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De Etcheverry al Club Juventud, el faro de dos títulos Pinchas y el reino de los amigos
“La investidura es algo que vos te pones afuera y está por encima de que está dentro, que es la persona. A mí como Correbo no me gustaba hacer unas cosas, pero como presidente necesité hacerlas. Estudiantes constituye una forma de ser y transitó siempre por un camino enmarcado por el prestigio”.
(Raúl Gerardo Correbo)
En la noche del miércoles 4 de junio de 2025 la ciudad perdió a uno de sus pilares en materia de los caballeros modelos que hacen a la dirigencia en instituciones de Bien Público. Raúl Gerardo Correbo partió a los 86 años de edad. Había nacido el 25 de abril de 1939, y sus padres lo hicieron socio del Club que en 1944. Al recibirse de escribano, y aún soltero, en 1981, el voto de los pinchas en una elección reñida —con cuatro listas— lo ungió Presidente, el vigesimoctavo en la vida institucional albirroja. Antes, había colaborado en la mesa directiva de 1972, invitado por el ex jugador Alberto “Mocho” Viola, integrante del equipo “Los Profesores” de los años veinte y treinta del siglo XX.
ESCUELA RURAL, ORGULLO FAMILIAR
La historia puede comenzar en 1891, cuando nacía La Plata y las familias se instalaban a la vera de la 44, zona de chacras, quinteros que vinieron a poner el hombro y el esfuerzo comunitario a la zona de la actual localidad de Angel Echeverry. Hilaria Onzari de Correbo instaló allí, en 52 y 208, una escuela con el mismo título de autodidacta como el que poseía Pedro Palacios (Almafuerte) y funcionaba en el mismo seno del hogar, que compartía con su esposo Juan Manuel Correbo y sus diez hijos. La escuela fue autorizada como Particular número 29, por la Dirección Provincial de Escuelas en el año 1909. Quien era la madre de Raúl Correbo y luego la abuela del recientemente desaparecido Raúl Gerardo, ejerció la docencia entre las familias de la zona hasta que a una avanzada edad solicitó el cierre con fecha del 9 de marzo de 1933. Se trasladaron a La Plata donando el predio en el cual se construirá la futura escuela pública. Así fue que se concretó el traslado de la Escuela 3 (que funcionaba en la calle 9 entre 47 y 48) al solar de los Correbo, funcionando en la misma casa de doña Hilaria hasta que se levantó el edificio, y en 1962 el Ministerio de Educación la bautizó con el nombre de Hilaria en un acto donde estuvo el primer alumno, de apellido Bonfigli, que izo la bandera.
Gerardo Correbo (papá de Raúl) tuvo una vida laboriosa en la comunidad, integrando —entre otras cosas— la comisión fundadora de la Sociedad de Fomento Unión Vecinal. El mismo caballlero que, junto a José María Prado y Luis Contarelli, fundara la Federación de Instituciones Culturales y Deportivas. Cuando se produjo su fallecimiento en 1972, no faltó mucho tiempo en que se remitió una nota desde la Federación al intendente municipal, Capitán de Navío (R.E.) Oscar Macellari, al que expresaron “las importantes obras que le deben a don Gerardo Correbo, tanto en Echeverry, como en las luchas por las vías y barreras del Ferrocarril Roca en la calle Uno, y también tuvo activa participación en la construcción de dos caminos vecinales por el sistema de Fomento Vial-Agrícola, en Etcheverry y en otras zonas urbanas de La Plata, colaborando totalmente ad-honorem. Tiempo después, el Consejo Deliberante de La Plata le impuso el nombre de Gerardo Correbo a la calle 52 entre 229 y 232.
JUVENTUD, EL COMIENZO DEPORTIVO
Durante la pandemia, ante una solicitud telefónica de este periodista, Correbo accedió gustoso a un raconto de su historia personal en la dirigencia. Solo pidió un tiempo para cumplir la petición, ya que tenía problemas de salud de su amada compañera de vida, María Isabel Loza (también fallecida).
“Yo hice mis primeros pasos a los 21 años en el Club Juventud de 35 entre 1 y 2, donde jugué desde muy chico al básquetbol, como Secretario de otro gran dirigente como don Juan Bautista Castiglione, a quien me tocó suceder como Presidente apenas llegado a la mayoría de edad. También participé en la Comisión Directiva de la Sociedad de Fomento Unión Vecinal de Angel Etcheverry -mi pueblo adoptivo- llegando a desempeñar la Presidencia”.
