“Febrero es el mes de los mosquitos”, afirman con contundencia los biólogos consultados por un portal local de noticias tratando de definir la invasión de las máquinas de picar. “Son las hembras las que necesitan la sangre de los mamíferos para el desove en un ciclo rápido que va de 24 a 48 horas. Ahí ya están en condiciones de volar. La invasión puede durar 15 días más…”, es el sombrío pronóstico de los expertos sobre lo que le espera a La Plata, por lejos, la más castigada por el azote de los pequeños vampiros del aire.
La tristemente célebre historia de los parientes de nuestros mosquitos muestra cómo cambiaron a la humanidad matando a 52 mil millones de personas, de las 108 mil millones que han existido a lo largo de la existencia de la tierra.
En su libro “El mosquito” el historiador Timothy Winegard marca como cambió la historia de la humanidad, torciendo el rumbo de guerras desde el ataque a la Antigua Atenas, hasta la Segunda Guerra Mundial, pasando por la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos y entre otras la revolución Francesa. Momentos cruciales en que las enfermedades transmitidas por este diminuto vector, determinaron que ejércitos enteros se derrumbaran, que grandes líderes enfermaran y murieran o que las poblaciones fueran vulnerables a las invasiones. Millones de seres humanos vivieron y perdieron la vida a causa de este enemigo que parecía y sigue pareciendo insignificante.
Entre 1980 y 2010 la malaria provocó que 1.200.000 a 2.780.000 personas fallecieran por año, lo que supuso un aumento de casi un 25% de casos en tres décadas. La malaria sin duda mató a más seres humanos que cualquier otra enfermedad a lo largo de la historia.
El daño provocado por este minúsculo insecto selló el destino de poderosos imperios y naciones, paralizó actividades económicas y decidió el resultado de célebres guerras.
Su colectividad está compuesta por casi 3 mil especies diferentes, que jugaron un papel determinante que no puede ser comparado con ningún otro organismo del planeta. Malaria, paludismo, dengue, fiebre amarilla han sido transmitidas por las incisivas picaduras de las hembras.
Existen casi 3 mil especies diferentes de mosquitos a lo largo y ancho del planeta.
El valle de la Sombra de la Muerte es algo que los cartagineses y los hunos conocieron y padecieron por igual en sus intentos por asaltar Roma. El poderoso ejército de Cartago sufrió en las ciénagas el ataque de mosquitos con malaria que terminaron diezmando tropas que lucían como imbatibles. Otro tanto ocurrió con los Visigodos cuando intentaron atacar la urbe imperial, sorprendiéndolos, otra vez, la malaria junto a su Rey Talarico. Similar suerte y poca fortuna tuvo Atila el Rey de los Hunos, quien a pesar de sembrar pánico, destrucción y muerte claudicó ante una inesperada legión de mosquitos que entraron rápidamente en batalla y frenaron su avance, salvando una vez más a Roma. Lo que no pudieron los ejércitos más poderosos, lo logró este insecto que derrotó a Atila lo obligó a replegarse. Tuvo que volver a la fría y seca estepa, más allá de Danubio. Si bien no murió de malaria como Alejandro Magno y Talarico, en el año 495 murió a causa de un alcoholismo agudo.
La fuerza de la naturaleza cambió el curso de la humanidad a través de este pequeño insecto pariente –de los mosquitos más inofensivos– que hoy tienen en jaque a nuestra ciudad. Algunos testimonios son más que reveladores: “Ayer no había nada y hoy a la mañana, cuando salí al parque parecía una película de ciencia ficción. Las paredes estaban negras de mosquitos y se me subían al cuerpo por todos lados, me asusté mucho… nunca vi nada igual”, sostuvo un vecino en diálogo con un portal local de noticias.
Los mosquitos, pese a su aparente insignificancia, han ayudado a moldear el curso de la historia y hoy enloquecen a todos los vecinos.
Combatirlos, y repelerlos se ha convertido en una locura. “Estamos enfrentando una guerra, sin municiones”, relató una vecina a este mediomientras los espantaba agitando la ramita de un árbol, y agregó: “Comprar repelente cuesta entre 2 mil y 6 mil pesos y en muchos negocios no hay stock”. Los comerciantes consultados por este medio dijeron que “no entregan hace tiempo y lo que había prácticamente se agotó en la última invasión de mosquitos”.
La Plata vive un infierno provocado por un insecto que, así como doblegó a ejércitos y emperadores, hoy enloquece a la población. Su aparente insignificancia, como se ve aquí y a lo largo de la historia no es tal, y tiene el poder de alterar la vida de millones de personas.
