26 Sep, 2023
Desde minutos antes de las 10 de la mañana ya era posible ver a cientos de fanáticos de Lali Espósito apostados sobre el enorme ventanal que los estudios de Olga poseen en Palermo, desde donde se emite el ciclo Soñé que volaba, conducido por Migue Granados, acompañado por Lucas Fridman y Gimena Accardi, quien está reemplazando a Sofi Morandi.
El comienzo de la charla versó sobre cómo la cantante tome el hecho de ser constantemente mirada y la exposición: “Debo admitir que yo fui bastante inconsciente por la vida siempre, porque me sentí con la energía suficiente para afrontar muchas cosas que tenían que ver con esa mirada de tanta gente y esa energía de tanta gente sobre vos, y esa expectativa de la gente sobre uno, y yo iba siempre inconsciente, como bueno, me manejo como soy, y debo admitir que en la adultez entendí un poco que me debo cuidar un poquito”.
Según explicó: “Tuve un charla con una chamana, muy interesante, hace un par de días, y me dijo algo que uno cree que sabe, pero no lo tenía tan presente, como que me dedico a la música que es vibración, y desde que el mundo es mundo los sonidos llevan vibraciones que traen ángeles y demonios. Cuando hacés un concierto despertás todo lo luminoso y también se despiertan energías que no son tan luminosas cuando uno se dedica a la música o a esas vibraciones tan fuertes, con ese junte de tanta gente. Me dijo que hay que hacer una cuidadita”.
La intérprete reconoció que tras un show es muy difícil bajar la adrenalina: “Es real que entregás un montón. Se sirven de vos porque es el plato que les ofrecés, pero hay que entender que después de servir hay que cuidar para poder después seguir sirviendo, porque si no, vas quedando cada vez medio vacío”.
También se tomó un minuto para hacer un paso de comedia y pedir un aplauso para ella misma, reconociendo que no es fácil llegar a un ciclo luego de que en ese mismo espacio haya estado Leo Messi, haciendo referencia a la entrevista realizada en Miami el viernes último: “Todo es una mierda después de eso”, se sinceró.
Retomando el tema de cómo mantenerse en eje, reconoció que todo comenzó de un par de años a esta parte: “Los últimos dos años he tenido vivencias y he conectado con cosas donde la vida me está dando la oportunidad de verlo a tiempo. Este trabajo te conecta todo el tiempo con el ‘dale, dale, dale, hay que laburar porque tengo la posibilidad’, que está rebueno, te mantiene activo, pero sí tuve que parar y pensar una pregunta que para mí es clave, y es para qé estaba haciendo esto”.
En ese punto, era el momento en que la intérprete debía cuestionarse “si lo hacía por simple satisfacción del otro, por ósmosis, por costumbre o porque estoy empujada más con esta cuestión de industria y de éxito que te lleva a eso de que no hay que bajarse nunca de ese ritmo, y la vida te pega un par de cachetazos personales, profesionales, cositas no necesariamente malas, que está bueno prestarle atención y que me vuelva a preguntar todo el tiempo para qué estoy haciendo esto, qué es lo que a mí me llena de esto, qué es lo que me dan ganas de hacer, cómo puedo transformar esto en lo que ya me acostumbré en algo que sea un desafío otra vez para mí”.
Tras ello, Lucas Fridman le consultó si ya había encontrado ese para qué, y la respuesta de Lali fue sincera y directa: “No tengo la más puta idea”. Y es que como ella misma aclara, el arte, desde chico, es como un juego, remitiendo a sus momentos en que era parte de la factoría Cris Morena: “A los 10 años no sabés qué estás haciendo, es como un pibito que va a fútbol a la tarde, es lo mismo, es hacer una actividad que te divierte”.
Además, aclaró que en esa época en que ella comenzaba sus primeros pasos en la actuación, no existían los horarios para el trabajo infantil, como sí sucede en la actualidad, donde el tope horario de un menor para una filmación no supera las 5 horas: “Nosotros grabábamos 12 horas, salíamos de la escuela, íbamos a grabar y terminábamos a la noche como cualquier adulto. El cámara terminaba su laburo y vos también, pero vos tenías 11 años”.
Es en medio de ese panorama que quienes deben poner especial atención sobre los menores son los propios padres, y de eso destacó: “Es que están obligados en poner atención en vos. Primero porque sos menor, te llevan, te esperan, te traen, y tenés toda esa situación de mucho apoyo de los padres. Y después emocionalmente, porque tus viejos, cuando son buena gente, en general, están atentos a cómo estás. Y hay padres de todo tipo, yo he visto niños que se nota que no querían esta ahí y el padre feliz con su profesión frustrada. Es como el padre que putea en la tribuna en el fútbol de sus hijos”.
