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El trámite para habilitar un comercio en La Plata no es un simple paso administrativo, sino un circuito que se transforma en obstáculo para miles de emprendedores. Un relevamiento municipal de fines de 2024 muestra que de los 32.000 comercios registrados, apenas 7.200 están habilitados en condiciones reglamentarias. Unos 5.500 tienen la habilitación vencida, y 27.000 obtuvieron el alta inicial pero no completaron los requisitos.
“Ahí está la madre del borrego”, afirmó Leonardo Di Lorenzo en su columna Cuadros Técnicos del programa Código Baires; y explicó que, al iniciar el trámite, el comerciante recibe un número y un cartón que indica el preencuadre de habilitación. Esa constancia provisional se muestra en el local, pero todavía no terminó.
Para avanzar hacia la habilitación formal, el comerciante debe reunir una serie extensa de documentos y certificados.
“Tenés que llevar original y copia de todo”, contó Di Lorenzo; y apuntó que se solicita desde el DNI, título de propiedad o contrato de alquiler, hasta el estatuto social de la empresa, el libre deuda del registro de deudores alimentarios, la constancia de AFIP como monotributista y el libre deuda previsional.
La lista continúa con el certificado de domicilio, planos civiles que coincidan con la estructura real del local, fotos de la fachada y, en caso de tener gas, el formulario 35 certificado por un matriculado en CAMUZZI.
Y añadió: “Para quienes manipulen alimentos, se exige una acreditación de uso de agua caliente. Todavía nadie me supo decir cómo se hace esa acreditación”.
También se requiere libre deuda de seguridad e higiene, libre deuda de publicidad, un libro de actas de 200 fojas, y el certificado antisiniestral, compuesto por un informe de bomberos y otro del Cerprosa. Todo esto para un comercio común. Si se trata, por ejemplo, de una farmacia, los requisitos se multiplican.
En ese escenario, no sorprende que 27.000 comercios hayan iniciado el trámite sin finalizarlo.
A modo de contraste, Di Lorenzo expuso el caso del Municipio de Berazategui: “Vas con el DNI, la escritura o el contrato de alquiler. A partir de ahí, tenés una especie de gestor que te llama por teléfono, cumplís con los requisitos por WhatsApp y después te mandan el cartoncito para que lo imprimas y lo pongas en el local”.
La comparación no apunta a idealizar, sino a mostrar que existen otras formas de gestionar sin perder control ni legalidad, e incluso con el foco en aumentar la recaudación, algo que tampoco sucede en la capital provincial.
Mientras tanto, en La Plata también hay problemas estructurales de control. Di Lorenzo mencionó el archivo RT (Realizar Trabajo), donde quedan asentados expedientes de obras iniciadas que nunca se dieron por terminadas. “Pidieron permiso para construir 150 metros cuadrados de vivienda unifamiliar. En el lugar hay un edificio de seis pisos con 24 departamentos”, relató.
El contraste entre el exceso de control sobre pequeños comerciantes y la falta de control en desarrollos inmobiliarios evidencia una lógica desigual. Como sintetizó Di Lorenzo, “seguimos en un país libertario como siempre, dejando que la gente se autorregule y el mercado nos imponga lo que tenemos que hacer”.
