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24 Jul, 2023
Por Ezequiel Ruiz
Un nadador solitario bracea en una pileta celestial que se recorta de un contexto gris y casi tormentoso. La portada del nuevo y noveno disco de estudio de Blur, el flamante The Ballad of Darren, parece reflejar el estado de ánimo de cada uno de los integrantes del grupo. Un mundo privado hecho de recuerdos, experiencias y heridas mientras afuera todo está por derrumbarse, hecho a medida de Damon Albarn, Graham Coxon, Alex James y Dave Rowntree, todos entre los 54 y los 59 años, que ahora miran desde lo alto de la colina de la melancolía.
Mientras ya están de vuelta de todo tras beber de la miel y la hiel que implica ser parte de una banda de rock reconocida en el mundo, a la vez están enfocados en revalidar su vigencia con canciones nuevas. Un álbum que, después del experimental y caótico Think Tank (2003) y el instantáneo The Magic Whip (2015), supone una especie de vuelta a las raíces. Esas que cada tanto salen a mostrar al mundo de la mano de un catálogo que en los 90 compitió contra el de sus archirrivales Oasis, a la vez en que definió una parte del britpop, escena y etiqueta de la que aun reniegan.
Horas después de sacarse de encima la presión de tocar por dos días consecutivos en el estadio Wembley -el más icónico del Reino Unido-, Albarn atiende la videollamada de Teleshow desde un pueblo de Devon, región costera y agreste situada en el suroeste de Inglaterra. El inquieto artista -acumula diversos proyectos como solista pero de manera intermitente también se hace cargo de Gorillaz, The Good, The Bad & The Queen y Rocket Juice & The Moon- volvió por un momento su banda insignia y lo primero que dice es “epic” para referirse a la doble función histórica. “Fue eso, épico. No es una palabra que use muy a menudo, pero creo que en esta ocasión es apropiado”, asegura.
—Hace poco dijeron que este disco refleja a su generación, pero que también hay mucho del mundo moderno que podría atraer a un público más joven. ¿Todavía les interesa seducir al ajeno?
—Graham lo resumió de una manera muy sucinta. Una vez dijo que la esencia de la banda y la de las primeras filas de todos nuestros shows nunca cambiaron de edad ni de era. Siempre se mantuvieron en su edad correcta. Y la verdad que no lo sé. Quiero decir, realmente no tengo idea de por qué la gente todavía nos ama tanto, no entiendo muy bien por qué 160 mil personas vinieron a vernos hace unos fines de semana atrás, y cantaron y lloraron con nosotros. Es increíble que eso pase y es muy sorprendente que esto se haga realidad en muchos lugares del mundo. Pero no hay manera de que puedas controlar eso. No hay manera. Y pienso que si intentáramos atraer a una audiencia más joven, fracasaríamos miserablemente. Sería vergonzoso.
—Esta vuelta de Blur se inició con un show en Colchester, su ciudad natal. ¿Cómo fue volver ahí?
—Es discutible si es nuestra ciudad natal, en realidad. Graham no nació allí, Alex no nació allí, yo tampoco… Graham y yo nos conocimos en la escuela secundaria, cuando teníamos 12 años, ahí en Colchester. Y me quedé en ese lugar hasta los 18 años. Pero al día siguiente de terminar mis estudios, me fui a Londres. Es el lugar en el que pasamos nuestra adolescencia, entonces no da la sensación de ciudad natal. Pero obviamente, es un lugar importante en nuestro desarrollo y no nos hubiéramos conocido a menos que hubiéramos ido a esa escuela. En ese sentido, sí, fue agradable volver. Realmente no ha cambiado mucho a lo largo de los años. Y el lugar en el que tocamos, fue donde Graham y yo solíamos salir a escuchar música cuando éramos muy jóvenes. Cuando disfrutábamos de los placeres ilícitos del consumo de alcohol siendo menores de edad.
—Ustedes podrían vivir solamente de tocar sus grandes éxitos por todo el mundo y ya, pero se decidieron por un disco de canciones nuevas.
