Escuchar la nota
Getting your Trinity Audio player ready...
|
Fausto Frau analizó el vínculo histórico entre el peronismo y el movimiento obrero, cuestionó el recambio de dirigentes sindicales por intelectuales y artistas durante el kirchnerismo, y destacó el legado de Espejo, Rucci y Ubaldini como referentes de distintas etapas.
En su columna de Código Baires, el militante del Frente Renovador afirmó que peronismo atravesó “un cambio de rumbo histórico” a partir de los años 90′, cuando se produjo “la pérdida del vínculo con los sindicalistas” y se reemplazó esa representación por intelectuales y artistas. “Cuando Néstor y Cristina Kirchner quisieron retomar esos símbolos, fue bastante desprolijo y terminamos haciendo un recambio de sindicalismo por intelectuales, por artistas”, señaló.
Asimismo, recordó que, desde el regreso de la democracia, el movimiento ya había roto la relación con los militares —“porque nuestro conductor era un militar y tuvimos ministros militares”—, pero en la década de 1990 también “se soltó la mano al gremialismo”, cuando “muchas cabezas de las centrales obreras acordaban con Carlos Menem”.
En ese marco, remarcó que el sindicalismo argentino “es un caso único en el mundo que no tenemos que dejar de aprovechar” y advirtió que “la política tiene mayor responsabilidad” en el distanciamiento, aunque estimó que “hay un 30 por ciento de responsabilidad sindical”.
A partir de esa reflexión, Frau destacó tres figuras sindicales de diferentes períodos históricos. El primero, José Espejo, secretario general de la CGT en el primer peronismo y “el más cercano a Evita”, quien impulsó su candidatura a la vicepresidencia y fue vicepresidente de la Constituyente de 1949. Perseguido y torturado durante la dictadura de Aramburu, se retiró de la política y murió en 1980 “totalmente alejado”.
El segundo, José Ignacio Rucci, a quien definió como “el mejor de todos”. De origen obrero y participante del 17 de Octubre, condujo la CGT tras el Cordobazo, enfrentó a las dictaduras de Lanusse y Levingston y fue “el más cercano a Perón, al punto de que lo consideraba un hijo”. Frau recordó que fue uno de los arquitectos del Pacto Social de 1973, año de “pleno empleo y máxima producción industrial”. Rucci fue asesinado en septiembre de 1973, lo que “marcó la ruptura total de Perón con la tendencia” y cortó una proyección que, para el historiador, “podría haberlo convertido en el Lula argentino”.
El tercero, Saúl Ubaldini, de origen cervecero y referente de la CGT entre 1980 y 1992, fue —según Frau— “uno de los padres de la democracia” por su rol en la organización de paros y movilizaciones contra la dictadura. “Comparado con la dirigencia actual, escuchás a un tipo que no terminó la secundaria y tenía un léxico impresionante”, señaló. También destacó su respaldo a Raúl Alfonsín durante los alzamientos militares, pese a sus diferencias políticas, y su negativa a integrarse plenamente al menemismo.
Por eso, para Frau mantener en la memoria de estos tres dirigentes es clave para entender la historia del peronismo y su vínculo con los trabajadores. “No tenemos que separarnos del sindicalismo ni desentendernos”, concluyó.
