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Miguel Angel Lemme tenía 32 años cuando convirtió el gol a Fluminense, en el Estadio Maracaná, durante el grupo clasificatorio, compartido con Vasco da Gama y el Ferro de Griguol. Lemme era (es) hombre de Bilardo, como jugador, como técnico y como amigo. Lemme se fue campeón de Estudiantes y siguió la cosecha de otro equipo que jugó brillantemente al fútbol, Argentinos Juniors. Hace 40 años ganó la Copa Libertadores.
“Gracias por recordar ese gol en Brasil, ganamos un a cero y pudimos seguir peleando en esa Copa”, se adentra en una charla con Radio La Plata. Pasaron ya cuarenta almanaques desde que el 24 de octubre de 1985 esos “Bichos Colorados” volvieron desde el Paraguay con la alegría más grande, “la Libertadores, tan importante en la carrera de un futbolista”, agregó el “Cabezón”, preparado para cenar esta noche en el predio que Argentinos Juniors tiene en el Bajo Flores.

Ganaron por penales 5 a 4 la final que terminó 1 a 1 con América de Cali, en el desempate del tercer partido, en Paraguay, 1 a 0, después de otros dos parejos 1-0 y 0-1. Junto al arquero Enrique Bernardo Vidallé (ex Gimnasia y Estudiantes), que se convirtió en héroe en los penales, Lemme era el otro conocido en la ciudad de La Plata que ahora alcanzaba prestigio continental.
Un partido histórico. El “Nene” Emilio Nicolás Commisso anotó la diferencia, pero el “Tigre” Ricardo Gareca, el argentino que jugaba para los colombianos, empató de cabeza.
Llegaron los tiros desde los once metros. Argentinos no falló: Olguín, Batista, Pavoni, Borghi y Videla.
Del otro lado, América convirtió con Gareca, Cabañas, Herrera y Soto, pero el pequeño Anthony de Ávila se encontró con que “Quique” Vidallé voló con fe y le sacó la felicidad a los colombianos.
Relata Lemme: “Antes del gol del Panza Videla, patean ellos y el árbitro lo da por terminado… y faltaba el penal del Panza, que va y lo pateó como si estuviera jugando en la plaza. Una tranquilidad, una frialdad. Ahí nos consagramos”.
Antes, también habían pasado en el grupo de semifinales el Blooming de Bolivia e Independiente de Avellaneda, el campeón de la edición anterior.

DESPUÉS DE UN ESTUDIANTES-ARGENTINOS
“Después de ese equipo de Estudiantes, el más grande en el que jugué con tres números diez, llegué a Argentinos de la mano de Labruna. Angel fallece a los cuatro meses de haber llegado, en 1983”, cuenta el mediocampista aguerrido sobre su transferencia.
El doctor Avanzi era el médico de Argentinos cuando en la previa de un partido contra el Pincha, se encuentran durante el horario en que se jugaba la reserva. Una charla con Lemme, en la cual Miguel le dijo “no, no, que si me ve Bilardo me mata, que me escapé del vestuario un minuto. ‘Vení, sentate’, me dice. Estaban otros dirigentes, que me dicen ¿queres venir a Argentinos? Sí, les dije, pero el pase mío pertenece a Tigre. ‘Bueno, yo te hago comprar… ¿Cuánto ganas de sueldo? Yo te hago dar doble. ¿Cuánto te dieron de prima? Tanto, yo te hago dar doble… ‘¿me estás jodiendo?’ No, no, dame la palabra, dame la mano, después del partido me dio el teléfono y la dirección de Labruna. Angelito me estaba esperando con Anita, la mujer, y me mostró en un cuaderno grande esos de almacenero todos los equipos formados que tenía. Y me dice ‘mire, yo lo tenía usted acá de cuando jugaba en Flandria, pero después me traen al Nene Comisso que era más o menos la característica suya… Le pregunté como fue que se lo acercaron a Comisso… me dice que lo conocían Jota Jota López, Mostaza y Alonso y me hablaron bien de él, pero yo siempre lo quise traer, y ahora se puede dar el pase Argentinos. ‘Va a jugar al lado de un 5 que es un pibe que va a jugar a Selección. ¿Cómo se llama? Sergio Batista. ¿Lo conoce? No, no. Bueno, al final Checho fue lo que había dicho Labruna, ¿no?”.
Lemme no fue titular en el equipo de Paternal que alcanzó la gloria, pero fue de esos indispensables en el grupo humanos y en cada ingreso. “Fue un plantel hermoso, un grupo unido; el que no jugaba respetaba al titular, eso que me inculcó primero Bilardo en Estudiantes y después Labruna en Argentinos el poquito tiempo que estuvo”.
Argentinos se adueñó del Metropolitano ’84. De ahí a la Libertadores y a la final del mundo.
“VENCEDORES AÚN VENCIDOS”
Después de América se asomó a la chance de ser el mejor del mundo, en un único partido que dirimió la Copa Intercontinental Eurpeo Sudamericana, en Tokio, ante Juventus de Italia. Y esta vez, la arbitraria “lotería” de los penales le sacó al equipo argentino ese título que le quedaba bien. Por los cuatro goles de un partidazo que llevó al enviado de El Gráfico, el periodista Aldo Proietto, a titular “Vencedores aún vencidos”. Los goles de Ereros (55’), de Platini (62’, de penal), de José Castro (75’) y del denés Laudrup (82’), que llevaron al tiempo suplementario de 30 minutos sin que el resultado se modificara.
La nostalgia del hincha y la satisfacción que no dejará nunca de paladearse cada 24 de octubre, tiene distintas voces y una coincidencia unánime: aquel fútbol de potrero llegó a lo más alto, y un equipo de hombres, maduros, que la CD supo encontrar y el técnico José Yudica amalgamar. “No es verdad que aquel plantel se pudo lograr con la venta de Maradona”, afirma Alberto Pérez Martin, ex secretario general de la institución. “Se invirtió en el predio de Malvinas”, aclara quien hoy posee una casa Museo de Maradona, https://lacasaded10s.com En ese barrio de Paternal está la camiseta original del “Checho” en la noche de Asunción.
Fue el triunfo de una vocación por jugar, de un legado del fútbol fiesta, con defensa en zona, con Comisso y Olguín cerca de Batista para la recuperación de la pelota y la salida limpia, alimentando a cuatro jugadores de técnica y alma de atacantes: Videla como volante ofensivo, “Bichi” Borghi como centrodelantero replegado, con “Pepe” Castro y “Pichuco” Ereros como punteros.

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