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En una entrevista reciente, Mariana Serio, Presidenta del Colegio de Traductores Públicos de la delegación de La Plata, y Florencia Russo, Secretaria del mismo, compartieron su perspectiva sobre la importancia de la matriculación para los traductores públicos y las responsabilidades que conlleva esta profesión.
Mariana Serio comenzó aclarando una confusión común: “Siempre que hablamos de traductores la gente dice ‘tal es traductor porque estudió unos años…’ y eso no es traductor. El traductor público fue a la Universidad, acá si vas a la UNLP es una carrera de 5 años. Hay otras carreras del tipo terciario pero no te permiten ser traductor público, no podés firmar ninguna traducción oficial”. Además, enfatizó que para ejercer como traductor público, “tenés que matricularte, más allá del título porque sino no podés ejercer”.
Florencia Russo destacó la necesidad de aumentar la cantidad de profesionales matriculados: “Hoy lo que realmente falta son profesionales matriculados. Hay traductores públicos recibidos en las universidades, pero falta la conciencia de la obligatoriedad de la matrícula para ejercer la profesión“. Resaltó el papel crucial del Colegio de Traductores en este aspecto: “El Colegio de Profesionales es el que avala y defiende a la comunidad, y sostiene que el profesional que está ejerciendo esa actividad está formado de la manera correcta para poder hacerlo”.
La falta de conciencia sobre la obligatoriedad de la matriculación también se refleja en situaciones específicas, como mencionó Russo: “De hecho está el caso de las traducciones de italiano, que es un caso bastante grave, porque hay muchísima demanda y dado que el Consulado no exige en un 100% que las traducciones sean hechas por profesionales matriculados, las hace cualquier persona que declara saber el idioma y ahí hay un riesgo jurídico legal muy importante”, manifestó en diálogo con Código Baires.
Por su parte, Serio explicó la importancia de la intervención de un traductor público en documentos oficiales: “Todo aquel documento que tenga una cadena de legalizaciones necesita de un traductor público. Si hay un documento público como un certificado de nacimiento y hay que hacerle la postilla, pero también hay que hacer la traducción pública con un matriculado y a esa firma el Colegio de Traductores la legaliza”. Además, señaló los riesgos de no utilizar traductores públicos: “Hay gente que no sabe que si no traducís con un traductor público podés tener problemas a la hora de presentar alguna carpeta para la que le costó un montón de tiempo sacar un turno y podés comerte un garrón“.
Florencia Russo añadió cómo enfrentan las irregularidades en organismos nacionales e internacionales: “En el caso de los organismos nacionales, si no se cumple, hacemos valer la ley. Llevando los reglamentos y el código civil que establece la obligatoriedad de la intervención de un traductor público”. En el caso de embajadas y consulados, “lo que hacemos es llamarle la atención sobre los riesgos que corren al recibir traducciones no realizadas por profesionales”.
Finalmente, Serio resaltó la diferenciación entre traducción pública y traducción jurídica: “Todo el mundo piensa que la traducción pública solo es de contenido legal o que se puede usar de forma oficial, y sin embargo se pueden traducir documentos de todo tipo que después necesiten una firma y un sello”. También compartió una iniciativa del Colegio para acercar a los estudiantes al mercado laboral: “Nosotros apenas asumimos nos pusimos como objetivo el acercar a los alumnos al Colegio, que exista un puente entre ‘terminé de estudiar y me voy a matricular’ y es lo que empezamos a hacer con el Programa Futuros Matriculados”.