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Federico Beilinson, el compositor platense que se prepara para la gira con su ensamble

Beilinson es un guitarrista, compositor de jazz y arreglador musical nacido en la ciudad de La Plata. Ya recorrió Europa y se prepara para una nueva gira.

Federico Beilinson

El compositor platense, Federico Beilinson, se prepara para la gira de Escenas Musicales Argentinas, un ensamble musical de folklore compuesto por un total de ocho instrumentos que el próximo 9 de septiembre tiene su presentación en el Teatro de Cámara de City Bell. Se trata del primer octeto conformado por el músico que ya ha recorrido escenarios europeos como solista de guitarra presentando sus obras musicales. 

Beilinson es un guitarrista, compositor de jazz y arreglador musical nacido en la ciudad de La Plata y formado en la Escuela de Música Popular de Avellaneda, donde actualmente es profesor de guitarra y ensamble. En su rol de docente arma grupos de instrumentos y arregla música para las distintas orquestas de folklore que dirige. 

Pese a haber podido recorrer el viejo continente presentando material compuesto por él, el artista destaca que disfruta mucho de hacer música con otros y que en este octeto denominado Escenas Musicales Argentinas, compuesto por: flauta, clarinete, guitarra, dos violines, viola chelo y contrabajo, que lo “llena de energía”. 

En sus inicios, a poco de haber terminado la carrera de compositor viajó a Brasil para estudiar un curso de música popular donde le llamó la atención que todas las noches había sun session de música popular del vecino país. Al arribar al suelo argentino quiso replicar el concepto con el folklore y debido a las distintas versiones de las canciones del género, hubo que elaborar un Real Book de Folklore que sirva de guía en las sessions que a poco de salir a la luz fue utilizado como material de consulta en universidades nacionales como internacionales. Posteriormente el material fue editado y publicado por la Biblioteca Nacional.

En diálogo con un portal local de noticias, Federico Beilinson contó que desde chiquito tuvo su acercamiento con la música, ya que en su casa siempre se escuchaba música y tomaba clases de iniciación musical. Ya entrada su adolescencia a la edad de 13 o 14 años, al momento de tener que “elegir” un instrumento tomó la guitarra porque lo atrapó “desde el principio”. 

-¿Cuándo te diste cuenta que te querías dedicar a la música?

-Empecé a tomar clases de guitarra y cuando terminé el  secundario decidí estudiar música concretamente. Me anoté en la facultad de Bellas Artes de La Plata, en ese momento no existía la carrera de música popular como existe hoy en día. Empecé estudiando música clásica y en simultáneo me inscribí también en la Escuela de Música Popular de Avellaneda donde el perfil era otro más de instrumentistas, más práctico. En La Plata arranqué la carrera de Composición y acá en Avellaneda Master en Guitarra.

-¿Qué fue lo que te hizo elegir que tu formación sea en Avellaneda?

-El perfil de la institución de Avellaneda tiene tres especialidades siendo guitarrista podes profundizar en el mundo del folklore, del tango o en el mundo del jazz. Concretamente hice la carrera de jazz, pero los estudios en Avellaneda eran amplios, uno se especializa en un género y aún así se adentra en los otros dos géneros, entonces ahí fue donde empecé a conocer un poco más en profundidad. Después la carrera en Bellas Artes al segundo año la dejé, pero conocí a un montón de músicos de La Plata, mi generación de músicos la conocí en la facultad, así que en términos sociales o vinculares fue muy nutritivo. Dejé de estudiar ahí pero seguí en Avellaneda y en simultáneo tomaba clases particulares de instrumento y composición.

-¿En qué momento empezaste a formar ensambles o dúos con otros artistas y cuando fue el cambio del jazz al folklore?

-Siempre tuve actividades artísticas armando grupos, ahora en retrospectiva mirando para atrás siempre los grupos que armé eran grupos de música original. Eso era lo que contenía todo lo demás, el componer música nueva, original y por más que estudiaba jazz nunca era del todo jazz, siempre sentí que lo que escribía y tenía que tocar arriba de un escenario me tenía que representar en tiempo y espacio. Me pasaba con el jazz que nunca me terminaba de sentir auténtico, como que no tenía nada para decir porque estaba tratando de adquirir un lenguaje ajeno y empecé componiendo y, me sentía más auténtico. Me sentía más cómodo y que lo que decía podía tener un poquito más de peso que cuando componía cosas que de alguna forma se vincularan a la música argentina, ya sea desde lo rítmico, lo formal desde desde melódico. Así que ahí empecé a estudiar institucionalmente siempre sentí como una curiosidad y acercamientos que había partes de la música argentina, ya sea folklore o tango que ahí me sentía un poco más cómodo a la hora de componer, eso hizo por otro lado que tenga este grupo de música que hacíamos música mía.

