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En un partido donde sufrió más de la cuenta y volvió a hacerse fuerte en la tanda de penales, Estudiantes de La Plata volvió a coronarse campeón del fútbol argentino venciendo a Vélez Sársfield en una final disputada en el Estadio Madre de Ciudades, en Santiago del Estero.
Debido a la desorganización a nivel torneos que muestra la actual gestión de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), cuesta explicar a ciencia cierta si se trata de un título que el “Pincha” no ganaba hacía cinco meses o 13 años. Dado a que se trata de una “Copa Nacional”, al igual que la Copa Argentina que obtuvo en diciembre pasado, pero que, ante la ausencia de una liga que se juegue en simultáneo (como en la mayoría de los paises), se considera como un título de primera división, como el Apertura que obtuvo en 2010.
De esta forma, Estudiantes se coronó campeón de la Primera División del Fútbol Argentino sin jugar “contra todos” como en un formato de liga, sino clasificándose a unos play off donde ganó dos de los tres partidos por penales, con su arquero como sorpresiva figura, dado a las críticas que había recibido partidos atrás.
Pero ese no haber jugado “contra todos” como se solía hacer tradicionalmente es sólo un detalle futbolístico. Los “pincharratas” están contentos porque este título se ganó a la manera tradicional de Estudiantes. El “sólos contra todos”, y el “aunque la AFA no quiera” volvieron a ser las frases predilectas de los hinchas, como en las viejas épocas, debido a el posicionamiento de su presidente, Juan Sebastián Verón, respecto a la actual dirigencia del fútbol argentino; y por lo “desfavorecido” que fue el Club y, sobre todo, el bolsillo del socio, en lo que fueron las sedes y horarios.
Así las cosas, de esta forma, en una versión Copa del campeonato argentino, el Pincha sumó su estrella número 13, coronándose por segunda vez en cinco meses, nuevamente con Eduardo Domínguez en el banco de suplentes, y de la mano de históricas figuras de la casa que volvieron del exterior, como José Sosa, Guido Carrillo, Pablo Piatti, Santiago Ascacibar, Federico Fernández y Enzo Pérez, este último, luego de un gran paso por River.
El camino a la gloria no es de rosas
Como lo inmortalizó quien fuera el alma máter del ADN pincharrata, Osvaldo Zubeldía con su frase “a la gloria no se llega por un camino de rosas”, el trayecto de Estudiantes a esta final en Santiago del Estero lejos estuvo de ser un trámite, a pesar de la experiencia de los recién nombrados viejos conocidos, y el nivel de jugadores como Edwin Cetré, Tiago Palacios o Eros Mancuso.
A pesar de haber tenido un gran arranque como invicto las primeras ocho fechas, ganándole incluso al puntero invicto Godoy Cruz en Mendoza, la derrota como local por 2-1 ante platense inauguraría la racha que casi logra que el Pincha quede afuera de los cuatro clasificados, cayendo ante Sarmiento de Junín y Defensa y Justicia, relegando varios puestos en la tabla.
Estos resultados pusieron contra las cuerdas a los de Domínguez que no sólo no podían perder más puntos, sino que tenían también que especular con otros resultados para clasificarse. Pero ahí es cuando el equipo mostró la actitud que necesita un campeón: Luego de golear 5-0 a Central Córdoba, venció a sus competidores de puesto, Lanús y Boca, este útimo viéndose postergado por el incidente sufrido por su jugador Javier Altamirano, quien no pudo continuar disputando partidos con el plantel.
De esta forma, el Pincha clasificó a cuartos donde lo esperaba Barracas, un rival de no muy alto vuelo al que Estudiantes siempre superó fácilmente, pero con el agregado de que este, siendo el equipo del presidente de la AFA, Claudio “Chiqui” Tapia, pueda llegar a generar algún tipo de polémica por la disputa entre este y Verón. Pero el León venció con un contundente 3-0 que le dió el pase a la semifinal.
En la antesala de la final lo esperaba ni más ni menos que Boca. Rival al que había vencido en el último partido del grupo, pero que venía en alzas por eliminar a River en el superclásico. El partido contaba con la particularidad de, por un lado, la exagerada partenidad de Boca sobre Estudiantes (más de 60 partidos), y por otro, la marcada ventaja del Pincha en los enfrentamientos mano a mano con el Xeneize, donde lo había vencido en 7 de 8 enfrentamientos, con la única victoria de Boca durante el amateurismo en 1919.
A pesar de no haber hecho un buen partido y empatar 1-1 en Córdoba, el León sorprendió los penales no sólo al vencer al Boca de “Chiquito” Sergio Romero, quien parecía imbatible en esa instancia, sino con Matías Mansilla que pudo mostrar por primera vez sus armas: El arquero que llegó con la difícil tarea de reemplazar a Mariano Andújar, tras ser criticado por su baja efectividad en los partidos, se hizo fuerte donde el ídolo de los tres palos pincha menos lo era: En los penales. Mansilla tapó a (Edinson) Cavani y (Jorge) Figal, mientras que Miguel Merentiel erró el suyo y el Pincha, nuevamente eliminando a Boca, pasaba a la final.
El partido por la Gloria encontró a un equipo de La Plata y a otro de la Ciudad de Buenos Aires jugando a más de mil kilómetros de sus estadios, dado a que la AFA ya le había vendido la plaza de la final a la provincia de Santiago del Estero, lo que generó bronca en la gente de ambos bandos por lo costoso y tedioso que resultaba tamaña movilización.
Ante un Vélez que mostró el carácter de sus pibes, con un plantel repleto de chicos de las inferiores donde casi todos tienen menos de 25 años, el Pincha a pesar de no jugar bien comenzó ganando con un golazo de su lateral derecho Eros Mancuso, para terminar empatando en los 90 y el alargue gracias al empate de Vélez de la mano de Alejo Sarco.
La tanda de penales encontró a dos equipos que habían llegado a la final mediante esa vía, con dos arqueros confiados. Pero Mansilla fue quien volvió a ser el héroe, tapando ni más ni menos que tres de los seis remates del Fortín que, tras el penal convertido por Fernando Zuqui, coronaron al Pincha campeón de la Copa de la Liga 2024.
De esta forma, Estudiantes sigue dejando a la ciudad en lo más alto del fútbol argentino, y representandola internacionalmente. Vale recordar que, además de estar disputando actualmente la Copa Libertadores, teniendo un compromiso en Bolivia este jueves, este campeonato le otorgó el beneficio de poder disputar también la edición 2025 de la máxima cita futbolística del continente.