Los mosquitos no dan tregua en la región y no sólo abundan en plazas o parques y pican a todo el que se acerque sino que también se agrupan en grandes cantidades por el cielo y forman intensas nubes negras. En las últimas horas, un vecino que iba hacia Punta Lara filmó un insólito episodio y lo compartió con un portal local de noticias.
Según los expertos, La Plata, Berisso, Ensenada y gran parte del AMBA están sufriendo la presencia de una enorme cantidad de insectos de la especie Aedes Albifasciatus, que además de ser muy molestos, son vectores de la encefalomielitis equina, la enfermedad que afecta principalmente a los caballos pero puede también generar síntomas en humanos.
Un frentista se contactó con este medio y envió el mencionado video, que filmó desde un vehículo, que se trasladaba por diagonal 74 en dirección a Punta Lara. Tal como se puede ver en las imágenes, mientras el sol sale, los mosquitos se trasladan en enormes grupos formando negros enjambres.
El hombre detuvo su andar para registrar algo pocas veces visto. La larga hilera de mosquitos que se mueven sobre 74 se mezcla con el horizonte y a la derecha, otras cuantas filas más se mueven coordinadamente pintando el cielo con negras líneas.
Los mosquitos, que parecieran ir desde Punta Lara a La Plata, están en todo el noreste de la provincia de Buenos Aires. Las condiciones de calor y humedad sumadas a las últimas lluvias, generaron el clima ideal para su reproducción a gran escala.
Mientras los vecinos intentan protegerse con repelentes, solicitan, principalmente a la Municipalidad de La Plata, que se fumigue la ciudad y se corten los pastos. Sylvia Fischer, investigadora del CONICET, comentó que el insecto que transmite la encefalitis equina y se ha registrado en más cantidad es conocido como “mosquito de inundación”. “Lo llamamos así porque justamente se desarrollan sus larvas en charcos o cuerpos de agua temporarios que se inundan a partir de las lluvias ” dijo y agregó que, al ser un insecto evolucionado para penetrar con sus picos las gruesas pieles de los animales, a los humanos les duele o pica más de lo habitual: “por eso percibimos que su picadura es más fuerte y nos parecen incluso más agresivos. Esto y su abundancia generan una enorme molestia y por eso los notamos mucho más”, cerró.