-¿Cómo surgió la idea de la sun session de folklore?

-En la primera década de los 2000, no recuerdo bien el año, fuimos de viaje con el bajista del grupo que se llamaba Sadtva, a estudiar un curso de música popular, donde una de las cosas más linda que había era que todas las noches había conciertos. Me acuerdo que me impactó -porque yo venía estudiando jazz, ya me había recibido de la carrera y componía-, la sun session donde se improvisa sobre el repertorio de música popular brasilera. Ahí surgió la idea de hacer sun session de folklore. Volvimos a La Plata, conseguimos un bar que se llamaba La Mulata, donde todos los sábado era la sun session de jazz, entonces propusimos hacer todos los domingos la sun session de folklore. Así empezamos con este ciclo que se llamaba folcloration. Pero una de las cosas más nutritivas que tuvo este periodo fue, por un lado tocar con mucha gente que este repertorio hermoso, tocar con los que eran nuestro referentes.

-¿En qué momento deciden elaborar el Real Book del folklore?

-Sucedió que el primer día que nos juntamos, dijimos ’empezamos Zamba de mi esperanza’ y pasaba que todo el mundo la conocía distinta. Ahí caímos en la cuenta de que en las san session de jazz existe un libro que se llama The Real Book, que tiene un montón de obras pasadas a música y eso en el folklore no existía. Con el bajista tuvimos que hacer un Real Book de folklore. Nos obligamos a escribir tres temas por semana y cuando llegamos a los 100 temas arrancó el ciclo. Había muchas necesidades porque era un nicho enorme que estaba vacío y ese material, llamado Folkloration, empezó a circular -era la época de Taringa en internet- alguien lo subió no sabemos quién, la cuestión es que empezó a circular por todos lados y los puntos que se publicaron por nosotros lo usaban en un taller en las facultades de Argentina y facultades en Europa. Empezó a ser como material de consulta y era un material que lo habíamos hecho re informal, era para un uso casero. Así que hicimos una reversión, lo corregimos, pusimos citas de dónde lo habíamos sacado y eso lo publicó la Biblioteca Nacional, el máximo ente cultural. Esa fue también una de las grandes alegrías, Folkloration es un libro con la recopilación músico folklórica. El primer tomo son 200 temas que nosotros desgrabamos del disco y lo pasamos a papel. 

-¿Cómo surge Escenas Musicales Argentinas?

-Surgió en la pandemia, el Fondo Nacional de las Artes hizo una convocatoria para unas becas de creación, entonces se me ocurrió presentar este proyecto porque hacía rato que lo venía avanzando en la cabeza, componer música para una formación concreta que es: flauta, clarinete, guitarra, dos violines, viola, chelo y contrabajo. Propuse que quería componer una obra que iba a estar titulada Escenas Musicales Argentinas donde intentara hacer distintos movimientos que estén vinculados a distintas regiones de nuestro país e intentar describir esa región desde lo musical. El intento no era describirlos desde un punto de vista técnico, sino desde un impresionismo, de lo que me generan a mi las distintas regiones y ambientes. Concretamente tuve la suerte de que conseguí la beca, me puse manos a la obra, compuse la obra en 2021 y en el 2022 ya empezamos a ajustarlo con los músicos. Tenía el dúo de guitarra y clarinete, les presenté el proyecto y ahí empezó la búsqueda. Hace diez años que vengo trabajando con ensambles grandes, pero estos últimos dos años logré armar mi ensamble con grandes músicos y poder hacer mis composiciones. A principios del 2022 logramos armar un ensamble, se sumaron todos los músicos que les encanta el proyecto y yo tenía la fantasía armar un grupo, salir, tocar y seguir componiendo más discos. Pensar un grupo. Es un grupo grande que a mi me hace bien, lo mejor que me puede pasar en términos profesionales es tener este grupo, en un momento coyuntural tan incierto que todo es tan angustiante y más allá de los lineamientos políticos estamos en un momento lleno de incógnitas, desde lo profesional esto es lo que más me sostiene, realmente.