La escritura fue otra faceta que realizaba con pasión y claridad. Su misiva continuó así: “En lo que hace al Club Estudiantes de La Plata, comencé a participar en el año 1972 bajo la presidencia de Zelindo Lentini continuando luego –un pequeño lapso- en la comisión presidida por el contador Ignacio Ercoli“.
“Pasados unos años, un grupo de amigos pensó que yo podía encabezar algún proyecto político-dirigencial dentro del Club al terminar los mandatos de Ercoli. Al terminar el primer mandato en 1985, era mi deseo retirarme por las necesidades surgidas por mi falta de ejercicio profesional. Se hizo el pertinente llamado a Asamblea pero al no presentarse ninguna lista, nos reunimos con un grupo de caracterizados socios y ex dirigentes, y resolvimos continuar hasta el 30 de abril del año siguiente. Allí me retiré con un grupo de compañeros, mientras que otros quedaron hasta la finalización del mandato legal”.
Para comprender su forma de ser, algún día lo describió Nelson Oltolina, siete años menor —es de 1931 y condujo a Estudiantes de 1986 a 1990—, “El carácter de Raúl era especial, de un señorito, con otra formación cultural, y era componedor”. Esa dupla, con otros pares directivos, motorizaron el regreso como DT del “Narigón” Carlos Salvador Bilardo, solo que Oltolina se enojó mucho al ver que Bilardo se iba a la Selección y Correbo lo despidió con una medalla de honor, deseandole toda la suerte en el ciclo junto al profesor Ricardo Echevarría.
HIJO ADOPTIVO DE JOSÉ MARIA PRADO
Don José, lo llamó cariñosamente hasta los últimos días, cuando aquel inmigrante español —nacido en 1896, y partió de nuestro lado a los 105 años—, había sido compañero incluso de su padre Raúl Correbo, en el ámbito de la Federación de Instituciones Culturales y Deportivas, que Prado presidió desde 1969 a 1986. Pero la relación entre Correbo hijo y Prado se afianzó a partir del movimiento “La Plata de pie”, con dirigentes autoconvocados con el propósito de revitalizar a la ciudad, un grupo que reconocía el liderazgo de Prado. No tenían connotación política y fue declarado de interés municipal por el Concejo Deliberante y de Interés Provincial a través de la ley número 11.000. Corría el año 1989, y cinco años antes don José se había retirado de la administración pública. Entre otras cosas, apuntalaron el proyecto de reactivación del Puerto de La Plata, la construcción del Estadio Único, la terminación de los trabajos de construcción de la autopista La Plata- Buenos Aires y la finalización del Teatro Argentino, y otros que no llegaron a concretarse, como el cambio de lugar de la terminal de ómnibus y el puente Punta Lara-Colonia. En definitiva, “La Plata de Pie” visibilizaba sus iniciativas con la voluntad de no transigir con la decadencia ni el vaciamiento de las actividades de la Ciudad y su región.
Lo integraron:
El tiempo pasó y para el cumpleaños 100, entre las decenas de amigos, no faltó Raúl Gerardo y su señora. Aquella jornada de 1996, por el impulso de concejales, bautizó el tramo de la calle donde vivía el español (la 51, en la vieja casa de 1327), desde la calle 20 a 23 con el nombre de José María Prado. Desde las 11 hubo un acto y la casa permaneció con las puertas abiertas, incluyendo los acordes de la banda “Paso de los Andes” del Regimiento 7 de Infantería, el descubrimiento de una placa con la bendición del arzobispo y la palabra del intendente Alak. Luego, invitaron el Ciudadano Ilustre a tomar la palabra: “¿Qué puedo decir yo luego de las palabras de monseñor Galán? ¿Qué puedo decir yo, delante de este hombre que me está mirando, y que como he dicho tantas veces, es un poco mi hijo, el estimado escribano Raúl Correbo?”.
“COCO” SÁNCHEZ, UN HERMANO GIMNASISTA
Con un año de diferencia habían sido elegidos los mandatarios de los dos clubes más grandes de la capital bonaerense, Norberto Osvaldo Sánchez, en 1980, y Correbo en 1981, ambos en diciembre. A partir de ese momento, se forjó un eslogan, porque el escribano siempre entendió que “ambos Clubes platenses éramos solamente rivales pero nunca enemigos”.