—No creo que se pueda volver atrás y tocar canciones como “Parklife” o “Song 2″ a menos de que avances antes de hacerlo. Y es por eso que este año fue increíble, de verdad, porque volvimos a tocar. Pero terminé todos los demos del álbum en diciembre pasado, mientras giraba con Gorillaz, y se los mostré a la banda en la primera semana de enero. Y luego trabajamos en ellos durante seis semanas, más o menos. Diría que tomó dos meses todo el proceso. Durante todo ese tiempo, nunca pensamos en: “Uh, tenemos que tocar en estos lugares…”. No pensamos en eso en absoluto, solo estábamos pensando en cómo podíamos hacer que este disco sea el mejor posible. Y fue solo hace unas semanas que realmente nos dimos cuenta de que: “Mierda, tenemos que hacer todos estos shows. Será mejor que aprendamos todas nuestras viejas canciones de nuevo”. Creo que ese es el secreto para tocar tus cosas viejas, no dejar de pensar en ellas, confiar en que lo recordarás cuando lo necesites, pero sin perder demasiado tiempo. Hay que tener el espíritu correcto.
—¿Cuál sería ese espíritu?
—El espíritu de la banda tiene que estar en el lugar correcto. Así, todo es mucho más fácil: si no quiero cantar una canción o Graham no quiere tocar sus partes de guitarra, simplemente no lo hacemos. No tenemos la presión de hacerlo ni de tocar lo que todos quieren que toquemos. A veces las canciones más obvias son las más placenteras de tocar. Y otras veces, simplemente, no es el caso.
—¿Sentís que el disco es una vuelta a las raíces de Blur?
—Sí, creo que la forma en que grabamos fue muy parecida a los discos de antes, con todos en la sala tocando todo el tiempo. Y no nos gustaba demorarnos en ningún tema, solo estábamos ahí trabajando en las que teníamos listas para que funcionen. Fue algo así como: “Bueno, pasemos a la siguiente si esto no funciona”. Fue muy fluido y sí… En cierto sentido, la única forma en la que podés hacer música con una banda es simplemente haciéndolo y moverte con tanta espontaneidad como puedas.
En las redes sociales se viene especulando acerca de quién es el Darren que está en el título del disco. La teoría más firme parece ser la que indica que el tal Darren era un guardaespaldas de Blur que ahora trabaja solamente con el cantante. Pero Albarn no confirma ni desmiente. “Bueno, supongo que al llamarlo así, permitimos que se hable de eso. Pero también permite que el álbum sea sobre todos nosotros. Él, Darren, es algo así como la fuerza unificadora de todos nosotros. En cierto sentido, Darren somos todos nosotros”, dice.
—Que hayan arrancado el disco con una balada, ¿habla del estado de ánimo actual de ustedes?
—Sí, creo que obviamente la balada es un estilo de canción que generalmente cuenta una historia que contiene cierta melancolía. Así que creo que es apropiado en ese sentido, en este momento. A lo largo de nuestra historia, escribimos muchas baladas. Creo que de alguna manera somos una banda que escribe baladas. Darren es un nombre que normalmente escuchas asociado a ese tipo de canciones, del género balada. Creo que volvimos a las baladas tradicionales, que siempre fueron canciones sobre gente normal, los cuentos y las aventuras de la gente normal. En ese sentido, es realmente muy apropiado.
—El primer single del disco fue “The Narcissist”. Para ser una estrella de rock, ¿es necesario ser un narcisista?
—Sí, probablemente. Definitivamente tenés que saber algo, tenés que mirarte mucho en el espejo porque cuando salís al escenario, tenés que saber quién sos. Si nunca te hubieras mirado en el espejo y hubieras subido al escenario, no tendrías ni idea de quién sos. Pero dados los tipos de narcisismo que existen, es más una especie de guiño a la idea de que vivimos en la era más narcisista de la humanidad. Hay una pandemia de narcisismo.
—”We have lost the feeling that we thought that you never lose”, cantás en “Barbaric”. ¿Te pasó recientemente?
—Bueno, “un sentimiento que pensaste que nunca perderías” puede tener dos significados, ¿no? Puede ser uno en el que perdiste algo que era muy importante para vos. O también que te liberaste de algo que te resultaba muy difícil de soltar. Es ese tipo de juego de palabras en el que no sabés muy bien hacia dónde te dirige. La canción no es tan literal en cuanto a la pandemia o algo por el estilo. Personalmente siento que la canción es liberadora. Entonces, la pérdida de ese sentimiento es, en última instancia, algo bueno. Sea lo que sea.
—¿Qué significado tiene para vos el ruido del final de “The Heights”, en el final del disco?
