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22 Jul, 2023
Por Tatiana Schapiro
Gonzalo Arias llega contento y acompañado por los dos Martin Fierro que ganó a mejor serie de ficción y mejor programa deportivo con El Hincha y Selección Argentina, la serie, respectivamente. “Para nosotros estar nominados era un premio y haber podido compartir con Telefe como mejor ficción es un orgullo. Somos una productora mediana, es un doble esfuerzo, así que lo sentimos como un doble reconocimiento”, afirma el creador de GM Comunicación, que compartió ambas distinciones con El primero de nosotros y Somos Mundiales, de la TV Pública.
Hoy, Arias reparte sus días entre la producción general de Todas las tardes, el magazine de actualidad de El Nueve, el análisis de campañas políticas y sus principales pasiones: la docencia y le creación de nuevas ficciones. La próxima historia llegará de la mano de Flow; el nombre tentativo es Familia al diván y será protagonizada por una pareja de terapeutas que probablemente interpreten Boy Olmi y Carola Reyna.
—¿Cómo viviste que los premios del Martín Fierro fueran un empate?
—Con naturalidad. Ha habido desempates en la historia de los Martin Fierro. El estatuto dice que define el presidente. Desde la perspectiva de APTRA es una fiesta de la televisión y un reconocimiento a los esfuerzos, las trayectorias y a la tele en su conjunto, que viene perdiendo comercialmente la torta publicitaria en los últimos 20 años, todos los años un poquito. La industria debería estar mancomunada en seguir creciendo como industria o por lo menos sostenerse en estos años, que han sido tan difíciles. Por lo que también lo interpreto de parte de APTRA como un reconocimiento a la industria y a sus esfuerzos.
—¿Te alegraron los dos por igual o tenías el corazoncito más en alguno que el otro?
—Me alegraron los dos por igual porque fueron mucho esfuerzo, y cada uno tiene un esfuerzo extra respecto de una característica de la productora, que es encontrar estos círculos virtuosos dentro de la industria. En el caso de la serie deportiva sumamos una plataforma como es Prime Video a Canal 9 y a la AFA, que también nos dio la satisfacción de ganar el Mundial independientemente de que la serie llega hasta Qatar. Esos tres grandes sponsors: plataforma, free TV y el licenciatario de un derecho que hasta ahora no se había realizado es un esfuerzo, para nosotros como productora, de llevar adelante muchos grandes actores y protagonistas del back de la serie. Y en el caso de mejor ficción, sumamos un cuarto actor, que fue el Estado. Las políticas vinculadas con el Estado para apoyar la ficción deberían ser constantes y sonantes, también debería ser de parte del Estado una política para acelerar la exportación y la importación de dólares porque Argentina exporta talento, exporta creatividad, exporta historias, exporta actores, y todo eso se puede hacer acá en Argentina, ¿no? Y la necesidad de cash rebate en ese sentido que nos ponga a la altura de los países de la región de mayor trabajo de producción como Uruguay o Colombia.
—En la entrega de los Martín Fierro, algunos actores planteaban la falta de ficción en la Argentina en canales de aire; a la vez, sin las plataformas, pareciera muy difícil hacer ficción hoy.
—Los que nos dedicamos a esto y nos gusta contar historias vivimos con la dificultad de los armados de los presupuestos y los equipos en un contexto de crisis en el mundo de las plataformas y de recesión mundial. No es un problema exclusivo de Argentina, es un problema del mercado mundial. La gente se inclina por ver historias y vos ves cada vez más suscriptores en las plataformas: lo que hay, es audiencia. Sobre la base de la existencia de la audiencia lo que podemos hacer es seguir contando historias y lo que seguramente va a haber son presupuestos acordes a los distintos momentos del mercado para contar esas historias. Nosotros nos caracterizamos por ser una productora mediana que lo que hace es juntar todas estas partecitas y llegar a estos procesos que después, por suerte, tienen estos reconocimientos que de algún modo te dan la satisfacción del trabajo cumplido. La satisfacción en sí misma está hecha cuando vemos el producto y el engagement que hay con la gente que nos transmiten las plataformas a través de los likes, de los views o de cuántas horas pasan viendo nuestras series. Pero que después la industria te lo reconozca nos permite seguir pudiendo contar más historias, sentarnos con más clientes.
—¿En ese sentido estos dos Martín Fierro en algún punto convalidan el trabajo?
—Convalidan el esfuerzo, la importancia y la paciencia que a veces significa, y tratar de ceder un poco y ayudarlos a los actores que sentás a la plataforma, el canal: de cuántas pasadas te doy, pero yo estreno, hagamos el estreno conjunto. Nosotros hemos logrado algunos modelos que finalmente todos entendieron que funcionan para todos. Que no quitan audiencia.