El hecho de ser una de las grandes influencers en la Argentina llevó a que se la consulte sobre si no siente sobre sus espaldas el hecho de tener una responsabilidad en cada intervención en una entrevista, sobre cómo sus interlocutores pueden tomar sus palabras: ”No creo que sea así, yo sigo a artistas que me encantan y no siempre estoy de acuerdo con lo que piensan de la vida. Quizás asuste a algunos que otro opine públicamente lo contrario a él, entiendo a esas personas, y si me pongo a pensar en la crianza de quienes tienen esos padres, como si fuera responsable de la construcción de otro ser humano del que ni siquiera tengo al alcance de mi mano y no conozco, es raro. Yo soy una persona respetuosa, entonces confío en que pueda dar mis opiniones respetuosamente y no estoy pidiendo a nadie que piense igual que yo, ni nada. Si una persona toma lo que yo digo y empatiza y lo toma para su vida, es lo mismo que genera el arte. Es como cuando escribís una canción de amor y lo toca a un por su historia de vida”, ejemplificó.
Sobre los sueños profesionales y los próximos pasos, reconoció que luego de haber llenado el estadio de Vélez, su intención es próximamente volver a actuar en un recinto de esas características, aunque logísticamente hablando sea más difícil de lo imaginado. “Hacía varios años que no editaba un disco, y tenía que volver con algo significativo y diferente. Hago una propuesta de shows en el Luna Park, pasó algo en el boca en boca con la gente que no fue y creció. Y nos mudamos a un Movistar Arena y seguamos sumand shows y se agotaban. Y así se llegó a eso de ‘ese show hay que verlo’”, para desembocar en Vélez.
“Qué peligroso. Qué triste”, había escrito Lali Espósito en su cuenta de Twitter el domingo 13 de agosto a última hora, luego de conocerse el resultado final de las PASO. Al día siguiente, y luego de haber recibido críticas en su contra por sus dichos en las redes sociales, la cantante volvió a expresarse públicamente. “No me pone para nada mal que me ‘bardeen’ por considerar peligroso y triste que haya gente que vote a un ANTI-DERECHO. La violencia con la que bardean y los argumentos son un reflejo de lo que votan justamente. Nos mal acostumbramos a considerar que si alguien opina de una manera es porque está del ‘otro bando’ y del único bando que voy a estar siempre (dentro del panorama decadente político y económico argentino) es del lado que no se caga en lo ganado en materia de derechos. Aunque sea eso me queda como votante joven argentina responsable, que no piensa en su ombligo únicamente”, indicó.
“Podría no opinar nada, obvio. Es lo más ‘cómodo’, pero no soy así. Así que… ¡Sí! Para mi es realmente triste votar a un Anti-Derecho. Eso opino. Igual tranquis que soy una ciudadana angustiada no una candidata ni nada. ¡Relajen! Un beso respetuoso para todos”, concluyó en el posteo que escribió en la red social en la que tiene más de siete millones de seguidores.
En referencia a estos dichos, la cantante detalló: “Hay gente quizás muy enojada, y gente que piensa parecido, pero entiendo a la gente que está enojada. El que me está puteando, en el fondo no me está puteando a mí, pero yo no lo siento personal, están puteando algo por lo que están atravesando, como las broncas, que es real. No me vas a ver contestando. Hay gente que dice cosas tremendas ante una opinión que no es como la de ésa persona, y ahí tenemos que aprender como sociedad, como seres humanos, que no se me ocurriría bardear a alguien con ese nivel de violencia. Y lo que deja entrever ese nivel de violencia, es que debemos analizar que pasa que la gente no puede soportar una opinión contraria. Entiendo a esa persona, pero nunca le contestaría a alguien ‘ojalá te mueras”.
“Uno es la historia que tiene, y yo en algún punto crecí en una casa donde la historia de nuestro país, y lo que pasó en nuestro país es heavy, entonces para mí es imposible no expresarme como ser social, en un tuit o ahora que estamos hablando de esto. Podría no hacerlo, obvio, estaría relajadísima durmiendo la siesta, pero la verdad es que en mi caso no soy así, soy muy respetuosa y pido el mismo respeto de cualquiera”, aseguró.
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