—Es solo el ruido del final. Creo que eso es todo lo que estuvio reprimido: la ira, la ansiedad y la incertidumbre. Todo lo que se puede manifestar en un sonido masivo de feedback. Que luego simplemente, pum, se va, se esfuma. Es muy parecido a la vida, en realidad.
—Para componer siempre te inspiró tanto lo que te pasa como el mundo exterior. ¿Sentís que las cosas vienen empeorando?
—¿Empeorando? Quiero decir, definitivamente se están volviendo más agudas. ¿Están empeorando las cosas? Bueno, por supuesto que sí. Es inevitable que estemos en desacuerdo con la naturaleza. Estamos en contra de la naturaleza, en una gran batalla. Estamos en el medio de lo existencial y lo físico con la naturaleza, contra nuestra propia naturaleza, la naturaleza mayor. Y, sin embargo, nada de eso realmente importa, porque si proyectas hacia afuera y más afuera, terminas viendo todo en contexto con el cosmos. Y en ese punto no, nada está empeorando o mejorando. Sigue siendo el mismo planeta azul suspendido en el mismo sistema solar.
—¿Tenés algún tipo de esperanza?
—¿Que seguiremos suspendidos siendo un planeta azul? Creo que sí. Realmente no sé cómo vamos a resolver nuestros problemas más serios. Que Dios me perdone, pero solo tenemos 20 minutos para hablar de esto. No es justo que me hagas esta pregunta.
—Bueno, ya que hablamos de tiempos, para muchos músicos el segundo disco es el más difícil de hacer para una banda. Este año, se cumplen 30 de la edición de Modern Life is Rubbish. ¿Qué pensás de ese disco hoy?
—Oh, es la piedra angular en la que basamos toda nuestra razón de ser para haber regresado. Creo que queríamos habitar, de alguna manera, este mundo. Y sentir que todo era posible para nosotros. Salió justo antes de que nos volviéramos muy populares. Así que todavía teníamos esa sensación de estar afuera del mundo, soñando con ser parte. Creo que ese disco es la esencia de Blur. Y valoro su existencia porque creo que no estaría aquí hablando con vos ahora si no hubiéramos hecho ese disco..
Damon pisó la capital argentina por primera vez en noviembre de 1999 para dar dos funciones en el Luna Park con Blur. Por aquellos días el grupo tenía frescas las canciones de su álbum 13. Pero entre Coxon y los demás, las cosas estaban más que calientes. Tanto que se llegó a rumorear de que hubo trompadas entre el guitarrista y el cantante después del primer show. “Solíamos pelear mucho en ese entonces. Pero sí, eso pasó”, admite hoy Albarn. “Graham dejó la banda poco después de eso, así que te podés imaginar que en aquel entonces no estábamos en nuestro mejor momento. Pero eso fue hace mucho tiempo. Ya no hacemos eso ahora”, dice.
La última vez suya por acá fue el año pasado, cuando se presentó con las fantasías animadas de Gorillaz. Para el final del show, invitó a Trueno luego de que su hija Missy le mostrara la música del rapero argentino. “Mi hija es mi principal fuente de música nueva, siempre es la primera en mostrarme cualquier cosa que salga de Argentina o México. Ella habla español y siempre le gustó la música en ese idioma. Es algo que compartimos, pero ella es la experta. Yo simplemente la sigo. Conozco mi mierda, la música que me gusta a mí. Así que cuando se trata de lo último que sale en alguna parte, no necesariamente voy a tomarlo porque me lo muestre ella. Ella está mucho más en sintonía con lo que está sucediendo”, dice.
“Lo primero que me mostró de Trueno fueron los freestyles que soltaba en el pasado. Y se podía ver que era brillante. Cuando descubrimos que estábamos en el mismo festival, fue como: ‘Sería increíble si vinieras e hicieras Clint Eastwood’. Funcionó muy bien, fue un privilegio trabajar con él”, sintetiza.
La próxima de Albarn en esta ciudad será nuevamente con Blur y para cerrar el Primavera Sound: se presentarán el domingo 26 de noviembre en Parque Sarmiento junto a Pet Shop Boys, Beck, The Blessed Madonna y Carley Rae Jepsen, entre muchos otros. Un día antes, sábado 25, será el turno de The Cure, Róisín Murphy, Black Midi, El mató a un policía motorizado, Dillom y más. “Va a estar buenísimo, nos vemos ahí”, dice cordial para despedirse.