—Otro de los puntos que se planteó, lo manifestó Fantino: el rating se mide solo en Capital.
—La televisión se ha tiranizado a partir del rating por la presión que ejerce en los canales sobre los productores como nosotros, que hacemos televisión abierta sobre una necesidad de share o de rating o de reach, según con quién te sientes a hablar. No por ellos sino porque es el único instrumento de medición que nos permite sentarnos con las centrales de medios o con los grandes anunciantes para definir a cuánto está lo que se conoce como un PNT o el segundo de tanda. Y es de lo que finalmente vivimos. Los sueldos de los trabajadores de la televisión, de los productores de televisión, de los panelistas de televisión, de todos los conductores, finalmente surgen del mercado, y ese mercado es la torta publicitaria. Con esta atomización que ha tenido la pauta en otros proyectos que están buenísimos, de streaming y demás, lo que ha pasado es que la misma torta publicitaria se distribuye en más verticales. Eso ha bajado los ingresos de los canales y en toda la cadena dentro del canal, hasta llegar a nosotros.
—¿Cómo se piensa un presupuesto para una ficción hoy en Argentina?
—Es muy difícil pensar un presupuesto en la Argentina con la inflación que estamos teniendo, y sobre todo por la inflación, los actores y los convenios colectivos de trabajo a los que estamos todos sometidos dentro de la industria, en nuestro caso es el Sindicato de Televisión. Lo que se dio en los últimos años es una nueva manera de pensar las historias que las escribimos dentro de una caja. Ahora, cuando nos sentamos a pensar una ficción pensamos en el presupuesto. Ya los creadores de las historias no tenemos un libre albedrío para pensar esas historias, tratamos de pensar en una locación. Por ejemplo, si tuviéramos que hacer The Good Morning Show, que es una serie muy vista, probablemente estaríamos pensando en un set de televisión como éste, con una redacción atrás. Tenés una serie de escenas que transcurren en este set, que podemos dar vuelta las cámaras y apuntarlas para allá, y podemos tener algunas situaciones de la redacción como se ve acá. Empezamos a escribir acordonando un poco el presupuesto. El punto de partida es totalmente distinto.
—Buscan optimizar recursos todo el tiempo.
—Todo el tiempo. Es muy necesario poder escribir en ese sentido porque si no, después hacés un doble esfuerzo que es empezar a cortar lo lindo del proceso de trabajo de creación.
—¿Cómo es hoy hacer televisión todos los días también en este contexto?
—Hoy es difícil hacer televisión todos los días porque tenés una agenda, un vértigo, una dinámica de las noticias de un país como este, que todo el tiempo está generando desde la política hacia lo social un sinfín de noticias que en un programa como Todas las tardes, que ya lleva siete años al aire, lo hemos parido muchas veces por los cambios de horarios, por los cambios de realidades, por los cambios de la dinámica del programa.
—Y por lo que quiere ver la gente también, ¿no? Este es un año de elecciones, que no es lo mismo que estar con un Mundial, que no es lo mismo que una pandemia…
—Sí. Y estar acertando un poco eso, qué es lo que quiere ver la gente, que nosotros nos vemos obligados en acompañarlo para que nos sigan eligiendo.
—¿Hay temas que vos digas: “Esto en mi programa no se hace, yo esto no quiero”?
—Intentamos ser respetuosos en general y en la vida en particular. Lo que muestra el programa estos siete años es que no ha habido una política de lo que hoy se conoce como cancelación. Hemos abordado temas híper sensibles con la mayor responsabilidad posible por comunicarlos sin tomar posición y en algunos, tomando posición. En los que eran definitorios de algunas cosas que son cuestiones de principios. Pero en líneas generales hemos acompañado inclusive a nuestros panelistas en situaciones personales también porque además, cada uno de nosotros tiene una vida familiar individual que enfrentamos en estos siete años distintos momentos, más o menos felices, más o menos trágicos, y como productora del programa, los hemos ido acompañando a todos.
—¿Se viene una ficción nueva?
—Estamos trabajando en una ficción nueva que me tiene como uno de los creadores. El nombre tentativo es Familia al diván. Trata sobre un matrimonio que tiene por singularidad que su mayor éxito profesional es que son psicoanalistas y atienden juntos en su casa. Uno de ellos, con el tiempo se fue corriendo a algunas terapias alternativas como la bioenergética, el yoga, la meditación, y lo incorpora dentro de los casos de las terapias. En un momento de conflicto del matrimonio ya no hacen devoluciones a los pacientes agregándole valor a lo que dice el otro sino que los pacientes empiezan a ver alguna diferencia que está atravesada por esta crisis que están viviendo.