Y dijo alguna aclaró: “De Coco era amigo desde muchos años atrás, y está demás explicar cuál fue mi relación personal e institucional”.
Ese vínculo, con el Pincha y el Lobo, tuvo un momento que conmueve hoy a “Coco”, que en 1982, con motivo de la inauguración del Polideportivo de la calle 4 entre 51 y 53, cursó la carta de invitación a su par de Estudiantes, que se hizo presente. “Esa noche organizamos la pelea de boxeo, con Héctor Patri como fondo, y fui testigo del aplauso más grande de los gimnasistas hacia un Pincharrata”. El relato de Sánchez va más allá con un ejemplo más: “Cuando me pegaban porque tuve que presentar mi renuncia cinco meses antes, los periodistas le preguntaron por mi situación y Correbo (que era bicampeón del fútbol argentino) les dijo: “el Gallego Sánchez hizo incluso más cosas que yo, pero a él la pelota le pegó en los palos”.
“CACHO” DELMAR: LA ANÉCDOTA DE LA PLAZA SAN MARTÍN
Tras la gestión de Sánchez y un breve interinato de Hugo Barros Schelotto, en Gimnasia llegaron los aires presidenciales de Héctor Atilio Delmar, que contó con el primer envión gracias al ascenso conseguido en su primer año al frente del “Lobo”.
Correbo contó que “a Cacho lo conocía por su actividad comercial (7 Nº 777 y en su Comisión Directiva yo tenía varios conocidos. Fue así que a los pocos días de su asunción y acompañado por varios dirigentes concurrí a la sede de la calle 4 a presentar nuestro saludo, actitud que fue retribuida en la de calle 53, días después. Como anécdota risueña, recuerdo que tiempo después al encontrarnos con Cacho, y charlando sobre esos encuentros, le comenté que cuando lo fuimos a saludar perdí algunos dirigentes al cruzar la Plaza San Martín, y él me comentó que le había pasado lo mismo pero en el trayecto inverso”.
Uno de los hinchas fervorosos de la barra Pincha fue testigo de aquella visita de Delmar al acercarse al club, algo que causó sorpresa en un día de semana. En ese momento, confiesa el fana que pareció verlo “pálido” a Correbo ya que imaginó que iba a gritarle algún improperio al clásico rival, pero al revés de lo que pensaba, le estrechó la mano.
Esa buena relación con Cacho fue permanente. “Cuando Gimnasia logró el ascenso a Primera División, pasé por el desaparecido Hotel La Plata, y en un momento muy lindo saludé a Cacho y a muchos futbolistas y allegados”. Y sin estar más Raúl en la Presidencia recordará siempre el gesto de ser invitado a la Cena del Centenario de Gimnasia en el Pasaje Dardo Rocha.
ANÉCDOTAS EN LA CASA DEL FÚTBOL ARGENTINO
En el mismo sentido armonioso y colaborativo, Correbo recordó algunas situaciones en las reuniones en la Asociación del Fútbol Argentino, en la calle Viamonte 1366.
“Ambos Clubes teníamos la obligación de honrar a la Ciudad. A Cacho lo llevé a AFA el primer día en que él concurría a la reunión de Comité, y lo presenté al resto de los Presidentes. Muchas veces viajamos juntos. El entonces Tesorero de AFA era un dirigente de Ferro de apellido Pascual, que siempre se asombraba cuando al pedir el cheque que le correspondía a Estudiantes, si Cacho estaba ausente, también solicitaba el correspondiente a Gimnasia”.
Otra situación que contó gustoso el recientemente desaparecido Correbo describía la sala del Comité Ejecutivo, con su larga mesa, con todos los presidentes sentados y Julio Grondona en la punta. Frente a Correbo, Eduardo De Luca, que presidía la Divisional B, hombre del Club Defensores de Belgrano. “Hacía cuatro meses que había asumido y antes de empezar le dije a Deluca si después firmábamos los papeles por el jugador Ronci. Entonces, el colega se paró y delante de todos los presidentes dijo en voz alta: ‘¡Se ve que sos nuevo en Estudiantes, porque en Estudiantes el mejor documento que hay es la palabra!’”. La anécdota en primera persona, en una de sus últimas notas (al programa partidario Acá hay una Escuela), la remató con el orgulloso mandato: “Eso no lo hizo Correbo ni Mangano, viene desde los hombres que fundaron a Estudiantes y el prestigio del Club no lo podés poner en juego con cualquier cosa”.
