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El Centro de Excombatientes Islas Malvinas de La Plata (CECIM), conmemoró este sábado los 43 años del alto al fuego en el conflicto bélico.
Durante el acto se solicitó, una vez, más, que se dé a “conocer la verdad de los hechos ocurridos”, en tanto que desde la organización destacaron la necesidad “de que nuestro pueblo sepa la verdad de lo que paso con sus soldados en Malvinas y no continuar con el ocultamiento de crímenes y la concepción de Gesta Heroica”.
Asimismo, Carlos Giordano, integrante del CECIM reflexionó sobre aquellos días y se preguntó: “¿Cuándo terminan las guerras?”, y reflexionó: “La de Malvinas no ha terminado nunca y cada vez que alguno de nosotros lo intenta, ahí salen los mismos de entonces a meternos en el laberinto sin dios (o cualquier otra criatura mítica, sea toro u oráculo) que nos vuelve a enmarañar en las nieblas nada metafóricas de los recuerdos de aquellos 74 días simbólicos de todas las muertes, de todas las torturas, de todas las traiciones, de todas las cobardías,de todas las venganzas que se tomaron con nosotros, contra nosotros”.
“Aquellos jóvenes ‘colimbas’ (nos llamaban así porque desde el inicio mismo de las levas obligatorias ya en los tiempos de las batallas por la ‘construcción de la Nación’, los oficiales y suboficiales de todas las Fuerzas esclavizaban obligando por la coacción violenta a que COrriéramos a LImpiar y BArrer sus mierdas, sus lustres, sus autoimpuestas medallas) fuimos y seguimos siendo (aún hoy, superando los 60 años casi largamente) carne de sus cañones, cuerpos de sus afiebradas torturas, sangre/motor de sus violencias impúdicas disfrazadas de “marchitas” entonadas al calor del olvido”, indicó Giorgano, que continuó: “Ser joven, hacer memoria, combatir con esperanzas de futuro, denunciar lo soez, enjuiciar lo ruin, reclamar por lo humano básico, comer-amar-respirar-reir-desear-jugar-trabajar-pensar, fueron los ‘pecados’ que nos hermanaron/hermanan con los jóvenes de las ‘primeras juntas’, con los jóvenes de las tropas a marchas patrióticas emancipadoras, con los jóvenes de las tolderías que poblaban los ‘desiertos’ y con los jóvenes que cayeron en cada batalla armada para organizar una nación pensada para sojuzgarnos, con los jóvenes que cruzaron todos los ríos a ‘pata’ para liberar y aclamar que sus líderes lideren y que no los llamen imberbes cuando el clamor se vuelva reclamo, con los jóvenes que lucharon y arrancaron a fuerza de votos-consignas-calle-barrios en alzas todos los derechos de las igualdades (de género, de raza, de ideología, de todo) aúnque aún hoy estemos tratando de que se apliquen igualitariamente, con los jóvenes que se armaron en medio de todas las proscripciones (que se las recuerda electorales, pero empezaron y continuaron siendo clasistas, clasificadoras, esclavistas), con los jóvenes desaparecidos-torturados-robados-violados-forzados-nuevamente esclavizados, con todos esos jóvenes somos hermanos hermanados sin desear sus destinos de muerte pero sí reconociéndonos en el sentido de sus luchas, sus memorias, en el retome de sus caminos, de sus testimonios…”.
Además, Giordano enumeró los momentos en que las guerras terminan, y expresó: “Las guerras sólo terminan cuando logramos transformar las razones profundas que las originaron, produjeron, permitieron; cuando logramos transformar los procedimientos por las cuales se las sigue legitimando como gestas, como patrias, como órdenes trascendentes“, y advirtió que ese momento llegará “sólo cuando hagamos que la Memoria recuerde-desarme-arme, cuando la Verdad sea colectiva, cuando la Justicia sea social, cuando la Soberanía sea popular, cuando la Paz esté comprometida verazmente con la liberación”.
En ese sentido, afirmó que “la Patria no es lo que nos enseñaron en los relatos que nos trajeron hasta acá, hasta este presente en cada uno de nuestros lugares”, sino que “la Patria-Matria-Fratria es lo que logremos hacer de nosotros para evitar que la continuidad de ‘sus’ guerras sea posible y deseable”.
“Abrazo compañero, compañeros. En el medio de la tempestad nacimos y así viviremos: llenos de truenos, ráfagas, relámpagos, tifones, huracanes y, como siempre, se trata de seguir dirigiéndolos/dirigiéndonos hacia el corazón de las tinieblas, hasta que se haga la calma, la alegría, la vida y sigamos estando aquí para compartir con todos, para todos, todo”, concluyó Giordano.