-¿Qué es lo que distingue a este proyecto y cuál es el desafío de representar a cada región desde lo musical?

-Es instrumental, original y es acústico. Tocamos sin amplificar porque estos instrumentos son como casi una orquesta, que son muchos instrumentos que tienen volumen, suena acústico y eso tiene impacto en el público que está buenísimo. Hace que el público, como espectador, cuando está escuchando algo acústico se involucre más, no se como explicarlo. Además, fue empaparme de la música de cada región, primero fue buscar un montón de temas, obras, un montón de versiones, compositores o distintas versiones y meterme en finito en cada género, cada región, ¿Cómo es?, ¿Cómo es su particularidad que la caracteriza con respecto a la región de al lado?. Un montón de cosas concretas que terminan siendo tecnicismos musicales. Es una realidad estética cultural que uno llega a eso y saca sus conclusiones teóricas sobre lo que hace que una sea una y no otra. Muchas veces lo que pasa cuando los músicos queremos tocar un tipo de música que no es de nuestra región, no la mamamos, que no es nuestro idioma madre, terminamos copiando lo superficial y termina pareciendo como una caricatura de eso. Es representar sin intención de hacer una caricatura o ser parte de una región de la que no soy y sin tener una visión globalizada de que ‘todo es lo mismo’. Sino decir ‘lo miro desde acá y me genera esto’ y, hacerlo sinceramente. 

-¿Tienen una gira pactada o algo que me puedas adelantar?

-Estuvimos tocando, en La Plata y Buenos Aires. Tenemos programada una gira para Balcarce y Mar del Plata y la zona para noviembre. El segundo sábado de septiembre, el sábado 9, tenemos una fecha en el Teatro de Cámara de City Bell. Va a ser un concierto hermoso que estamos preparando con mucho entusiasmo para presentar en una sala muy linda. Después tenemos una fecha más en Buenos Aires y en noviembre tenemos la gira. Estuvimos con bastantes conciertos y quedan por delante bastantes conciertos más. También estamos haciendo repertorio nuevo que en algún momento se verá reflejado en un disco. El disco Escenas Musicales Argentinas es un disco que grabamos el año pasado y se editó a principios de este año y está en todas las plataformas musicales. Además hicimos unos videos que están en Youtube con esas mismas obras que se pueden escuchar y ver, cuatro de las cinco obras ya están subidas, así que en breve se sube la última. 

-Si tuvieras que hablar en tercera persona y correrte, ¿Qué es lo que Federico busca improntarle o sumarle a la cultura musical?

-No sé si busca sumar algo adrede, me parece que en su viaje -yo soy demasiado impresionista- de intentar encontrarse en su lenguaje, su sonido. ¿Qué quiere componer?, ¿Qué quiere tocar?, ¿Qué quiere que suene?, si eso es nuevo o no es nuevo es secundario. Está en una búsqueda personal, como introspectiva. Por lo general -si llega a tener mucha suerte y llega a encontrar-, esas cosas suelen ser distintas, pero no es el objetivo que sea algo distinto. Muchos artistas como Astor Piazzolla o Atahualpa Yupanqui, hicieron música original que destaco que dejaron su particular idea y lograron tener una identidad sonora. Así que en el mejor de los escenarios sería buscar un lugar donde me sienta cómodo, sincero con lo que estoy diciendo, que tenga que ver conmigo en ese momento, porque uno va cambiando. En el mejor de los casos sería llegar a encontrar una sonoridad propia que la gente disfrute y le guste escucharla. No mucho más que eso. 

-¿Podrías decir que la música es parte de tu ADN teniendo en cuenta quién es tu tío?

-Uno puede ser adoptado y adquirir todas las formalidades de su familia adoptiva, así que el ADN no tiene mucho que ver. Todos estamos determinados por nuestra familia así que eso algún tipo de impacto (consciente o inconsciente) tiene, no es casual que a lo largo de mi carrera no haya hecho rock. No voy a hacer rock, no porque no me guste, me encanta escucharlos, soy fan del rock como toda mi generación. Pero mirando para atrás, mi deseo de tener una voz propia en lo que estoy diciendo, quizá tenga que ver con que en mi familia hay alguien que ya es músico y dejó su huella. De alguna forma esa búsqueda mía en la música tenga sentido por querer ser músico por mí mismo y que mi música tenga sentido por sí misma.  

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