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Sorpresivamente, la joven de 19 años oriunda de Villa Elisa, Ámbar Anderfuhrn, que se había consagrado Miss CABA, pasando así a la etapa nacional de la selección para Miss Universo, renunció al concurso. La candidata local lo comunicó este lunes, a través de su cuenta de Instagram.
“Es con sentimientos encontrados que me dirijo a ustedes para anunciar mi decisión de retirarme del certamen”, comienza en su comunicado. Luego, la joven explica fue una elección difícil, a la que arribó tras reflexionar profundamente y considerar “mis objetivos personales, lo que busco transmitir como humana y, sobre todo, como me siento mental y físicamente en la actualidad”.
La elección de Ámbar contrasta con el entusiasmo que mostró al ser elegida Miss CABA, en la etapa regional del concurso, a mediados de junio. Incluso, antes de superar esa etapa, la platense había contado a 0221.com.ar que tenía “muchas cosas por comunicar”. Por entonces, luego de hablar de su intención de convertirse en “portavoz”, la joven aseguró: “Me parece muy importante transmitir por qué quiero ganar este certamen, que no es solo para maquillarme bien, tener un peinado espectacular, saludar, sonreír y decir ‘soy Miss Argentina’”. Por entonces, la postulante había manifestado: “He sufrido bullying en mi infancia y esta oportunidad para mí es una prueba de que pude salir adelante siendo fiel a mis convicciones sin importar lo que dijeran de mí. Tuve una superación y una aceptación muy grande”.
Por ese motivo sorprendió su decisión de abandonar cuando faltaba poco para la siguiente etapa del certamen, en la que las representantes provinciales competirían en San Juan, donde el 6 de agosto se elegirá a la representante nacional en la 72a edición del concurso internacional Miss Universo 2023 que tendrá lugar en El Salvador.
“Durante los últimos meses, he tenido oportunidad de experimentar el mundo que rodea a una Miss y todo lo que eso conlleva”, comienza Ámbar en el segundo párrafo del posteo, que continúa con agradecimientos a todas las “personas maravillosas” que conoció, por sus “enseñanzas” y continúa: “Sin embargo, también he tenido que enfrentar una serie de desafíos, equilibrar mis pensamientos y sobrellevar situaciones inesperadas que también me llevaron a tomar esta decisión”.
Ante la consulta de 0221.com.ar sobre qué fue aquello de ese mundo que la llevó a desistir, Ámbar despejó las dudas: “No conocía los requisitos para las participantes”, afirma “me fui enterando sobre la marcha”. Si bien la joven sabía en qué consistía el concurso, asegura que dichos requisitos se fueron incrementando a medida que avanzaba la competencia. Los mismos implicaban viajar a diario a Capital Federal para participar de ensayos, prácticas de pasarela, aprender inglés y oratoria. Además, las participantes deben dar a conocer su proyecto social. A esto se agregaba, en caso de resultar seleccionada para representar a la Argentina, el requisito de viajar por diversos países del mundo y, entretanto, seguir ejercitando su cuerpo.
“Si hubiera sabido cuáles eran las condiciones básicas, seguramente hubiese tomado la decisión antes”, sostiene Ámbar. La joven de Villa Elisa había visto en el concurso una oportunidad para darse a conocer con su mensaje contra el bullying y el acoso escolar. Asegura que muchas aspirantes a actrices -como es su caso-, suelen participar de los concursos de belleza como un primer paso en su carrera.
En un principio lo había tomado con gran entusiasmo, pero al notar que las tareas que la competencia demandaba insumían tiempo y energía que ella quería dedicarle a su vocación de actriz o a la carrera de Relaciones públicas que estudia en Capital Federal, empezó a sentir agotamiento y ansiedad. Por eso, tras sopesar la decisión, decidió dar un paso al costado y que la oportunidad sea aprovechada por otra concursante cuya principal aspiración es convertirse en Miss Universo.
Además, Ámbar prefiere comprometerse seriamente con los proyectos que emprende porque es consciente de que hay equipos de trabajo que dependen de su decisión. Por eso, en cuanto supo que lo mejor era dar un paso al costado, se los comunicó. Luego, afirma, sintió alivio. “Creo que cuando tomamos una decisión, por más arriesgada que sea, lo importante es ver cómo nos sentimos: con paz, con miedo, inseguros, alegres. Cuando lo decidí, me sentí muy tranquila y con mucha paz porque sentía que me estaba escuchando y que estaba eligiendo lo que realmente quería”.
