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Acompañado por funcionarios de su gabinete, Javier Milei arribó esta mañana a Bahía Blanca para supervisar el operativo de emergencia tras el temporal que dejó 16 muertos y decenas de desaparecidos. La visita, sin contacto con la prensa ni los damnificados, generó repudios de parte de los vecinos.
El Presidente se hizo presente cinco días después del trágico temporal. Su arribo se produjo luego de reiterados pedidos por parte de dirigentes políticos, referentes locales y vecinos de la ciudad para que se hiciera presente en la zona afectada.
El viaje, mantenido en absoluto hermetismo por parte del Gobierno Nacional, tuvo como objetivo formal supervisar el operativo de asistencia y recorrer algunos de los puntos críticos. El Presidente partió desde Aeroparque a las 6:30 acompañado por su hermana y Secretaria General, Karina Milei; el jefe de Gabinete, Guillermo Francos; y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quien ya había estado en la ciudad durante la semana.
En Bahía Blanca lo esperaba el ministro de Defensa, Luis Petri, y también estaba prevista una reunión con el intendente local, Federico Susbielles. Durante su breve estadía, Milei visitó el Centro de Monitoreo, la planta potabilizadora de ABSA, el puente modular que se construye sobre el canal Maldonado y el hospital de campaña montado en el shopping local. Sin embargo, no dialogó con la prensa ni con ningún vecino afectado.
Desde Casa Rosada justificaron el carácter reservado del viaje asegurando que fue para “evitar una politización” de la visita presidencial. Sin embargo, la ausencia de Milei durante los días más críticos generó un fuerte malestar en la comunidad, al que se sumó el hecho de que el mandatario permaneció apenas un par de horas en el lugar y no se dignó a escuchar a los damnificados.
Repudios, gritos y una visita relámpago
Mientras el Presidente recorría algunos sectores de la ciudad rodeado por un fuerte operativo de seguridad, un grupo de vecinos damnificados se acercó al cordón dispuesto por las fuerzas para expresarle su rechazo: “¡Manga de caretas! ¡Traé los colchones, vení a escuchar a los vecinos que están ahí!”, gritaron. “¡Vienen para la foto!”, se escuchó también desde la zona afectada, mientras el mandatario evitaba todo contacto.
La escena fue el reflejo de una visita que, más que un gesto de acompañamiento, pareció una respuesta tardía y sin intención de empatía. Tras apenas un par de horas en Bahía Blanca, Milei se retiró sin ofrecer declaraciones ni recibir a las familias que todavía sufren las consecuencias del temporal. La llegada del tren solidario con donaciones, en paralelo a su visita, contrastó con la indiferencia percibida desde el Ejecutivo.
