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Historias de vida

Los Estudiantes Racing de leyenda

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La rivalidad deportiva nació en la década del sesenta y continúa hasta estos tiempos. Los colores y la pasión siguen intactos.

24 de abril de 1966. Un punto de partida en la década del sesenta, donde las dos camisetas se enfrentaron con todas las fuerzas y a cancha llena, como sucederá el sábado 13 de diciembre en la definición del Torneo Clausura 2025.
El germen de una gran historia puede anclarse aquella tarde del ’66 en La Plata, cuando un solo campeonato anual regía en la Asociación del Fútbol Argentino.
El estadio de tablones de nuestra ciudad vio festejar a los de Racing en el lateral de calle 1 donde iban los visitantes. En la previa, Osvaldo Juan Zubeldía y Juan José Pizzuti juntos, viendo la reserva, tal se ve en una fotografía de revista Goles. El “Zorro” llevaba un año y tres meses de laburo. Callados, sin escandaletes, como han sabido llevar sus labores profesionales. El público, a un metro de ellos… Otro fútbol y ni hablar que otra sociedad. Delante del famoso José está don Ramón Mansilla, un santiagueño nacido en Añatuya, que fue respetado como utilero del Club. Hoy, su hijo Gastón Mansilla cumple una importante función en departamento de fútbol profesional. También silencioso, despojado de arrogancias. Ya vivió muchas tardes y noches de esplendor con Estudiantes.
Aquel “Equipo de José” gritó a fin de año en la cancha de Gimnasia y después se tuvo que bancar toda la hinchada unos 35 años sin repetir en el orden local. Ese año el nuevo Estudiantes, que ensayaba tácticas y promovía juveniles, finalizaba en el séptimo puesto.

Pasionales. El utilero Mansilla, José Pizzuti y Osvaldo Zubeldía

En 1967 el Torneo Metropolitano partió el bloque de equipos en dos mitades. Por primera vez, un torneo corto declararía un campeón a mitad de año. Pasaban a semifinales los dos primeros. Ya estaba entre los mejores 4 Eduardo Luján Manera, nacido en Concepción del Uruguay y al año “mudado” a la metrópoli, a Liniers. Se ve venía a paso firme aquel once de Don Osvaldo, y le preguntaron al “Oveja” Manera.
—¿Imitan a algún equipo importante? (textual del medio nacional)
—Zubeldía piensa que Racing es el mejor equipo. Y queremos ser como él.

Después siguieron consultando sobre las “jugadas preparadas, de laboratorio”, ante lo que Manera sonreía porque eso “tenía sus secretitos” y le costaba explicarlos. Pero de algo estaba seguro. “Vamos bien, nos vamos a clasificar campeones en nuestra zona”.

Aunque la zona la ganaría Racing por diferencia de goles, y el Pincha entró detrás (ambos con los mismos puntos, 29). Después de aquella remontada épica que le valió el apodo de “León” por el 4 a 3 ante Platense, se encontraron con Racing, en el Gasómetro, con récord de recaudación. La Academia se preparaba para la semifinal de la Copa Libertadores (que ganará) y le faltaron figuras (Cejas, Perfumo, Ruben Díaz y Rulli), pero contó con “Bocha” Maschio (incluido a último momento), el capitán Martín y el temperamental Basile (resultó el mejor de los blanquicelestes). Esa final terminó siendo un trámite porque Estudiantes desfiló hacia la corona, 3 a 0.

