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La banda entrerriana El Castillo de Eloisa desembarcará este 16 de noviembre en la ciudad de las diagonales para traer una selección de canciones propias y animar al público platense en una fusión de rock, bossa nova y candombe, entre otros géneros, durante una noche acústica en Casa Pulsar, en calle 58, entre 5 y 6.
“Mañana vamos a estar sólo nosotros y va a ser algo más íntimo, con la banda completa y con temas acústicos, para mostrar a la gente de La Plata lo que es El Castillo de Eloisa y todo lo que traemos de los pagos entrerrianos”, adelantaron a CódigoBaires.
La primera vez que los músicos, casi todos oriundos de Gualeguaychú, tocarán en la ciudad no será nada menos que en un fin de semana lleno de propuestas para disfrutar de la música emergente, a días del feriado nacional y del 142° aniversario de La Plata. Las entradas ya se pueden conseguir en el enlace del Instagram de El Castillo y también se podrán comprar en la puerta de Casa Pulsar. Los entrerrianos saldrán al escenario a las 21 horas.
“Esperamos que vayan con mucha ganas de escucharnos y de pasarla bien. [Queremos] que nos conzcan y se hagan fanáticos, que disfruten y sientan la familia que es El Castillo, eso que transmite”, contó uno de los integrantes. Sus obras están disponibles en todas las plataformas digitales y, desde el estudio de Radio La Plata, anticiparon que, antes de que termine el año, lanzarán material nuevo.
Los orígenes de El Castillo de Eloisa
“En Gualeguaychú hay un castillo que es muy hermoso; se ve cuando vas paseando por la costanera. Nos enteramos que lo había creado una señora que se llamaba Eloisa y que hay muchas historias sobre ella. Nosotros queríamos que el nombre de la banda tenga algo de allá y ese era el más perfecto que pueda existir para todo lo que genera la banda”, recordó uno de los músicos.
También contaron que el primer año de la banda, grabaron algunos temas en Santa Fe, en el estudio de Las Palmeras. “Nos fuimos los ocho a un departamento, una semana en que hacían 50 grados a la sombra. [Teníamos] un sólo ventilador y un colchón inflable. Nos turnábamos: el que grababa al otro día dormía en una cama posta”, relataron. Al resto le tocaba en el piso, “así que básicamente no dormíamos, estábamos en el estudio con aire acondicionado y un sillón”.
“Comíamos lo más barato que podíamos, pijoteando, porque no teníamos guita para otra cosa. Terminó esa semana, de mal humor, con calor y durmiendo mal y por dos semanas más no nos queríamos ver las caras”, contaron entre risas. Sin embargo, la experiencia logró fortalecer el vínculo de amistad con el que iniciaron el proyecto. “Nos unió mucho, fue una semana de convivir entre todos”, aseguraron.
Con todo su recorrido y más por delante, los chicos de El Castillo revelaron su consejo para otros músicos emergentes: hay que tener “ganas de mandarse y ser buena gente, porque eso nos ha servido para llegar a otros lados, marcar la diferencia desde ahí, saludar a los que te abren el local, juntarse con gente que tira para el mismo lado”.
