Daniela Fuentes es neuroentrenadora, tiene 59 años y vivió más de 40 en La Plata. El año pasado fue contratada por Tigres UANL de México para fundar el área de neurociencia en el club. Desde entonces, trabaja día a día junto a estrellas como Nahuel Guzmán, Guido Pizarro y André-Pierre Gignac.
Daniela dice que está viviendo “el sueño del pibe”. En diez años tuvo un ascenso meteórico en su trayectoria. Pasó de trabajar en clubes de barrio de la capital bonaerense a preparar a jugadores para competir en la Concachampions, el mismo torneo en el que juega Lionel Messi con el Inter de Miami.
Sus primeros pasos fueron en la Liga Amateur Platense, como coaching ontológico de Everton. Luego, se dedicó al cerebro de los deportistas. Pasó por el club de hockey Santa Bárbara y trabajó individualmente con el tenista Tomás Etcheverry y la boxeadora Agustina Vázquez.
Gustavo del Favero, un experimentado preparador físico que trabajó en Estudiantes, Independiente y en el extranjero, tendió los puentes para su desembarco en el ascenso argentino -en Fénix, con el Ogro Fabbiani- y luego en México. Fuentes trabajó a distancia con el cuerpo técnico de Jaime Lozano para preparar a la Selección Sub 23 para los Juegos Olímpicos de Tokio 2021 -donde finalmente obtuvieron la medalla de bronce-.
Daniela Fuentes junto al delantero estrella francés André-Pierre Gignac
Daniela Fuentes recibió la oferta formal en 2023. Le propusieron armar desde cero el área de neurociencia en Tigres. Armó las valijas y se fue a vivir a México. La incorporaron en el cuerpo técnico del equipo profesional y durante el primer semestre fue a todas las canchas del país de centroamérica junto al plantel. En aquel campeonato, los auriazules fueron campeones de la Liga MX. Luego, Daniela se integró también al femenino.
La neurociencia se encarga de estudiar el cerebro y en el deporte se aplica para optimizar las habilidades previas al movimiento: la visión, la concentración, la reacción. Los entrenadores la incorporan a sus entrenamientos con la intención de que los futbolistas tengan más herramientas para tomar mejores decisiones en la dinámica de un partido.
“Durante la primera etapa hubo un proceso de adaptación mutua”. Cuenta Daniela a un portal local de noticias y remarca que plantel tuvo que adaptarse a la presencia de una mujer en la cotidianeidad de las prácticas. “Somos como 60 personas y yo soy la única mujer”.
Daniela hace un trabajo individual con cada futbolista. Los jugadores de Tigres tienen dos entrenamientos: la práctica tradicional, con el entrenador y el preparador físico y luego los ejercicios de neurociencia, en el gimnasio, bajo la tutela de la ex Everton y Santa Bárbara.
“Estamos trabajando mucho en lo que son habilidades visuales. El 83% de lo que procesa el cerebro proveniente de los sentidos es visión. Entonces a la hora de entrenar algo que sirva para la toma de decisiones y para el rendimiento la visión es primordial”, explica Fuentes. “Los jugadores tienen un examen con un especialista en optometría, que se les hizo al inicio que, además de la bolsa visual, evalúa habilidades de visión: cómo el cerebro procesa la información y cómo devuelven la orden, la velocidad en los movimientos de los músculos de los ojos”, agregó.
Fuentes tejió su vínculo con Tigres luego de colaborar con el cuerpo técnico de Jaime Lozano para los Juegos Olímpicos 2021
Sobre la metodología, Daniela comentó: “Con esa información yo armo un plan de entrenamientos específicos para ese jugador. Dependiendo de qué habilidades visuales necesita ese jugador para entrenar”. En este sentido, explicó que en el “laboratorio” trabajan con pantallas, aplicaciones.
Daniela es hija adoptiva de la ciudad de las diagonales. Como tantos jóvenes, llegó a La Plata para estudiar una carrera universitaria y se fue recién después de cuarenta años, cuando recibió la oferta desde México. Nació en Rauch, una ciudad de 15.000 habitantes, ubicada a 270 kilómetros de la capital bonaerense y con 18 años eligió estudiar Letras en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).
Fuentes llegó a La Plata a los 18 y vivió más de 40 años en la ciudad, hasta que la contrató el Tigres
Si bien no pudo continuar con esa carrera, decidió establecerse en la ciudad. Fue madre, aprendió inglés, empezó a trabajar como artesana en un puesto de Plaza Italia, retomó su vida universitaria para estudiar Cine en Bellas Artes pero encontró su lugar en la Investigación Clínica, a la cual llegó por su dominio del idioma extranjero.
Su primer contacto con la neurociencia fue en la Escuela de Psicología Social de Quilmes. Allí hizo un curso de Coaching Ontológico y de Programación Neurolingüistica. Entre sus capacitaciones, realizó la formación en Neuropsicoeducación, Neuropsicoentrenamiento y Coaching deportivo. Años más tarde estudió Psicología Social en el Centro de Estudios de psicología social de Barcelona.
