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La Unión Tranviarios Automotor (UTA) anunció un paro de colectivos en el Área Metropolitana de Buenos Aires para el próximo lunes 6 de mayo. La medida durará 24 horas y responde al fracaso de la negociación paritaria con las cámaras empresarias, que siguen sin ofrecer un aumento significativo.
La discusión salarial está trabada desde el 7 de marzo. El gremio pide llevar el salario básico de $1.200.000 a $1.700.000, pero la única oferta sobre la mesa fueron bonos no remunerativos en cuotas y un aumento mínimo que, según los trabajadores, ni siquiera alcanza a cubrir la inflación mensual. Para la UTA, se trata de una provocación y “un avasallamiento a la dignidad”.
Mientras tanto, la Secretaría de Transporte, que depende del Ministerio de Capital Humano conducido por Sandra Pettovello, brilla por su ausencia. Con un sistema de transporte en crisis, tarifas congeladas y subsidios recortados, la gestión libertaria se limita a dejar que el conflicto se pudra solo.
El contexto no ayuda. El Índice Bondi, elaborado por la Asociación Argentina de Empresarios del Transporte Automotor (Aaeta), muestra que el costo real de un boleto sin subsidio fue de $1.596,40 en marzo. Pero los usuarios pagaron apenas $371,13, y las empresas cobraron en promedio $973,76 por pasaje. La diferencia es el agujero negro que nadie quiere asumir.
A eso se suma un congelamiento tarifario que rige desde agosto, una caída en los ingresos del sector y una paritaria que el Estado ni siquiera intenta destrabar. Las cámaras empresarias dicen no poder pagar, los choferes amenazan con endurecer las medidas y el gobierno mira para otro lado.
