Escuchar la nota
Getting your Trinity Audio player ready...
|
Con una “marcha de la esperanza” y un contundente mensaje de solidaridad anclado en las enseñanzas del Papa Francisco, el nuevo arzobispo de La Plata, Monseñor Gustavo Carrara, inició este sábado su ministerio pastoral. El primer “cura villero” en desembarcar en la capital provincial pidió a los fieles católicos “no dejen que me la crea”, instó a caminar “como Jesús … con los pobres” y “en comunidad” y dejó sentado cuál será el “plan de acción” que “inspirará” el sentido de su Diócesis.
La convocatoria comenzó a las 19.00 en el Santuario Arquidiocesano de María y todos los Santos, Basílica y Parroquia San Ponciano. Desde allí, la congregación partió hacia la Catedral platense, donde tuvo lugar la primera misa del Monseñor. De esta participaron, además de una multitud de creyentes, el gobernador bonaerense Axel Kicillof, y los intendentes de La Plata, Julio Alak; de Berisso, Fabián Cagliardi; de Ensenada, Mario Secco y de Magdalena, Lisandro Hourcade.
En ese marco, Carrara habló de la peregrinación de la esperanza que había encabezado unos minutos antes, con el inicio del Jubileo, que se celebra cada 25 años, como telón de fondo. Acto seguido, dijo: “Les pido por favor, recen por mí para que no me la crea y pueda anunciar que Jesús es nuestra esperanza”.
Luego narró el regreso de Jesús a Nazaret y dejó algunas definiciones que marcarán el rumbo de su misión, como las que Cristo compartió con el profeta Isaías: “‘El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ungió para evangelizar a los pobres’…como comenta Francisco, ‘el camino de Jesús comenzó en las periferias, va desde los pobres y con los pobres hacia todos’”, expresó; y afirmó: “Esta es la dinámica que queremos aprender, porque es la Iglesia que Jesús soñaba”.
De esta manera, remarcó que su trabajo pastoral comenzará en “los lugares de sufrimiento y abandono”, como Jesús, “curando a los oprimidos por el mal, sembrando esperanza”; pero sin “caminar solo”. “Él va formando una comunidad itinerante y misionera en torno a sí”, sumó.
Y como mensaje hacia la institución religiosa, añadió: “Llevar al Padre a cuantos encuentra es la meta (…) sobre el cual debemos reflexionar continuamente y hacer un examen de conciencia. La Iglesia debe reapropiarse de los verbos que el Verbo de Dios conjuga en su divina misión. Salir para encontrar, sin pasar de largo; reclinarse sin desidia; tocar sin miedo… La misión se realiza siempre cuerpo a cuerpo”.
Y subrayó: “Con estas palabras, Francisco nos invita a interiorizar el estilo de Jesús en el camino: salir, encontrar, tocar, curar…”.
Más tarde, Monseñor recordó que “el misterio de la Iglesia se realiza en la historia bajo la forma de un pueblo (…) Somos un pueblo en camino y todo el pueblo de Dios está llamado a anunciar la alegría del Evangelio: como bautizados somos corresponsables de hacerlo y para que esto sea verdaderamente posible necesitamos crecer en sinodalidad, es decir, en el caminar juntos, sin excluir a nadie”. Al tiempo que sintetizó dicho programa en cuatro conceptos: renovación, reforma, participación e irradiación misionera.
Otro pasaje importante de su palabra fue cuando anunció el “plan de acción” que “inspirará” el sentido de su Diócesis, basado este en el Papa Francisco, y sintetizado en los siguientes puntos:
– Que el primer signo de esperanza se traduzca en paz para el mundo.
– Mirar el futuro con esperanza es que aumente el deseo de transmitir vida, frente a la disminución de la natalidad.
– Un camino de reinserción en la comunidad para los privados de libertad, a los que corresponda un compromiso concreto en la observancia de las leyes.
– El cuidado de los enfermos, y de los que sufren patologías o discapacidades, que limitan notablemente su autonomía personal.
– Cercanía a los jóvenes, que son la alegría y la esperanza de la Iglesia y del mundo.
– Acogida y responsabilidad frente a los migrantes, exiliados, desplazados y refugiados, para que a nadie se le niegue el derecho a construir un futuro mejor.
– El cuidado de los ancianos, especialmente de los que experimentan soledad y sentimientos de abandono.
– No olvidar a los pobres que casi siempre son víctimas, no culpables.
– Una comunidad cristiana que esté siempre dispuesta a defender el derecho de los débiles. Haciendo eco a la palabra antigua de los profetas, el Jubileo nos recuerda que los bienes de la tierra no están destinados a unos pocos privilegiados, sino a todos.
“Nuestra Arquidiócesis de La Plata comprende los partidos de La Plata, Berisso, Ensenada, Magdalena y Punta Indio. Estamos llamados a discernir (…) cuáles son los signos de nuestros tiempos que más necesitan ser transformados en signos de esperanza (…) Les pido por favor que no aflojen, para que el Espíritu me inspire los caminos para que podamos compartir con los pobres la alegría del Evangelio”, concluyó.