Antonio Spillinga con los puños; sufren Basile y Conigliaro

El “Coco” Juan Carlos Rulli nacido en La Pampa y radicado en La Plata por la labor de un padre ferroviario, se sumó a Estudiantes desde las menores (igual que un hermano manor). Luego fue vendido a Boca donde no tuvo buenas producciones, y en uno de los viajes en tren desde Villa Elisa a Constitución se encontró en un vagón con Zubeldía en momentos que iniciaba su proceso. Rulli cuenta que el propio OZle preguntó si deseaba volver, pero “no se hizo y nunca supe por qué”, dice a sus 88 años. Pero el destino le indicó Racing, donde en cinco años ganó todo, con 201 partidos (también lo dirigió en 1973). Consultado Rulli por este periodista sobre aquellos albirrojos que eran imbancables en la cancha: “Zubeldía llevó a la práctica un sistema que dio extraordinarios resultados. Era muy difícil entrarles y llegar. La gloria no se la puede sacar nadie. En la cancha te mataban, pero eran buenos muchachos”.
Rulli llegó a tener en brazos a Gustavo Cosas como niño talismán que salía con el once al campo de juego. “Lo conocí cuando era chiquito y lo llevaban a la cancha”, dijo sobre el actual entrenador del que planean hacer una estatua.

Allí colgó la pelota Raúl Madero, imposible para Spillinga

La final fue una marca grande en los duelos entre ambos. Juvenal en El Gráfico se dirigió a “Un triunfo de la nueva mentalidad”, y en otras líneas consideró que la “consagración deportivamente simpática, ha sido espectacular en su definición (en cinco días, del martes al domingo, ganó tres partidos notables y marcó 13 goles). Estudiantes dio una convincente demostración de aptitud creativa-atacante frente al campeón de 1966”.
“La superioridad fue abrumadora” declaraba Zubeldía en un vestuario exultante, mientras el DT no podía digerir su dolor por fallarle en la palabra a Manera. “Le había dicho que de llegar a la final jugaría. Pero después del triunfo ante Platense no podía tocar nada, de ninguna forma, a los que habían logrado una hazaña”.
El vencido, con la presencia de Perfumo y Raffo en el vestuario ganador, daban la hidalga felicitación. El “Mariscal” repitió elogios para Echecopar. “Este número 10 es un fenómeno. ¡Qué jugador! ¡Qué pique!”.

En ese vestuario Pincha había un asesor espiritual, el padre Tiscornia, pero también estaba dando aliento un arquero de la reserva, Horacio “Bebe” Espinosa, hoy radicado en Mar del Plata. Todo un tipo especial, que le ganó a la vida cuando en la niñez tuvo una parálisis total de los seis a los diez años. “Mis primeros pasos fueron en la silla de ruedas y con los consejos del profesor Alfredo Simonson, el que fuera preparador físico de Racing en 1950, 1951 y 1953, salí a flote. Viví con dolor ver a los demás jugar y correr”, explicó. Estudiantes fue el lugar donde logró recuperar la alegría que había perdido. Entró en décima división y si bien el sueño de primera sólo se le dio en algún amistoso, le quedará hasta hoy lo más jugoso: una hermandad con cada Pincha con que se cruza por las redes sociales o en una Filial de Mar del Plata. Recordó que “Bambi Flores es un hermano de la vida, como lo fue Echecopar“.

Zubeldía (izq.) con Horacio Espinosa a su lado, en el 3-0 en San Lorenzo

Espinosa cuenta una historia personal de aquel partido en el Gasómetro. “El día anterior estábamos en la concentración en el hotel Nogaró y el doctor Marelli hablaba acerca de José Ingenieros y una de sus frases memorables del libro de las Fuerzas Morales. Me pidió que leyera un párrafo del libro. Luego, el cuerpo técnico habló acerca de la importancia de la arenga para ir por el primer título histórico. Se hizo una votación y en un sombrero cada uno iba poniendo un papelito, y fue así que fui elegido para tomar esa palabra antes de entrar al campo”.

El mismo año que el León gritó su campeonato local, la Academia logró el título del mundo, el primero de un club argentino, al chocar tres veces con Celtic y definir en Uruguay con este zapatazo del “Chango” Cardenas, futbolista nacido en Santiago del Estero (provincia que este 13/12/2025 alberga la final en el Madre de Ciudades). A los 10 minutos del segundo tiempo, recibió del Coco Rulli, lejos del arco decidió avanzar un par de metros, “Murdoch no me cerró y miré al arco, a los palos, porque nunca miraba a los arqueros. Estaba a 30 metros. Le pegué con todo”, contó una vez sobre el gol que le cambió la vida. El 9 corrió a abrazarse con Pizzuti.

