El hermano de Silvina Luna, siempre estuvo abocado a ella y buscó mantener un bajo perfil fuera de los medios, incluso en los peores momentos. Semanas atrás, cuando arrancó la internación que derivaría en la muerte de la modelo, decía: “Yo lo único que quiero tener en la cabeza ahora es a mi hermana. Te pido por favor que le pidas disculpas a todos los que me escribieron pero estoy con la cabeza solo en Silvina. Por eso, no quiero ni pelear ni agradecer ni nada, porque me voy a concentrar en cuidar a Silvina”, decía.
En retrospectiva, aquella frase demuestra el rol que el hermano de Silvina jugó en sus últimos momentos de vida. Fue su bastión, estuvo a su lado de manera incondicional durante sus días en el Hospital Italiano, así como también lo hizo desde que decidió mudarse desde Rosario hacia Buenos Aires cuando la salud de Silvina comenzó a complicarse.
Además, Ezequiel fue el primero que levantó la mano y se ofreció a donarle su riñón cuando los médicos le comunicaron que la actriz necesitaba un trasplante. “A mí todavía me da cosa hablarlo. Yo sé que él está ahí, pero todo depende de muchas cosas y quiero ir paso a paso. Como falta, no me quiero adelantar”, le había dicho la propia Silvina a Catalina Dlugi cuando confirmó que había ingresado a la lista del Incucai (Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante).
La relación entre Silvina y Ezequiel, cinco años menor que ella, siempre fue muy fuerte. Unidos por el amor por la familia y la complicidad de estar siempre juntos. La muerte de sus padres, en 2008, fortaleció aún más su vínculo: Sergio El Negro Luna falleció el 10 de marzo, a los 50 años, y Roxana tuvo muerte súbita el 19 de agosto de ese mismo año. “Mamá se fue detrás de él”, contó la actriz en una entrevista íntima con Teleshow.
Por ese entonces, Silvina vivía en Buenos Aires, adonde había llegado desde su Rosario natal y en donde triunfaba en los medios luego de haber saltado a la fama por su participación en Gran Hermano 2001. Trabajaba como modelo, vedette y era figura de distintas obras de teatro y programas de televisión. Mientras tanto, su hermano seguía en la ciudad santafecina. Los único que los separaba era la distancia física, no así el diálogo diario y las visitas de uno al otro en cada oportunidad que tenían.
Tres años más tarde, la salud de Silvina comenzó a deteriorarse luego de una intervención estética que se realizó en 2011 con Aníbal Lotocki, quien le inyectó biopolímeros en sus glúteos, lo que le produjo hipercalcemia e insuficiencia renal que terminaría en el desenlace fatal. Desde entonces, Ezequiel siempre estuvo atento y en alerta sobre la salud de su hermana. Viajó siempre que ella lo necesitó el año pasado tomó la decisión de mudarse desde Rosario e instalarse en Capital Federal para acompañarla en todo momento. Lo determinó luego de una larga internación que ella transitó el año pasado y en la que él no pudo estar a su lado. Por ese entonces, estaba de viaje en Italia realizando trámites y regresó apenas tuvo la oportunidad.
Por aquellos días, y ante la ausencia forzada de su hermano, a quien Silvina definía como su “gran compañero y contenedor emocional”, quienes la acompañaron en esa internación fueron sus amigas íntimas, que para la actriz y Ezequiel se convirtieron en su familia, quienes también estuvieron presente estas últimas semanas.
Ya de regreso en el país y con su hermana por comenzar las sesiones de diálisis, Ezequiel, de 38 años, supo que quería estar al lado suyo de manera permanente y se mudó a Buenos Aires. “Con mi hermano somos súper cercanos, súper amigos y compañeros. Siempre fuimos muy unidos. Yo tuve mucha protección sobre él desde muy chico y, obviamente, cuando pasó lo que pasó se vino a vivir acá y estamos todo el día hablando y nos vemos casi todos los días”, contaba Silvina Luna sobre su hermano, quien es manager de DJs y experto en Bitcoins.
A mediados de junio, fue Ezequiel quien acompañó a Silvina a la guardia por un fuerte malestar que la llevó a quedar internada en la sala de terapia intensiva del Hospital Italiano. Desde entonces, su hermano se mantuvo a su lado, y fue al primero que vio y reconoció cuando lograron extubarla por poco tiempo ya que los médicos debieron volver a sedarla.
Este jueves Ezequiel está destrozado por la muerte de su hermana, su fiel compañera la que le ofreció su riñón. Y a quien eligió cuidar sin pensar en más nada y hasta el último día..