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Historias de vida

“Coco” Roldán, una historia de amor: el talentoso 10 tripero que es rival de Estudiantes por la Copa Argentina

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“Coquito espero que mañana si te toca jugar la rompas toda. Si es por el hincha que soy, que  gane el pincha. Pero si es por el corazón, hacé tres goles y ganen. Tkm, cuídate, y saludos a la familia”, le tiró mensajito de Whatsapp un vecino al que hoy será el 10 de Sarmiento de La Banda, Israel Alfredo Roldán, uno de esos anónimos que dirigió a este crack apodado “Coco” en un par de los ocho clubes de barrio donde lo vieron crecer: Gimnasista de Los Hornos, Chacarita Platense, DAGA, Julián Aguirre, ADISEC, Agrupación Fletes, Instituto y Comunidad Rural.
Era una suerte de niño mimado, querido y hasta adorado, pero “Coquito” disimularía siempre alguna carga pesada de quienes le decíamos “crack”, “vos sos distinto”, hasta un impertinente juego de comparación como “otro Maradona”. El solo quería jugar y allá por la zona del “Puente de Fierro” estaba muy feliz pese a los mandatos de llegar a ser un profesional.

“Coquito” es el primero, con camiseta de “Chaca”, abrazado por Fabián, con camiseta Pincha

Ya tiene 34 años, es padre, y el crack del fútbol que, finalmente, llegó a la Primera de AFA y desde hace una década es el jugador de la gran vidriera del Federal A, donde se hizo un nombre. Hoy a partir de las 18.10, lo veremos por la Copa Argentina ante Estudiantes de La Plata, el club que ama Fabián, su vecino (nuestro amigo en común) un hincha que iba a la vieja cancha con una máscara casera de León, y al que “Coquito” le sigue diciendo “papá”, pero que no podrá cambiar su sentimiento de hincha del Lobo, como sus cinco hermanos del verdadero padre, Miguel Roldán, un florista, tipo bueno si los hay. y Cristina, una ama de casa, hermosa mujer que crió a otros tres hijos. Viven en la calle 28 entre 81 y 82.
La voz le cambió a ese que egresó de la Escuela Primaria 36, pero su sonrisa sigue espléndida como un manantial que refresca, así como lo hace con su estilo de juego que salpica amagues, frenos, gambetas, pausas, asistencias milimétricas y latigazos al arco.

En Santa Fe. Anoche arribó Sarmiento de La Banda, con “Coco” Roldán

Su etapa de juvenil en Gimnasia tuvo un punto alto, en 2011, con la convocatoria en el banco de suplentes de la primera fecha del Torneo Clausura, nada menos que contra San Lorenzo en el estadio “Bidegain”. Esa tarde del 12 de febrero una multitud de triperos fue a ver el regreso de Guillermo Barros Schelotto. Empate 1-1 y el técnico Angel Cappa decidió que ingresara Milton Casco, y se quedó sentado con José Vizcarra y Fernando Monetti, entre otros. Don Angel le dio albergue entre los profesionales y escuchó a Darío Ortiz y Pablo Morant, que trabajaron con el enganche en categorías menores. Al final no se repetirá la chance del equipo superior, donde prevaleció el criterio de poner a los maduros en tiempos donde la Promoción fue el péndulo que los tiró a la B Nacional; luego, otro mercado de pases mandó a Roldán muy lejos de sus deseos y de los de los más fanáticos que estaban en la tribuna y en la casa, su padre Miguel, y sus hermanos “Cartucho”, “Manzanita”, “El Viru” (ya fallecido, al que le dedica los goles).

Reserva de Gimnasia y Tigre en 2011.

“Coquito” es la síntesis perfecta de los chicos que en los 2000 hicieron de La Plata una capital del talento. Arrancó en la misma época que lo hacían Lucas Pratto (un ’88, casi vecinos), Marcos Rojo (un ’90 como él), Guido Carrillo (’91) por subir a tres figuras descollantes a un podio caprichoso de este periodista deportivo, tres que se coronaron en distintas historia. La nómina hoy reclama un buen libro.
Roldán es zurdo, de los que “ya no se ven más”, tranco cansino, como si un poco de sobrepeso fuera un karma, pero ahí está, manejando los hijos, llevando el potrero al profesionalismo. “Con un enganche en una baldosa impresionante y una media distancia muy potente”, analiza su ex compañero Fernando Pasquale, quien compartió prácticas en Gimnasia y una campaña en Deportivo Merlo. Fue entonces un trabajo doble, llegar al predio, sin automóviles, cuando a las 5 AM tomaban el micro hasta el Once, con el termo de té caliente de “Coquito” para ir acompañan unos sorbos con las galletitas arriba del tren Sarmiento, hasta Morón, para bajar y esperar el 339 con el cartel que dijera: “Pontevedra x Ruta”; entrenar y volver a correr con la mochila y la matera por la avenida 9 de Julio, hasta el último pique del bondi que los dejara en La Plata. De lunes a viernes. Pegaron onda con el “Ogro” Fabbiani, que yaa colgaba sus botines justo antes de la pandemia.