El multicampeón Racing era oriundo de Berisso, Rufino Ojeda, que al dar la vuelta olímpica Intercontinental ya residía en Gonnet. Fue creador de las casas de deportes que llevaron su apellido, en cinco sucursales en La Plata, Berisso y Ensenada.

En 1968 llegó la Copa Libertadores y se cruzaron más fuerte que nunca, en Semifinales. Llegaban por vías diferentes. Racing por ser campeón de América en 1967, y Estudiantes por una larga trayectoria de fase de grupos y cuartos de final. Primer partido en Avellaneda, el 18 de abril, en un clima delirante. Maschio (jugó ocho años en Italia) adelantó 1-0 al local ante una falla de Aguirre Suárez en la jugada del offside. La noche termina dos goles arriba para el Equipo de José. En la noche de La Plata el empate clasificaría finalista a Racing, que “enfría” el juego, pero a los 15 Perfumo comete falta y como estaba con demasiados nervios, agrede aBilardo y es expulsado. Luego, Pachamé debe seguir camino a las duchas…
Un córner de Madero no puede retener el arquero y capitán Cejas, y Fucenecco con absoluta libertad convierte el primer tanto. Iban ochenta minutos, y cinco más tarde Ribaudo pasa a Verón que hace estallar las tribunas. Y seis minutos más pasaron para el tercero Pincha, con un pique de la gran “Bruja” que mete el freno en el área grande, engancha la pelota con la pierna derecha en el momento que Mori lo cruza, y fulmina con la izquierda al mismo palo.

El “Flaco” Bilardo y el “Panadero” Díaz, uno de tantos cruces

El tercero y decisivo en River, una noche fría, de esas que sólo el fútbol puede elevarle la temperatura. El árbitro Angel Norberto Coerezza se ve obligado a extremar las recomendaciones para que reine la cordura. Media hora donde el albirrojo se muestra más armado, de llegar más al arco, pero con pobreza en la definición. Racing aguanta atrás y Basile ordena la salida, ganándole el duelo territorial a Bilardo. En el segundo acto el Pincha a la defensiva y con la jugada del off side que le sale bien en todas, mientras Racing con cuatro atacantes netos no puede llegar al arco. Zubeldía pone a Spadaro por Bocha Flores. Llegó el suplementario de 30 minutos con un Estudiantes agotado físicamente, con un Racing adelantado totalmente y descuidando al hombre distinto. Juan Ramón Verón, que a los 7 minutos recibe un pase de Conigliaro y ensaya una chilena increíble. Luego, el penal convertido por Cárdenas dejó 1-1 la serie y pasó Estudiantes por un gol a favor más en el global.

La chilena de Verón en tiempo suplementario

La mejor versión de Racing ante los verdugos del ’67 y ’68 apareció el 1 de diciembre de 1968, al ganar en La Plata, 3-1, a falta de tres fechas para el cierre del Nacional, que se llevará Vélez. El Coco Basile metió dos y uno Martinoli.
El Metro trajo dos victorias de Racing, en Avellaneda, 2-1 (Machado da Silva, Lamelza) y 1-0 en La Plata (otra vez el brasileño Machado da Silva), cerrando el año con el Nacional y un empate 2-2.


En otra serie decisiva que enfrenó a ambos, llegamos a mayo de 1983, dos partidos con diferencia de tres días. La ida en La Plata, rugía el León 3-1 goles de Trama y doblete de Hugo Gottardi, descontando Alberto Gizzi. La revancha se jugó en Huracán —Racing tenía suspendido su escenario— con triunfo académico 2-1 (Leiva y uno de Brown en contra, convirtiendo otra vez Gottardi). Esa diferencia de un gol en el aberage, llevó al Pincha a semifinales donde pasó a Temperley y luego se coronó en las finales ante Independiente.

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