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Luisito de Cuestión de Peso, hoy: vende café y alfajores en Parque Centenario, bajó casi 100 kilos y busca una ansiada cirugía

“Cuando estás gordo no te da laburo nadie. Vamos a ver qué excusas ponen cuando sea flaco”, dice el exparticipante del reality en esta entrevista exclusiva con Teleshow

4 Nov, 2023
Por Milagros Monti
“Si esta entrevista me la hacías en noviembre 2021, yo te decía que no tenía muchas probabilidades de vida…”. Luis Zerda, popularmente conocido como Luisito tras su participación en Cuestión de Peso, se sincera con Teleshow a la hora de hablar de su pasado, de su presente y de su futuro. Un pasado en el que sufrió mucho por su obesidad, un presente en el que se está preparando física y mentalmente para una cirugía esperada, y un futuro cargado de proyectos personales y profesionales.
Luis, que llegó a pesar 300 kilos, ya bajó casi 95 en el último año y medio. En los próximos días se realizará un estudio previo a la cirugía bariátrica que espera poder hacerse antes de fin de año. “Cuando estás gordo no te da laburo nadie. Vamos a ver qué excusas ponen cuando sea flaco…”, lamenta, a la vez que desea conseguir un trabajo en relación de dependencia una vez que se recupere del procedimiento médico.
Mientras tanto, en julio de este año inició su propio emprendimiento: tiene un puesto de café en Parque Centenario los sábados y domingos por la tarde. Allí, además, vende algunos de los productos dulces que él mismo elabora, como alfajores, bizcochuelos y budín. Porque la cocina es su pasión: su sueño es tener su propio local. “Es a lo que apunto, sé que algún día lo voy a cumplir”, se ilusiona.
Luisito, de 37 años, inició una dieta dos semanas atrás y se prepara para la cirugía. Mientras tanto, su novia y un amigo suyo siguen atendiendo su puesto ambulante en el parque. “Bajar de peso es mucho: no es solo adelgazar, no es cambiar el talle de ropa y chau. Te modifica la forma de ser, te vestís en donde querés, podés viajar en transporte público”, describe quien comenzó a transitar en colectivo y tren hace muy poco.
“Cuando uno baja de peso, se acomoda todo: la relación con los demás, cómo expresarse con la gente que te rodea, con tu familia. Es un cambio tremendo, y se siente bien -continúa-. Obvio que hay días malos en los que uno no tiene ganas de nada, como todos, pero te ponés a analizar en lo que eras antes y a no querer llegar otra vez a eso. Entonces, mirás para adelante”.
Volviendo a su emprendimiento, Luisito agradece las muestras de cariño que recibe de parte de quienes van a pasar el día al Parque Centenario y prueban sus productos. Sobre todo, quienes vuelven por más. Lo que significa que les gustó lo que elabora. “Tengo un puesto chiquito, pero al menos me sirve para tener plata. Mi incentivo y entusiasmo, más allá de la necesidad económica, fue a partir de ver que fui bajando de peso, cambiando la imagen, la forma de pensar, el querer proyectar. De todas formas, los objetivos son a corto plazo: no hay que ponerse metas largas, sino tratar de cumplirlas”, resalta Luis, quien está asesorado por un grupo de profesionales que lo ayudan a prepararse para la cirugía.
También destaca el rol de su familia, sus pilares desde siempre. “Están al tiro”, enfatiza, y suma a su novia, de quien prefiere no revelar el nombre para mantener la relación dentro del bajo perfil que lograron alcanzar en estos seis años de relación. “Ella vivió lo peor de mí, cuando estuve mal. Y ahora está viendo todo el proceso”, dice sobre la mujer que lo incentivó a concretar su emprendimiento. “A vos, que te gusta cocinar… ¡hacelo!”, le dijo. Y Luisito, de inmediato, tomó el consejo de su pareja.
Luisito habla de la dificultad que se le presentó cuando comenzó a cocinar, “teniendo un problema con la comida”. “Al principio pasé una turbulencia, no te voy a decir que no -advierte-. Después fui planificando, ordenando. Yo sabía lo que tenía que hacer, me enseñaron algunos tips para poder lograrlo. Le estoy poniendo ganas y voluntad”. Y resalta el apoyo de su equipo médico, al que considera “fundamental”. “Primero, agradecerle a la gente que confió en mí. Segundo, a la clínica del doctor Alberto Cormillot y todo su equipo, a mi nutricionista. Y al doctor Hugo Ruiz, jefe de cirugía bariátrica del Hospital Posadas, por querer operarme”.
Con respecto a su emprendimiento, agrega: “No lo hago para ser más rico o más pobre; lo hago porque me gusta, y porque tengo que afrontar gastos. También porque creo que es algo bueno y lindo, una experiencia de vida. Estás en la plaza, ves gente, hablas con uno, con otro, y así, se te va pasando la tarde”.
“Siempre me gustó trabajar en la cocina. Me encanta cocinar. Si me hubiera dedicado a eso me hubiera ido muy bien porque cocino bien. También me gusta aprender, uno siempre va aprendiendo”, reconoce Luis, sin perder las esperanzas de algún día poder dedicarse por completo a lo que le gusta, con su propio negocio gastronómico. “Para poder ser alguien, primero tengo que estar bien, aún mejor de lo que estoy. Y trabajo todos los días para eso. Pero la verdadera lucha empieza después: conseguir un empleo fijo”.
Luisito se despide a pura esperanza: “Tal vez en un año, en noviembre 2024, te cuente cómo estoy”, dice, consciente del pasado, seguro en su presente y augurando un futuro cargado de metas.

Infobae

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