Fernando Pasquale y “Coco” en el predio de Deportivo Merlo

El futuro llegó y la madurez del enganche lo llenaron de ovaciones en Sportivo Estudiantes de San Luis, Mitre de Santiago del Estero, Sarmiento de Resistencia, Ciudad Bolívar y en el actual Club Sarmiento de La Banda, otro grande santiagueño. Pero humildemente llegaba y hablaba de “ayudar”. Atrajo la buena suerte y los verdes puntanos ascendieron al Nacional B y en 2016 lograron ganar el único clásico de la Provincia en la máxima categoría de ascenso, 2 a 1 ante Juventud Unida (un gol de Roldán).
Cumpliendo sueños, en 2023 enfrentó a Independiente de Avellaneda, en el Estadio Unico Diego Maradona. El equipo bolivarense padeció la falta de ritmo oficial, ya que esta instancia de Copa Argentina los llama a jugar cuando no arrancó aún el Federal.
Cara de santo y corazón de guerrero, la palabra amigo es una brújula y en esa sensibilidad se brinda. “Preguntá lo que quieras”, escribió en el atardecer del lunes, cuando el micro del Sarmiento santiagueño ya había entrado a la provincia de Santa Fe, donde están a la espera de Estudiantes de La Plata por los 32avos de Final.

“Coco” juega de primera, apurado por Kevin López, de Independiente. Copa Argentina del 2023, en La Plata
El posteo de Coco Roldán y de su mujer

UNA VIDA MÁS ALLÁ DE LAS CAMISETAS

Marisol, su compañera, Catalina y Alvaro, los chicos, fueron las devoluciones más lindos, un cuadro perfecto que desconocía. Ella es de Altos de San Lorenzo, del mismo barrio, y en mayo se cumplirán diecisiete años del día que se flecharon. “Recién empezaba a jugar en el Lobo cuando la conocí, yo tenía 16 y ella 14, y a los dos años nos pusimos de novios hasta el día de hoy”.
Pasamos a los 10 que idolatra. “Diego es lo más grande de nuestra bandera, gracias a él todo soñamos con ser futbolista. ¡El más grande de todos los tiempos!” Y Leo Messi, otro fenómeno de la tierra donde nacen los mejores, y que cada día demuestra lo grande que es”.

Marisol, con Alvarito en brazos, y Coco con la primogénita Catalina

POR SEGUNDA VEZ ANTE EL PINCHA

“Viste lo que es fútbol infantil donde se terminan los partidos 8 a 0… Bueno, un día le doy la charla técnica y mi hijo me pregunta ‘qué hago’, vos robá la pelota y se la das a Coco, que se entretenga él. Por ahí, ya ganando por cinco goles, venía a decirme ‘sacame, que jueguen los otros chicos’. Siempre fue buen compañero”, se oye ahora un audio de Fabián Estuard, aquel de la máscara de León, actual directivo del CF Villa Lenci, que además de vecino lleva una etiqueta espiritual que le puso el propio Coco: es el segundo papá.
En 2019 ya lo movilizó hasta Arsenal de Sarandí, donde Roldán, jugador de Estudiantes de San Luis, se midió con el Estudiantes que entonces lideraba Gabriel Milito. Fue por Copa Argentina, los de “Coco” arrancaron con el pie derecho, cuando peinó una pelota que terminó en el gol de Felice, seis ediciones atrás. “Empatamos 2 a 2 y perdimos en penales”, apunta Roldán en diálogo con Radio La Plata. Los goles del Pincha fueron de Estévez y Retegui, y por penales clasificaron a Cuartos donde enfrentó a Central Córdoba de Santiago del Estero.

La zurda de “Coco” ante Estudiantes de La Plata, en Sarandí, hace seis años por la misma Copa Argentina

Lo bauticé “Coquito Maradona”, fue la tapa de un ejemplar de El Clasiquito, suplemento que salió en el diario Hoy durante. Una nota a los diez años, con la camiseta de Fletes, fue el primer encuentro. Nos llevó la energía hacia un grato ambiente familiar, con Fabián, aquel de la máscara de león. No se deben acordar, pero en aquel reportaje el pibe me decía que se había probado en Estudiantes, con Fernando Pacheco y Andrés Roldán —un primo, también de gran calidad con la pelota, que pasó por For Ever y Villa Lenci, ambos de la Liga Amateur Platense—.

Lo vi hacer malabarismo con una pelota grande como su cabeza, cuando al petiso se le caía por cansancio o porque alguno lo cargoseaba, que la suelte. Lo vi sonreír con la música de cumbia y en los corsos. Llevándose premios en un torneo de penales donde Lautaro Estuard, su mejor amigo (pincha) iba al arco.
El tiempo pasó, pero es posible recuperarlo en estos chispazos ante un teclado que reviven otra época, más artesanal, donde pocos “empresarios” se acercaban a cubrir necesidades como lo hacen hoy a edades cada vez más tempranas, con áreas de captación, extirpándoles la infancia para vivir en otra ciudad.
Coco Roldán se crió con un campito como único aliado para sus sueños, y al calor de su gente. Quizás hoy cumpla otro sueño. Enfrente, en el vestuario donde habla Eduardo Domínguez ya deben saber que no deberían dejarle un tiro libre cerca a los santiagueños de La Banda. Fabián, el de la máscara del león, también sabe…. pero dice que hoy quiere que le haga tres goles a Mansilla.
En el idioma del barrio, los que conocieron a Roldán, saben que el trabajo es sagrado y el trabajo fue, como pensábamos hace veinticinco años, que podía ser el fútbol mismo.

Octubre de 2000. El pequeño “Coco” derrocha su calidad en los campos del fútbol infantil
Torneo de penales en cancha de DAGA, cerca de su casa. Coco ganó varios premios en el 2004
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