—¿Ya saben quiénes van a ser los actores?
—Nos encantaría que fueran Boy Olmi y Carola Reyna. Estamos hablando con ellos. Les gustan mucho los libros que están recibiendo. Además son pareja en la vida real, y lo serían acá en la ficción. Atravesarían una crisis matrimonial de un matrimonio largo dentro de la ficción.
—¿Vos te analizás?
—Me analizo por etapas. Siempre vuelvo a mi analista y le digo: “Necesito acomodar el barco”, y voy. Soy un paciente itinerante. Mi terapeuta es un crack. Él es psicoanalista. Alguna vez me intentó llevar al diván y le dije: “De ninguna manera me voy a acostar ahí y vos vas a estar atrás mío”. Yo llego y hablo, hablo, hablo, hablo, y cuando faltan cinco minutos para irme le digo: “¿Y? ¿Qué pensás de todo lo que dije?”. Y ahí él se ve obligado pobre, casi sometido, a hacerme una devolución. A veces preguntas, a veces una devolución. Y a veces yo le digo: “No, no, no es por ahí”, y la seguimos la siguiente vez. Esto de ser productor de televisión también hace que cuando vas al psicoanalista no te sometas tampoco a todo, y digas: “Me quedé pensando lo que te dije, que no era por ahí. Pensé un poquito más y capaz que algo es por ahí”. Pero sí, cada seis u ocho meses meto cuatro, cinco meses de terapia.
—Hay un productor de ficción. Hay un productor que sienta a todos en la mesa. Hay un productor de un programa diario. Y hay un sociólogo que mira la realidad y que escribe de política también. ¿Estás dando clases en la facultad ahora?
—Sí, estoy dando clases en la facultad también este año. En la UBA. Me divierte mucho porque soy un producto de la Universidad de Buenos Aires, de la Facultad de Ciencias Sociales. Y cuando entro a la Universidad me siento muy cómodo, muy en casa. Es un ámbito de una enorme discusión pero también con muchísimo respeto. Es parte de lo más lindo que pasa en la UBA.
—¿Qué materia das?
—La comunicación como herramienta política. Es una cátedra mía de la UBA que hace muchos años cuando empezó, hace más de 15 años ya, planteábamos que los medios eran un actor dentro de la comunicación política y que tenían intereses propios. Y de alguna manera lo que trasladamos ahí fue un material muy teórico acerca de las herramientas para hacer comunicación de campañas, que pueden ser electorales o publicitarias, y una parte práctica, que es que los chicos construyan dentro del ámbito de la materia una campaña concreta en el transcurso de toda la materia.
—¿Cómo estás viendo la comunicación de esta campaña?
—Tenés una interna bastante encarnizada con matices de civilidad que es la de Cambiemos porque el que gane de ahí siente que ya es el próximo presidente. Por otro lado ves como cierto menoscabo por el sector de la izquierda en donde hoy la rebeldía pareciera ser de derecha y un emergente de esa rebeldía que pareciera ser Javier Milei, es una opinión personal, a medida que se van acercando las elecciones pareciera ir desinflándose progresivamente frente a argentinos que quieren una situación lo más estable posible y ordenada en el próximo gobierno. Y por otro lado un candidato oficialista de unidad que es Sergio Massa, que como ministro de Economía entiende que si pudiera alegrarnos y traer medidas de estabilidad y de menor inflación y de mayor previsibilidad y de proyección de nuestro futuro y de nuestro mundo familiar a partir de nuestros ingresos, podría ser una opción en sí misma.
—Ojalá alguien nos alegre pronto, cualquiera de todos.
—Ni siquiera que me alegre; ojalá que alguien me proponga orden y estabilidad. Es lo que me parece que también genera un estado de crispación social que vos lo ves en el nivel de agresividad que hay en la calle, con los compañeros de trabajo, en las oficinas. Todos estamos viviendo de algún modo de una manera en la que no estamos satisfechos.
—¿Con quién preferís lidiar, con figuras de la tele o con políticos?
—Son parecidos. Desarrollan personalidades parecidas. Pero sin ningún lugar a dudas lo que más me gustaría hacer es lidiar con estudiantes de la universidad y con la creación de historias de ficción. Te diría que ese es el mundo perfecto, la universidad y las historias de ficción. Y la tele y los políticos es otra parte del trabajo que me toca hacer, inexorablemente.