grandes jugadores que habían sido campeones con Montoro”, y tiró de corrido a esos habilidosos de arrabal, del barrio contra barrio y por la camiseta: “Llevé a Almagro a Soria, Diego Lynn, Pedro Sánchez, Carlos Benítez, Dardo Villegas y el entrenador fue Alfio Loza”.
Los clubes fueron (son) su familia. Y entonces puede hablar de otros hermanos, Basile, de Villa Lenci; Fracassi, en For Ever; Ricciardi, en Tricolores.
Almagro duró poco en la competencia oficial por falta de cancha y el gasto de alquiler, arbitraje y la seguridad “porque por alguna travesura de la hinchada teníamos que llevar 8 policías y también salía dinero esto”.

“Luis ha sido un manantial de virtudes”, salió de Alak con todas las ganas de estar, como también elevó el espíritu de la sala aquel escrito del ex concejal con mandato cumplido, Moya, y otros correligionarios, Mor Roig, Rovella. “Después tuve mi palabra, agradecí a los cone que votaron esta iniciativa, y al presidente Galland”. “Lopez, cuando vos quieras, charlamos en algunos de los clubes, dale”, devolución de un mensaje que lo pinta. En los últimos años siempre está en el Centro de Fomento Circunvalación. Ahí se entrevera en algún partido de bochas, y comparte historias con el grupo de la tercera edad. Para Luis, la vida fue eso, un club, una historia que merecía el reconocimiento, tal cual lo decidieron los funcionarios municipales en el último cónclave de 2025. ¡Salud, Luis!

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