Castellano advirtió que el abandono de las obras de infraestructura “ya compromete el desarrollo del país”

El presidente del Colegio de Ingenieros de la provincia de Buenos Aires, Jorge Castellano, advirtió que la infraestructura vial y urbana atraviesa un deterioro crítico y reclamó que se retomen las obras “de manera inmediata”, ya sea con financiamiento estatal o privado. En diálogo con Código Baires, sostuvo que la situación impacta de lleno en la actividad económica y que la ausencia de mantenimiento terminará generando costos mucho más altos con el paso del tiempo.

“Todos cirulamos por las ruta de la provincia y vimos los problemas que generaron las lluvias de hace unos meses”, comenzó indicando el profesional en relación a las dramáticas inundaciones sucedidas a mediados de este año; al tiempo que cuestionó la falta de avances de parte del gobierno de Javier Milei en relación a tan anunciado comité de crisis hídrica, que incluía la creación de cuencas y trabajos para facilitar el tránsito en los caminos rurales.

En este marco, destacó que las recientes declaraciones oficiales que desaconsejan las obras solo “expresan una postura ideológica”, porque -según afirmó- “no hay un momento más oportuno que este”.

Asimismo, contó que el movimiento de cargas hacia la Patagonia, especialmente por la expansión del sector energético, es una muestra de la la gravedad del problema. “Los que viajan hacia Neuquén por cuestiones laborales afirman que el movimiento de maquinarias es tremendo, y el estado de la ruta también es tremendo, pero porque están totalmente destrozadas”, señaló. Y afirmó que mientras el Gobierno nacional prioriza la extracción y la exportación de gas, “no se está haciendo lo mismo con la infraestructura necesaria para movilizarlo”.

En este sentido, remarcó que “cualquier estrategia para retomar las obras de infraestructura es válida, lo que no es válido es no hacer nada”, y recordó que distintos sectores vienen reclamando un plan concreto. “La Cámara de la Construcción, los gobernadores y los intendentes ven el deterioro constante en el territorio”, apuntó.

“El momento es este, donde se está incrementando la producción, se está ya empezando a exportar gas licuado, avanzando con tareas de la extracción; que es lo que está privilegiando como maquinaria de crecimiento la administración de Milei, y no vemos que se haga lo mismo con la infraestructura necesaria para movilizarlo”, describió.

Al respecto, Castellano citó un estudio de la Cámara de la Construcción que estima una “deuda invisible” por depreciación de infraestructura equivalente a 70 millones de dólares diarios, producto de la falta de mantenimiento. “Si no reparás una fisura en un revoque, dentro de cinco años gastás el triple porque empieza a entrar agua. Eso es lo que nos está pasando en otro nivel con la infraestructura”, comparó.

El ingeniero explicó que algo similar ocurre en las rutas asfaltadas. “Si la fisura se sella en tiempo y forma, la vida útil del pavimento se estira y el gasto es menor. Si no se atiende, se convierte en un bache cada vez más grande y en un momento deja de ser transitable”, añadió.

En este sentido, distinguió la actitud que lleva adelante la gestión de Axel Kicillof en el territorio bonaerense, donde no se abandono la obra pública. Es que, según indicó, más allá de que el deterioro se observe en todas las rutas, sin distinción entre provinciales y nacionales, “la Provincia intenta hacer algo”; mientras que desde la Nación “no se generó ningún plan que movilice recursos privados”, incluso si ese fuera el enfoque elegido.

Para Castellano, la situación es urgente. “El campo está inundado y el transporte de producción o materia prima no puede generarse rápido ni en la cantidad necesaria por el estado de las rutas”, dijo. Y consideró que es indispensable “un plan de mantenimiento que permita destinar recursos a la ampliación de infraestructura”, sin descartar ninguna fuente de financiamiento: “Los recursos pueden ser de cualquier origen; lo que no puede haber es que no se tome ninguna iniciativa”.

El titular del Colegio señaló además que los mecanismos actuales de mantenimiento -incluidos los caminos rurales bajo órbita municipal- “no han demostrado ser adecuados”, dado que las inundaciones y roturas se repiten año tras año. “Si la provincia se inunda y los caminos se rompen, es evidente que el método que usamos no es el ideal. Cambiémoslo”, planteó. Y reiteró que, pese a la conformación de aquel comité de crisis conformado en julio, “no hubo más novedades” y el Colegio ni siquiera fue convocado a participar.

Asimismo, mencionó, como contraste a la falta de un plan de parte de Milei, la experiencia de países limítrofes que “hacen obras todos los días”: “El ejemplo más claro es Paraguay, que está ejecutando su parte de la ruta transoceánica con inversiones constantes. Si países con menor desarrollo y menos recursos crecen en infraestructura, algo estamos haciendo mal”, resumió.

El ingeniero distinguió también dos conceptos que a veces parece que la administración libertaria confunde: crecimiento y desarrollo. “Crecer y desarrollarse no es lo mismo. Podemos aumentar la producción, pero si no usamos ese crecimiento económico para generar desarrollo tecnológico y métodos sustentables, cuando la extracción termine vamos a estar peor que hoy”, auguró.

Otro aspecto que al Colegio de Ingenieros le preocupa es la competencia desigual de productos y estructuras importadas. “Hoy se están construyendo naves industriales totalmente traídas en contenedores, hasta el último tornillo hecho en China”, señaló. En ese sentido, aclaró que no se trata de rechazar el comercio exterior, sino de reconocer que “la industria nacional no puede competir” cuando sus costos impositivos y exigencias normativas no son equivalentes. “Nuestros códigos constructivos imponen normas estrictas; no sabemos qué normas cumplen esas estructuras importadas”, advirtió.

Por último, reiteró el reclamo del Colegio sobre la carga impositiva que afrontan los profesionales. Recordó que los ingenieros inscriptos como responsables no pueden descontar IVA ni ganancias en gastos corrientes, y que pagan ingresos brutos más altos que muchas empresas constructoras. “Se evita un gasto ínfimo de matrícula y nadie se ocupa de bajar el 60% o más de carga impositiva que tenemos y que tenemos que trasladar a nuestros clientes”, cuestionó. Y concluyó: “Si no se encara la situación desde una perspectiva seria, viendo realmente cuál es el foco del problema, vamos a seguir teniendo lo mismo siempre”.