En los últimos años, la alimentación natural y consciente ganó influencia en las sociedades y con ella los superalimentos: productos que ofrecen beneficios directos en la salud por su alta concentración de vitaminas, nutrientes, antioxidantes y grasas saludables.
Recientemente, expertos advirtieron sobre el consumo excesivo de uno en particular: el aceite de coco y sus derivados, que provoca inflamación, aumento de peso y está relacionado a la obesidad.
Un estudio del Journal of Funcional Foods, llevada a cabo por científicos de la Universidad Estatal de Campinas, Brasil, realizó una prueba con ratones a los que se les suplementó aceite de coco virgen extra con el objetivo de evaluar sus reacciones. Según determinaron, el aceite de coco dio lugar a alteraciones significativas en la ingesta de alimentos: aumento de peso, comportamiento ansioso, inflamación de los tejidos del sistema nervioso central, adiposos y del hígado.
El consumo de este superalimento alteró las hormonas del metabolismo, la leptina y la insulina, que son responsables de modular los mecanismos celulares responsables de la saciedad y el control de niveles de azúcar en sangre. “Los hallazgos sugieren que, aunque es un proceso lento y silencioso, suplementar con aceite de coco durante periodos de tiempo prolongados la dieta puede dar lugar a alteraciones metabólicas significativas que contribuyen al desarrollo de obesidad y comorbilidades asociadas”, explicó Marcio Alberto Torsoni, investigador del Laboratorio de Alteraciones Metabólicas (LabDiMe), vinculado al Centro de Investigaciones en Obesidad y Comorbilidades (OCRC).
En el trabajo se recurrió a ratones sanos, a los que se les administró una dosis diaria de aceite de coco durante ocho semanas. De acuerdo a lo expresado, esta cantidad equivaldría aproximadamente a una cuchara sopera (13 g) de forma diaria, o al 5% de las calorías provenientes de grasas saturadas en la dieta de un adulto con un peso adecuado.
Frente a esto, Torsoni argumentó: “El consumo de aceite de coco como parte de la dieta habitual o como complemento alimenticio ha aumentado considerablemente entre la población. Sin embargo, no se recomienda como suplemento para tratar enfermedades o mejorar la salud”. Para él, es fundamental que se acuda a un nutricionista antes de iniciar su consumo.